Capítulo 1: La mudanza

3.6K 190 30
                                    

Cris POV

-No me quiero iiir-supliqué.

Íbamos a mudarnos a un barrio nuevo de la ciudad, y a mis amadísimos padres se les había pasado por alto el hecho de preguntarme mi opinión.

-Irás igual-respondió mi madre-. Ya hemos hablado sobre esto.

-¿Ni poniendo cara de cachorrito?-le puse morritos y ojos tristes.

-No.

-Pero a mí me lo dijisteis a última hora-contraataqué-. Aquí están mis amigos y...

-Cris, he dicho que no y es que no. Y ahora deja el tema, por favor-cortó.mi madre tajantemente.

Me resigné y subí las escaleras suspirando. Me senté en el suelo, en el medio de mi antigua habitación, ya vacía. Eché un último vistazo a las paredes y me detuve en una en particular, donde había una línea pintada.

Era una raya vertical a lápiz donde anotábamos mi madre y yo acontecimientos importantes, según mi altura, como 1,10 cm: Primer diente caído. La marca más reciente era 1,65 cm: Nos mudamos.

Me quedé divagando unos cinco minutos, hasta que mi padre gritó mi nombre, avisándome para que bajara:

-¡Criiis, ya estamos!

Grabé en mi mente aquella vista del conjunto de paredes que me había acogido desde siempre y, sin mirar atrás, bajé las escaleras.

Cogí la maleta y atravesé la puerta, ya abierta. Mis padres estaban junto al coche, intentando meter las maletas en un espacio extremadamente reducido. Dejé mi maleta a su lado y con gran pesar subí al coche.

De repente, se me ocurrió una idea. Puse la cámara del móvil y bajé del coche para hacerle una foto a la casa, con su jardín incluido. Acto seguido, la puse de fondo de pantalla.

Me metí de nuevo en el coche, mientras que mi padre, ya habiendo organizado el maletero, arrancaba el motor.

El viaje serían veinte minutos o así, pero se me hicieron eternos. Después de atravesar toda la ciudad, abrí la ventanilla, algo mareada.

Pronto llegamos a una urbanización, muy bonita, todo hay que decirlo. Las casas, pintadas de marrón claro, estaban alineadas en dos filas de diez chalets cada una, una enfrente de otra. Al fondo había una piscina común, al aire libre. Estaba en las afueras de la ciudad, pero no apartada de ella, sino como una calle más. El ambiente era muy agradable y acogedor.

Cuando pasábamos por delante de una de las viviendas, pude ver un chico extremadamente guapo, que nos miraba de mala manera, sin embargo no me cayó mal, no sé por qué.

Llegamos a nuestro chalet y aparcamos delante del. Nos cargamos de maletas y abrió mi padre la puerta. Inmediatamente pude ver un pasillo lleno de cajas, cajas y más cajas. Entré y puse las maletas en un rincón.

-¡Me voy a explorar la casa!-exclamé antes de que alguien me pudiese detener-. Y yo elijo mi habitación.

-Pero Cris... -empezó mi madre, pero yo ya me había ido.

Subí unas escaleras emocionada. Elegir habitación era lo que más ilusión me hacía. Al terminar las escaleras, pude ver una puerta que ponía: Cuarto de baño, y al lado de esta, otra con un post-it que rezaba: Cuarto de Cristina.
A la mierda.

Lo único que quería hacer era elegir habitación, ¡y ya lo habían hecho por mí!

Abrí la puerta decepcionada y me encontré una habitación preciosa. Se me quitó inmediatamente el enfado.

Las paredes estaban pintadas de verde manzana, y había dos grandes ventanas que hacían de la habitación un lugar muy luminoso. El escritorio y la estantería estaban en el sitio perfecto, y el armario, empotrado contra la pared, era muy espacioso.

Pero aún me sorprendí más cuando vi una puerta dentro de mi habitación y descubrí un baño con un tocador inmenso y, simplemente, perfecto. Tenía un espejo y varios compartimentos para guardar todo. Definitivamente, mi habitación tenía un diez.

Bajé dando saltitos y grité:

-¡Voy a ver los alrededores!

Antes de que pudiese oír un no como respuesta, cerré la puerta.

Miré hacia los dos lados y finalmente me decidí por ir hacia la piscina. El sol quemaba tanto que daban unas ganas enormes de darse un chapuzón. Lástima que estuviese cerrada.

Seguía andando y a lo lejos distinguí unas escaleras. Me acerqué y vi abajo unas pistas de tenis. Todo parecía ser perfecto.

Iba a intentar abrir la puerta para bajar pero alguien salió, provocándome un pequeño susto. Era el chico de la ventana.

-Hola, tú eres el de la ventana, ¿verdad?-le saludé.

Voy a ser clara, pasó de mi como de la mierda.

Musitó un débil "hola" y siguió su camino.
Será cretino.

En fin. Decidí volver a casa. Me había entrado el hambre de improviso.

Alex POV

Me puse a hacer los deberes de matemáicas al lado de la ventana, pues hacía mucho calor. A los poco minutos, oí la verja abrirse y vi un coche negro que no había visto antes. Me acordé de que hoy llegaban los nuevos y supuse que serían ellos. Un vecino había vendido su casa y se había mudado a otra ciudad y ahora tocaría conocer a otras personas. Fruncí el ceño.

Algo instigado por la curiosidad, me asomé a la ventana y vi una ventanilla abierta. Sentada estaba una chica de unos dieciseis años. Era bastante guapa. Nuestras miradas coincidieron durante unos segundos, pero el coche pasó de largo.

Cuando bajé la vista de nuevo hacia mis deberes, me entró una repentina pereza y decidí ir a jugar un poco al tenis. Me puse unas deportivas viejas, cogí mi raqueta y salí a jugar.

Tiraba la pelota contra la pared y le volvía a dar. Debía de ser más divertido jugar con un amigo, pero me apetecía estar solo. Sin querer, me acordé de la chica del coche. Me apetecía volver a verla, por alguna extraña razón.

A la media hora me cansé y recogí todo para volver a casa. Cuando salí, vi en la puerta de nuevo a la joven del coche. Me saludó y le murmuré un "hola", para dejarle claro que no quería hablar con ella. Seguí andando con el ceño otra vez fruncido.

Primer capituloo :)
Os gusta?

Destinada a élWhere stories live. Discover now