Prólogo

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No sabia lo que hacía, por supuesto que no tenía idea y no podía culparlo de nada, porque por mas ganas qué tuviera de hecharle la culpa a alguien era claro que al pequeño no se le podía culpar, si, el era la razón de muchas de las cosas que ahora atormentaban al adolescente pero no era lo , no a sus ojos al menos, porque, si bien el moreno era un factor crucial en lo que ahora le aquejaba no era el él culpable.

La culpa de todo la tenía tía Cass al haber puesto el letrero de 'se busca ayuda',tuvo la culpa en el momento en que decidió contratar a aquel niño sonriente que cargaba una guitarra en la espalda.

Si había alguien a quien poder culpar de todas sus desgracias de los últimos dos meses esa era su tía y su fabulosa idea de dejar a la persona más ingenua, hiperactiva y soñadora qué ha conocido deambular por su negocio en total libertad, cantando y bailando sin importarle lo que otros pensaran, repartiendo abrazos a medio mundo aun si llevaba solo horas de conocerlos, siendo como una terca y ruidosa bola de alegría que le sacaba mas de una sonrisa pero también le estresaba a puntos inimaginables por su inconsciente picardía y casi imposible inocencia. Al final solo podía concluir que era culpa de su tia, de su hermano, de sus amigos, de los raros de la escuela del latino y hasta del perro mutante de ese niño.

Pero antes de seguir lo mejor seria contar esta historia desde el principio, de como la tranquila y pacífica vida de Hiro fue corrompida por un mocoso llamado Miguel y de como, casi sin darse cuenta, este lo volvío un poco loco.

Fue en un caféWhere stories live. Discover now