El chico recibió la carpeta de manera lenta, sin despegar la mirada grisácea de aquellos ojos esmeraldas que se desviaban a todos lados, para evitar mirarle. Estaba notablemente incómodo. —Con que Izuku Midoriya, ¿eh? —habló de inmediato leyendo todos los datos de su currículum. — ¡Ah! —exclamó de pronto, provocando que Izuku se sobresaltara un poco. No se esperaba ello.

— ¿Qué suce—Había sido interrumpido.

— ¡¡Pero eres un bebé!! ¡Tienes apenas dieciséis añitos, que ternurita! —exclamó pellizcando la mejilla pecosa con extrema confianza.

Izuku ante esto se removió con confusión y con su ceño fruncido, jamás había interactuado con un chico así.

—Jajaja, debes relajarte, pequeño. —sonrió el mayor, dedicándole una mirada dulce. —Eres demasiado nervioso, ¿sabes?

—Yo no estoy nervioso. —respondió de inmediato, observando al pelinegro con disgusto.

Estaba comenzando a enfadarse.

— ¿Oh~? Entonces explícame, ¿por qué desde que pisaste este lugar has estado moviendo de manera incansable tus manos? Y también, ¿porqué es que tu boca ha estado fuertemente presionada y temblorosa todo este tiempo en el que hemos estado hablando? —preguntó con su mano en el mentón, observando cada reacción del menor.

—Ah, yo... eh. —balbuceó. — ¡No he tenido suerte con esto, ¿está bien?! —exclamó de pronto, con su ceño fruncido. —Hoy he estado buscando trabajo en muchos locales y en todos me ha ido pésimo, yo necesito trabajar lo antes posible. —murmuró ahora, ya casi molesto. Había soltado gruñidos de manera baja, algo muy impropio de él.

Entonces suspiró, debía calmarse, aquel chico no tenía la culpa de que su día no estuviera transcurriendo de la manera que él esperaba.

—Me gustan las personas honestas. —respondió el chico, revolviendo los cabellos verdosos. —Mira, te iba a decir que "ya no necesitamos personal aquí". —imitó aquello con una voz chillona con gracia, observando como los ojos esmeraldas se apagaban.
— ¡Pero! —exclamó, tocando el hombro derecho de Izuku con fuerza, provocando un leve sobresalto en el menor que le miró de inmediato.

— ¿P-pero? —preguntó con ilusión.

—Mira, —formuló pasando su mano por la cabellera negra con paciencia. —yo en un mes dejaré de trabajar aquí, tengo una oferta que no puedo dejar pasar. Cuando eso suceda, hablaré con mi jefe y tú serás quien esté en mi lugar.

— ¡Ah! ¡Yo no podría aceptar algo así! —exclamó con rapidez, moviendo sus brazos con nerviosismo.

—Claro que lo harás, arbolito. —le sonrió.
—Acabo de anotar tu correo electrónico, estarás recibiendo mis correos cuando ya esté seguro tu puesto de trabajo aquí. —formuló enseñando su correo correctamente escrito guardado en su teléfono.

Sus ojos esmeraldas parecían luciérnagas de lo mucho que brillaban. — ¡M-muchas gracias, señor! —exclamó, con emoción. —Aprecio mucho su amabilidad.

—No es nada. Bueno ya tengo que volver a seguir en lo que estaba, nos leemos pronto. —Se despidió sin más dándole la espalda.

— ¡Sí, adiós! —exclamó alegre, extendiendo su mano recibiendo como respuesta una sonrisa del mayor que medio se giró desde la lejanía.

Había salido de aquel local alegre, hasta el momento tenía trabajo, pero no se conformaría con eso, el quería trabajar lo antes posible.

Aun así, agradecía aquel acto de ese hombre desconocido, Izuku pensaba que él realmente era muy amable.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Where stories live. Discover now