Fue en un café

Cena familiar

Despertar con el sonido a par de hermanos bajando a toda prisa por las escaleras de la casa era una cosa de lo mas normal para Cass Hamada, y es que sus sobrinos eran todo un caso. El mayor de ellos, quien tenia 21 años y estudiaba en la universidad, era un desastre cuando se trataba de construir sus proyectos escolares, este siempre terminaba pasando noches enteras sin dormir solo para asegurarse de que todo funcionara perfectamente, su otro sobrino, de 14 años y que también estaba estudiando en la universidad, era simplemente perezoso y dejaba todo para el último momento, completar sus proyectos normalmente no le resultaba tan difícil como al mayor ya que el pequeño era prácticamente Einstein, era demasiado inteligente pero también inmaduro ya que el pasaba noches en vela viendo películas o jugando videojuegos. Y por cosas cono esas era muy común para ambos pelear en las mañanas por ver quien usaba el baño primero o quien se comia el último tazon de cereal azucarado, todo por no despertar a tiempo.

Esa era su familia y ella la amaba, lo que no amaba era que ambos estubieran siempre tan ocupados, podía entender que la educación universitaria era algo complicado y que requieria tiempo, Tadashi ya no podria ayudarle en la cafeteria como antes solia hacerlo y siendo sinceros Hiro nunca la ayudaba, no porque el no quisiera, mas bien porque asi era mas seguro para todos, en una ocasión incendio la cocina intentando fabricar un robot que le ayudase con su negocio; y realmente el problema ahora no era que no tuviera alguien apoyandola en el café, eso ya lo había solucionado, el problema era simplemente que extrañaba tener a sus dos hombrecitos en casa, ¿cuando fue la última vez que cenaron los tres juntos?.

―¡Los extraño mucho! ―dijo, grito, la mujer mientras tomaba una dona del aparador, la décima que había comido esa tarde―. Te lo digo en serio, si paso otra comida sin tener a los dos a la mesa conmigo no se lo que hare ―hablo a su nuevo y pequeño empleado quien se encontraba limpiando la mesa de al lado.

De un par de mordiscos se termino su aperitivo, tal vez podría parecer que estaba siendo dramática pero era simplemente que no se acostumbraba a estar sola por las tardes, antes tenía a Hiro siempre a su lado, bueno, tal vez no precisamente a su lado pero estaba más cerca, y Tadashi se daba el tiempo de estar con ellos también, pero ahora el se veía mas ocupado qué nunca, además, Hiro parecía que vivía en los laboratorios de la escuela haciendo quien sabe que.

Las personas que estaban dentro del café en esos momentos ni siquiera se inmutaron, ya estaban acostumbrados a las extrañas actitudes de la mujer, solo esperaban que alguno de sus sobrinos entrara rápido por esa puerta, tal vez a ellos ya no les sorprendia lo emocional que podía llegar a ser la dueña pero ya iban tres días seguidos de escucharla decir sin parar cuanto extrañaba a sus niños, no querían imaginarse que podía llegar a pasar si la hacian esperar mas tiempo, por lo que ellos sabían últimamente los muchachos solian llegar separados a casa: el mas grande siempre llegaba antes, a veces llegaban juntos pero a muy altas horas de la noche, de hecho, los clientes regulares ya tenían un buen tiempo de no ver al mas jóven aparecerse en el café, mucho de menos estar en casa antes de oscurecerse.

―No, no, no, no, no te las lleves Miguel, aun no termino ―Fueron las palabras de la mujer al sentir que alguien estaba retirando el platón con las donas justo antes de que ella pudiera tomar otra.

―¿Quien es Miguel? ―pregunto el mas joven de la familia Hamada, quien aun tenía en sus manos todas las donas qué su tía aun no habia comido, la cual, apenas al escucharle se avalanzo sobre el para darle un enorme y asfixiante abrazo.

―Tía Cass, tranquila ―le dijo el menor mientras estaba aun aprisionado entre sus brazos―. Ayuda ¿alguien? ―los pocos clientes que aun estaban presentes simplemente sonrieron y siguieron en lo suyo, dejando al asiático a merced del cariño maternal de la de la dueña del café ''.