Capítulo 4: Shaddy nunca miente.

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Vincent entró con suma cautela al hospital donde se encontraba La Morgue, esperando que nadie de allí lo reconociera o le obligaran a marcharse por ser tachado de sospechoso en la investigación de Ivy. Ya tenía suficientes problemas como para que encima no le dejaran reconocer el cadáver de su novia, o siquiera verla por última vez.

Se sentía nervioso, apresurado de corroborar la afirmación de su fiel amigo Shaddy. Ya ni siquiera estaba seguro qué era la verdad. Para él no tenía ningún sentido que alguien quisiera afanar el cadáver de ella. Sin embargo, sabía que algunos seres humanos son muy macabros y enfermos. Son capaces de hacer cualquier cosa para eliminar toda huella de crimen, aunque fuera disolver a Ivy en algún químico para que nunca más sea descubierta.

Todos aquellos pensamientos funestos invadían su mente, haciendo que sintiera un vaivén de nervios y empezase a encontrarse muy mal. Llevaba dos días controlándose las ganas de vomitar, podía estallar en cualquier momento, más con los insectos y las alucinaciones que le provocaba su compañero. Sabía que todo era psicológico, que el miedo y los pensamientos le provocaba malestar. Trataba de controlarse, pero sólo con el hecho de estar en aquel lugar, le era imposible apaciguar sus temores.

Cuando encontró la habitación, entró con lentitud. Se llevó una sorpresa cuando vio a una pareja llorando desconsolados. La señora poseía un pañuelo blanco sobre su puño, para limpiar sus lágrimas que caían sin previo aviso. El marido acariciaba el brazo de su mujer, tratando de aliviar su llanto, pero ni él mismo podía evitarlo. A su lado estaba Alexander, su hermano mayor que él no podía recordar. Le dedicaba reconfortadas palabras y el pésame a ambos.

Vincent no podía ver el cadáver de Ivy con tres personas en medio, tapando su delicado y pálido rostro. Solo pudo observar sus piernas.

De pronto, la mujer giró sobre su eje al percatarse de la presencia del varón. Empezó a fruncir el ceño y a señalarlo con el dedo.

—¡¿Qué hace ese bastardo aquí?! ¡Fuera! ¡Lárgate!

Su suegra lo despreciaba. ¡Su suegra lo tachó de asesino!

Las lágrimas inundaron sus ojos. Recuerdos. Muchos recuerdos de aquella amada familia.

Su marido no dijo nada. Ni siquiera miró a Vincent.

—Yo... Yo... —murmuró, sin saber qué decir.

La mujer siguió gritando, caminando en su dirección para propinar varias cachetadas en su mejilla, seguido de empujones y maldiciones. Alexander detuvo a la señora con melancolía.

El muchacho sollozó sin entenderlo. Notaba las fuertes manos de su ex suegra, que lo agredió con mucha rabia. Su corazón se hizo añicos. Deseó morirse.

—¡Fuera! ¡No mereces estar aquí! ¡Vete, Vincent! —vociferó ella.

Tardó varios segundos en marcharse de la habitación. Los miraba con pena, deseando comprender por qué la familia que un día amó lo tachaba de asesino, como las demás mentes cerradas del pueblo. Todos estaban siendo iguales. Juzgando a la única persona que estuvo con Ivy.

Shaddy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora