LA ÚLTIMA PENÚLTIMA CARTA AL AMOR DE MI VIDA

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A Fernanda, la única, la trascendente, la Inigualable.

Entonces te fuiste sin despedida, y me dejaste como el deja el otoño las hojas de los árboles . Y yo, que solo soy un borracho quejumbroso, lo hago evidente para que sepas
la falta que haces en mis días y poder levantar una denuncia en contra de todas las casualidades que no te traen a mi.

Hoy se festeja un día más de un yo que no te tiene, de un silencio que corona todo lo que no me dijiste, de una palabra con alas que nació muerta y no dejaste volar por miedo a que cayera sobre mis ganas de acariciarte por última vez. Debo confesar que ya no tengo el suficiente valor, pero sigo aquí de necio, no sé qué hago queriéndote, en mitad de una indecisión que lleva meses callándome, matando lo poco que tengo para sobrevivir en un invierno que arde en la piel. Tengo conmigo una locura que bordea la desesperación y que lleva tu nombre como un sello. Pero te estoy queriendo contra todo pronóstico, como si no fuera suficiente la avalancha de contrargumentos que a veces me entierran. Y me esfuerzo por encontrar algo más que una salida: una oportunidad, aunque ya hace tiempo que no hablemos. He soportado ya suficientes guerras y masacres internas. Y de nuevo, contra todo pronóstico, yo logro sobrevivir, muy adentro, precisamente en el mismo rincón al que ya no diriges la mirada.

Y me desespero, y lloro, y ya no sé con qué pretexto calmarme. Un dolorcito vino a rentar un departamento en mi corazón, entre tu ausencia y mis recuerdos, y me pregunta dónde estás y yo le digo que te fuiste de viaje, que pronto vas a volver porque olvidaste darme un beso de despedida, y luego descubro que no sé fingir y aún así lo intento, como un necio que no quiere dejar que tu recuerdo se aleje demasiado por temor a que se pierda ¿Qué hago, entonces, mi cielo? ¿Debo resignarme a entender que no me quieres ya, o esperar a que te convenzas que soy a quien más has querido?.

Admito, güerita, que no sé fingir que el mundo existe si no es contigo. Alguien mencionó tu nombre hoy y solo pude pensar en los cuentos que me contaba papá, cuando era niño, antes de meterme a dormir. Algo hay de inocencia en todo ésta tristeza, cielito, que me espanta y que me hace querer volver a mi hogar, que tienen por domicilio tus brazos y la cama. Hay algo, yo lo sé, y me cuesta encontrar la paz bajo la cúpula de una catedral, en la oración de mi madre que pide por mí, o en la tristeza de mi perro que ya casi no me ve. A nadie le sorprende, no es ningún secreto: Odio a todo el mundo por igual desde que te fuiste, odio a la gente, pero odio más no estar a tu lado en los días en que más me necesitas. Me odio todo yo y odio no dormir abrazándote, y maldecir a todos excepto a ti y no dormir contigo, a tu lado.

Princesa, no estás, y no puedo comprender la espera de un "quizá vuelva" en un diciembre donde las sombras de mis pasos lloran por confundirse con las sombras de los tuyos. Esta ciudad sin ti, está repleta de faroles que me repiten una obviedad, una tristeza, tu nombre a mil kilómetros de distancia.

Me limito a contemplar tu partida y a sentirme como esto que soy, un montón de recuerdos inservibles que no saben qué hacer sin ti. La víctima estúpida de un chiste mal contado de la vida, que no me tiene frente a ti, mi Cielito nublado, mi oportunidad perdida, cariñito de las distancias, mi caricia moderada, mi ternura insensible, mi Fer...

Dejo de escribir, con tristeza, para entrar en un vacío ondísimo que solo la oscuridad de mi cuarto, creyendo que son los faroles de estas calles, me van a permitir escribir todo esto que te he dicho ya. Te quiero. Ojalá vuelvas pronto, antes de que tu ausencia termine arrasando todos mis paisajes.

¡Benditos sean los días que pase a tu lado, la vida compartida y los sueños entregados!

-Diego De Los Santos-
Fragmento del libro " Cartas de Amor para mujeres que no van a los antros"

CRUCE DE CAMINOS (CrossRoad)Where stories live. Discover now