El hombre meditó por un par de segundos todo lo que había hablado Katsuki, y luego de beber un poco de whisky, hizo una seña con sus dedos de la mano derecha. Al instante llegó uno de sus hombres, observando a su jefe con obediencia.

—Búscalo y dinos su paradero exacto. —ordenó Teach, entregando la fotografía.

Ahora, era solo cuestión de tiempo para que su paradero fuera hallado. Generalmente toda persona que infringía las leyes o se encontraba amenazada por esta huía a éste lugar, ya que era un área abandonada por la ciudad y que nunca se hacía acto de presencia de la justicia. Los únicos que dominaban el área eran los más fuertes y los más codiciosos de poder en el bajo mundo y por ello, tenían mucha información útil.

Un leve carraspeo de garganta se escuchó en el lugar. —Entonces... ¿qué fue lo que hizo exactamente ese chico? —preguntó Kenjirou, sentado en la barra abandonada junto a Bakugou fumando con paciencia.

—Ese hijo de puta intentó matar a Izuku. —habló Bakugou con su mirada llena de odio, mientras se terminaba de beber el ron que le acababan de servir. —Si hubieras visto el estado en el que lo encontré. —agregó con sus puños fuertemente presionados.

— ¿Izuku? —preguntó, mirando hacia el techo

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— ¿Izuku? —preguntó, mirando hacia el techo. —Ese era tu alumno, ¿verdad? —insistió el pelirrojo con su mano en el mentón, tratando de recordar al chico. — ¡El de cabellos verdes! —terminó exclamando apenas recordó quién era.

—Sí, de ese inútil estoy hablando. —habló con molestia.

—Pero hombre, ese niño se ve muy inocente, ¿por qué tendría un problema tan grave? —preguntó dudoso, aplastando la colilla del cigarrillo contra el cenicero.

—Precisamente por eso se aprovechan de él, es tan jodidamente inocente que creen que tienen el derecho de hacerle lo que se les dé la puta gana. —dijo impaciente. —Y lo que no me perdono es que no es la primera vez, es la segunda. La primera vez la sabandija se me escapó por estar golpeándolo en la academia. —El crujir de sus dientes hacía sintonía con el crujir de los huesos de sus dedos en ese instante. —No sabes como me caga que abusen de los débiles.

—Bien, ahora que sé la situación podré ayudarte hermano, encontraremos a ese hijo de puta antes de que te lo esperes. —murmuró Kenjirou observando la espalda del rubio ceniza de reojo.

—Área norte, edificio 54, entre piso tres y cuatro. —informó el hombre a Teach quien se levantó con desgano, acomodando su chaqueta.

—Bien, ya oyeron. —Se limitó a decir para luego retirarse del lugar. —Más vale que la deuda haya quedado saldada, Bakugou Katsuki. —murmuró amenazante, antes de salir del lugar.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Where stories live. Discover now