Capítulo 4: ¿Asunto arreglado?

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Fracaso y desgracia.

Los dos conceptos que el príncipe Nohrian más detestaba y que, lamentablemente, comenzaron a hacerse muy presentes en su vida a partir de la frase:

"No puedo enojarme con mi hermanito".

Tres días habían pasado desde que Leon tuvo aquella incómoda y poco agradable conversación con Kamui, misma plática donde la joven princesa le dejó en claro que sólo lo veía como su hermano. Esas palabras adquirieron un efecto tan profundo y negativo en su persona que incluso llegó a interpretarlas como una invitación para olvidarse del tema, entender que Kamui nunca correspondería a sus sentimientos y admitir su derrota... Pero le resultaba muy difícil el darse por vencido, se rehusaba a aceptar que las cosas terminaran de esa manera.

El príncipe no entró en un estado de depresión ni nada parecido, sin embargo, prefería quedarse en su habitación a buscar soluciones en lugar de salir y mostrarse en una condición tan... patética frente a sus hermanos o frente a alguien más. Además, lo que necesitaba era estar en un ambiente tranquilo que le permitiera concentrase mientras pensaba qué debía hacer, y difícilmente hallaría algo así en el exterior, donde se veía amenazado por la riesgosa eventualidad de tener algún encuentro con Elise, que si bien no se trataba de algo muy exasperante, sí lograba que se desviara de su propósito, o inclusive terminar la conversación le llevaba más tiempo del que deseaba.

También había estado evadiendo tener cualquier acercamiento con Kamui y no era porque le disgustara su compañía, al contrario, le encantaba platicar y pasar tiempo con ella, tan sólo quería evitar escuchar que le dijera «hermano», ya que le hacía recordar su aciaga situación.

Afortunadamente, sus horas de encierro y largos momentos de reflexión por fin tuvieron la conclusión anhelada, pues al fin se le ocurrió una idea que tenía que dar resultado. De todas las opciones que logró plantearse, destacaba una que sin duda le pareció la mejor.

—Aún existe la mínima posibilidad de que ella cambie su forma de verme... —se dijo, esbozando una sonrisa y levantándose de la cama, con el ánimo renovado—. Será un tanto complicado, pero tarde o temprano tendrá que pasar.

Ciertamente, Leon nunca se vio en circunstancias similares a las que ahora se encontraba. Para empezar, el hecho de llegar a enamorarse de Kamui estaba lejos de considerarlo una realidad, puesto que siempre pensó en ella como su hermana y nada más; empero, tenía la certeza de que la princesa terminaría por quererlo de la misma forma que él lo hacía, o entonces todo lo que se propuso e idealizó durante estos tres largos días habría sido innecesario y una gran pérdida de tiempo.

—Bien... —abrió la puerta, con la intención de marcharse en busca de su amada—. Si quiero que Kamui deje de tratarme como si fuéramos familia, debo darle motivos para que así sea.

Teniendo la certeza de que la mayoría de sus problemas se iban a solucionar, sabiendo que para conseguirlo debía proceder con sumo cuidado si no quería que un error lo estropeara todo, el joven se dispuso a continuar con su trayecto. Estaba muy contento y su júbilo mejoró en el momento que logró divisar a alguien no muy lejos de donde se encontraba: la única mujer que le causaba esa extraña sensación de «mariposas en el estómago».

Al ver a Kamui, enseguida apresuró el paso para estar junto a ella lo más pronto posible y, de esa forma, comenzar con sus intentos de enamorarla.

—Kamui.

—¿Ah? Eres tú —la mayor le sonrió ampliamente—. Estoy feliz de verte.

—Yo también.

—Comenzaba a preocuparme el hecho de que prefirieras quedarte en tu habitación en vez de pasar tiempo con nosotros —Kamui se enserió—. ¿Sucedió algo?

❀℘ TE QUIERO SOLO PARA MÍ | REVISANDO |Where stories live. Discover now