Capítulo 2: Haciendo vida social

3.1K 158 20
                                    

Cris POV

Me desperté sobre las diez y media, cuando oí la puerta principal cerrarse. Me asomé a la ventana y pude ver a mis padres coger el coche. Bostezé y me quedé pensando en lo que iba a hacer hoy. Decidí ir a conocer los alrededores y a hacer un poco de vida social.

Me dirigí a la cocina y vi algunos paquetes por ahí tirados, pero por suerte mis padres ya habían organizado un poco los alimentos. Me preparé el desayuno y me dispuse a devorarlo, pero vi una puerta que daba afuera y salí a ver que había.

Descubrí un pequeño jardín con una mesa con sillas y una sombrilla. Rápidamente, instalé mi desayuno allí.

Dándole un sorbo a la leche, me fijé en las casas de enfrente. En una pude advertir un movimiento y descubrí al chico de la ventana, como ya lo había apodado.

Estaba sentado en su cocina desayunando y mirando hacia fuera. En un momento dado, miró hacia mí y no supe que hacer. Nuestras miradas se encontraron y me puse muy nerviosa. Y a mi maravilloso cerebro no se le ocurrió otra cosa que hacer que me levantase y agitase ambos brazos para saludarle. Debía de parecer patética.

Él se dió la vuelta, molesto. ¿Pero qué le pasa conmigo?

Terminé de desayunar y me arreglé para ir a dar una vuelta. Mis padres me habían hablado la noche anterior de un parque que estaba a cinco minutos de casa y había decidido ir ahí.

Salí de casa y tuve algunos problemas con la cerradura, pues aún no me había habituado a la llave.

Después de cogerle el tranquillo, me dirigí hacia mi destino.

Al llegar al parque me senté en un banco y me puse a observar a la gente que pasaba. Hacía un día espléndido, ni una nube, sólo una suave brisa que hacía soportable el calor que había.

De mis pensamientos me sacó el berrinche de un niño. Al parecer, se le había caído el helado al suelo y le estaba suplicando a su madre otro, entre llanto y llanto.

A decir verdad, también me apetecía un helado. Busqué con la mirada un puesto o algo así, hasta que encontré una fila de personas en un camión. Lo había encontrado.

Me acerqué y conté cuatro personas delante mía. Me puse a pensar el sabor y al final me decanté por el de pistacho. Poco a poco, la cola fue reduciéndose y la chica que había delante mía pidió un helado de chocolate. El heladero le echó caramelo, le puso un barquillo y se lo dió. La chica le pagó y se dió la vuelta, dando un paso sin mirar.

¡Zas! El helado de chocolate acabó en mi blusa blanca, que además era mi preferida.

La mato, juro que la mato.

-¡Mierda! ¡Lo siento muchísimo, de verdad!-exclamó toda preocupada.

Me sorprendió mi respuesta:

-No te preocupes, son cosas que pasan.

Estaba muy nerviosa y para tranquilizarla le pregunté:

-¿Cómo te llamas?

-Laila, ¿tú? Oye, siento mucho lo del helado, no sé que puedo hacer para compensártelo.

Solté una risa para restarle importancia.

-Yo soy Cris, y me basta con que me presentes a gente de aquí, que soy nueva.

-Hoy por la tarde quedé con mis amigos en este parque, puedes venir sin problema.

-Vale, muchas gracias.

-Es lo menos que puedo hacer por lo del helado.

Oímos un carraspeo y nos dimos cuenta de que estábamos bloqueando la fila del camión de helados. Nos apartamos e intercambiamos números de teléfono.

Destinada a élWhere stories live. Discover now