Velada compartida

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Después del incidente con Jungkook, Haneul no apartaba esas imágenes de su cabeza, eran como pinchazos que no se iban por más que agitaba su rostro.

Descubrió que su esposo era más peligroso de lo que pensó, y no porque fuese capaz de hacerle algo, más bien, porque probablemente ella cedería con facilidad.

— ¡Eh! Haneul. ¿Te apetece ir a beber unas malteadas?

Preguntó la amiga de Haneul, desde que comenzó el curso se volvió amiga de ella, aun cuando no lograba entenderla al cien por ciento.

— ¡Claro! Entre más tarde llegue a casa mejor. Además, quiero despejar mi mente.

— Eres una persona muy misteriosa ¿Acaso tus padres son mafiosos? ¿O vives con personas malas?

Haneul rodó los ojos.

— Estás demente, JiSoo. Simplemente no me gusta aburrirme sola, por eso lo digo.

— ¡Oh! Pues el lugar al que te llevaré te va a fascinar, el hijo del dueño es un bombón — Chocó sus palmas y suspiró.

— No voy en plan de ligue, solo me gustaría distraerme, beber algo delicioso y charlar.

— En cuanto lo veas te apetecerán muchas cosas más — Sonrió y levantó las cejas como diciendo "Si sabes a lo que me refiero".

— Vamos, si tanto te gusta deberías ser tú quien pruebe.

— ¿Bromeas? Yo ya tengo a alguien, Jonghyun no es mi novio pero me lo paso de maravilla con él.

JiSoo rió y caminaron juntas por una vereda que las conducía hacia la dichosa fuente de sodas. Mientras lo hacían hablaban de muchas cosas, Haneul trataba de omitir gran parte de su historia, le avergonzaba el hecho de depender tanto de un hombre.

— Llegamos, es ahí.

Señaló un lugar bastante mainstream, de colores llamativos, como si lo hubiese pintado un artista que se tragó algunos hongos alucinógenos. Las puertas eran como de goma, la música muy funky, los sillones de piel rojos. Era como vomito de arco-iris. Un sitio muy peculiar, pero para nada desagradable. Ambas chicas se sentaron en unos sillones del fondo.

En seguida se acercó un joven alto, ojos oscuros, cuerpo exquisito como si hubiese sido detallado por los mismísimos dioses del Olimpo, usaba lentes, traía puestos unos patines y tarareaba canciones de Jason Mraz. Su alegría era por demás contagiosa. Haneul se sintió cómoda.

— Hola, buenas tardes ¿Qué les gustaría consumir? — Sacó una comanda de la bolsa trasera de sus vaqueros, y una pluma que llevaba detrás de su oreja.

— ¿Puedo consumirte a ti? —Preguntó JiSoo de manera jocosa.

— Disculpa, pero no estoy en el menú. ¿Alguna otra cosa? — Él la ignoró con suma sutileza y amabilidad, que resultaba peor que si le hubiese dicho "No me interesas, perra"

Haneul no consiguió evitar reír, fue una carcajada nada disimulada. En seguida aquel muchacho la miró y curvó sus labios.

— ¿Tú deseas alguna bebida? Te recomiendo la malteada al estilo de Taehyung. Es la más deliciosa y demandada de aquí  — Comentó con presunción.

— ¡Oh! ¿Y qué tiene de especial?

Preguntó la castaña con curioseo, lo cierto era que ambos estaban desdeñando a JiSoo.

— Bueno, pues es una bebida que preparo yo mismo.

— Suena interesante como un chico que lleva esmalte de ajo en las uñas, sea capaz de entrar a una cocina y además prepare la bebida especial de la casa.

Esposos sin Derechos | COMPLETA |Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon