Capítulo 8: Quienes se enamoran.

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Podría decirse que el príncipe de Nohr había cumplido con uno de sus propósitos durante la última velada, pues aun si Kamui seguía ligeramente preocupada por la situación de la Familia Real de Hoshido, por lo menos Leon logró dibujar más de una sonrisa en su rostro; el mismo encantador gesto que él tanto adoraba contemplar en aquellas facciones faciales, y que esa mañana también suponía como lo primero con lo que se encontró al despertar...

— ¿Qué?

Todavía estaba adormilado, pero su cordura era la suficiente como para señalar que algo no le parecía del todo correcto. Y al intentar conseguir una mejor perspectiva del lugar en donde descansaba, atinó enseguida con un claro ejemplo que apoyaba su conjetura: ése definitivamente no era su dormitorio.

Ya no tenía sueño, éste desapareció por completo al ser nuevamente consciente del cálido cuerpo que yacía a su lado, mientras su mente barajaba imágenes dispersas de la noche anterior.

Leon siempre había sido la clase de persona que creía que las emociones podían ser controladas gracias a la aplicación de la razón, sin embargo, esta vez no quiso ponerse a cavilar en un trágico desenlace para ellos. Sabía que sus-... los problemas de ambos, procedían principalmente por su «falta de confianza» ante estas situaciones. Tener a la princesa dragón entre sus brazos era mucho mejor que cualquier imagen borrosa en su cabeza; decidió pasar la noche junto a ella porque lo único que quería era mantenerla ahí, a su lado.

Pero también, él no era la clase de persona que cometía una estupidez. No podía permitirse una libertad de ése tamaño. Y había una cosa que todavía le estaba molestando: temía que su intervención noctívaga fuese a levantar ciertos rumores equivocados entre los residentes del castillo Krakenburg. Aunque al ver el rostro durmiente de la princesa... maldita sea, simplemente titubeaba entre si sentirse culpable o no.

Ya no tendría que cuestionarse qué hacía bien o mal, pues se congeló inmediatamente al escuchar la casi inapreciable mención de su nombre, mientras contemplaba los rastros de confusión y sueño en esos cálidos luceros carmesíes de los que se había enamorado hace tanto tiempo.

Un segundo, dos segundos, tres; no hubo palabras, una dulce expresión en aquel semblante estaba de vuelta, sin embargo.

Pronto, todo lo que Leon podía ver era la ternura en los ojos de su amada, lo suaves que parecían sus labios y lo dulces que sabía que se sentían. Pero, de nuevo, eso es lo que siempre había sentido cuando estaba con ella. Había aprendido que el entrañable cosquilleo en su pecho cada vez que estaba con Kamui era algo más que emoción.

Ella era su conquista, su premio.

No fue necesario pensárselo dos veces antes de actuar. Llevó su mano a uno de los mofletes de su princesa, acariciándolo con ternura. Le sonrió entonces, porque la amaba y porque ella estaba ahí.

***

¡Mi regalito de Navidad para mis queridísimos lectores (un poco atrasado)! ♡

Ha pasado muchísimo tiempo desde que actualicé este fanfic; lo sé y lamento profundamente mi inactividad, pero es muy difícil volver a escribir después de un largo hiatus ;w;

Y bueno, con este capítulo por fin doy por concluida esta historia. Mis disculpas por prometer que habría mucho más contenido, la verdad es que me hice un completo lío con todo por... ¿año y medio?, ¿tal vez dos? Sólo tengan en mente que no quise publicar mis fallidos intentos por hilar las situaciones. 

Ya por último, quiero agradecerles por todos sus votos, reviews, favoritos, etc. ¡Me hizo muy feliz recibir tantos comentarios positivos! También me divertí un montón escribiendo esta historia, y espero que no sea mi última aportación de Leokamu para el fandom de Fire Emblem('• ω •') 

¡Felices fiestas! ¡Nos leemos!

❀℘ TE QUIERO SOLO PARA MÍ | REVISANDO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora