Estupido alquimista de hielo.

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Estúpido.

Eso era todo lo que podía pensar de sí mismo.

Era una fría mañana de invierno, con la brisa matutina golpeándole el rostro y una notable capa blanca sobre los tejados de las casas y alguna amontonada en las esquinas de las mismas.

Su caminar resultaba extrañamente lento esa mañana, tal vez era que no había podido dormir bien esos últimos días, o las muchas misiones que había tomado últimamente, quizás era que las peleas con Natsu eran más frecuentes, o quizás la dura paliza que le había metido Erza luego de terminar con Juvia.

Juvia.

Ella era, la razón de su pesadez y de que se sintiera como un estúpido. Porque eso era. No era más que un imbécil que nunca supo valorarla como debía.

Porque ella siempre lo había amado, más que su propia vida y siempre lo había demostrado. Nunca dudo en salir en su defensa, e incluso confrontaba a Gajeel, con quien rara vez peleaba, solo por defenderlo. Le soportaba de todo únicamente por amarlo.

— ¿Gray-san?

Miro a la chica frente a él, con su cabello azul arreglado como de costumbre, su típica ropa, su suave voz, pero algo había cambiado.

— Hola Juvia —

Siguieron hablando como los buenos amigos, él la veía sonreír, brillar cómo un lucero en el firmamento mientras ella le comentaba quien sabe que cosa. Él únicamente asentía mientras volvía a repetirse lo mismo dentro de sí.

Estúpido.

¿Cuando había empezado a extrañar su ruidoso Gray- sama, sus constantes acosos, y su cálida presencia?

Fue luego de tomar aquella decisión, pero en el momento le pareció la mejor, después de todo no la amaba, eso era seguro, pero aun así, luego de ello comenzó a sentirse solo.

No, no fue de esta forma y lo sabía.

Al principio lo único que sintió fue algo de culpa, ya que sentía que había jugado con ella, y más cuando llovía a causa suya. Pero la soledad le vino de golpe cuando como comprendió que algo había cambiado, cuando de pronto paro de llover y ella de llorar, cuándo comenzó a arreglarse más y salir seguido de "misión", cuando comprendió que... La había perdido.

No la amaba pero... ¿Egoísta mente deseaba que ella si lo amara? No lo sabía, pero ya estaba tan acostumbrado a ella que ahora no podía dejarla ir.

Todos lo habían notado, ella no estaba sola, alguien la había cambiado, y eso a él le afectaba, pero en definitiva no la amaba.

— Hasta pronto Gray- san —

Cuando ella se fue, el saco un largo suspiro mientras la veía alejarse.

Fue entonces que a su mente volvieron todos sus recuerdos con ella, y fue cuando finalmente se dio cuenta de que nunca la trato como ella se merecía, no, pero pese a eso ella siempre estaba allí para el cuándo lo necesitaba sin preguntarle ni pedirle nada.

Sonrió tristemente, por qué era ahora que finalmente se daba cuenta de lo inevitable. Y todo lo que pudo pensar fue...

Estúpido alquimista de hielo.

pensamientosWhere stories live. Discover now