Golpeo su pecho de forma insistente y él ni si quiera se queja, no hace nada solo deja que lo golpee, sabe que eso consigue calmarme de alguna forma, pero ahora mismo lo odio tanto que no es suficiente.
- TÚ LO MATASTE, todo esto es por tu puta culpa, si me hubieras hecho caso Matt seguiría vivo.
- Fue un accidente.- Ben está temblando, él es ese tipo de chicos que nunca esperas ver llorar, esos que dan una imagen de ser fuertes y poder con todo, esos que nunca dudan ante nada, en cambio ahora, puedo asegurar que duda hasta del color de su pelo.- Nos estábamos divirtiendo.
- Solo tú te divertías.
- Él también lo hacía.- Yo niego con la cabeza.
- No quiero volver a saber nada más de ti en toda mi vida.
- ¿Qué te crees que yo no estoy igual de jodido que tú? Él era mi mejor amigo desde que teníamos 10 años, lo conozco desde hace mucho más tiempo que tú. Era como mi hermano.- Se me doblan las rodillas y caigo en el suelo llorando desconsolada, no volverá nunca lo hará. Alguien sacude mi hombro varias veces y todo se vuelve oscuro.
Abro los ojos y me encuentro con mi madre, ella sonríe y pasa su mano por mi frente para quitar algunos mechones de pelo.
- ¿Sigues teniendo esa pesadilla?- Yo asiento con la cabeza intentando recuperar mi respiración pesada.- Son las ocho y media de la mañana, vas a llegar tarde a la universidad, a no ser que prefieras quedarte en casa, pareces cansada y tienes una ojeras muy pronunciadas.
- Prefiero ir.
- Entonces vístete rápido, yo me voy ya a trabajar si necesitas cualquier cosa llámame.- Asiento y ella sale de mi habitación tras besarme con cuidado la frente. Me levanto de cama, observo un segundo la foto de Matt y sonrío, me doy una ducha rápida, ni si quiera tengo tiempo de secarme el pelo, si él me viera seguramente me regañaría por no hacerlo. Me pongo un pantalón vaquero y una sudadera, ni si quiera paso tiempo en maquillarme, como no salga ya no llegaré ni de broma. En cuanto salgo por la puerta el frío me azota en la cara, odio Inglaterra y su frío en invierno. Abrazo la carpeta de mis apuntes, pegándola contra mi pecho intentando que eso me aisle un poco más del frío, hoy las calles se me hacen mucho más eternas, he olvidado coger los cascos antes de salir de casa, así que mi mente divaga con cada paso que doy. Ojalá él estuviera aquí para abrazarme por la espalda como hacía siempre que tenía frío, incluso puedo sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo, puedo notar su aliento contra mi cuello mientras se ríe de cualquier cosa que podría haber visto. Lo echo demasiado de menos.
Escucho el pitido de un coche seguido de un frenazo, miro a mi derecha y observo como un coche se acerca demasiado hacia mi, pero no me muevo, me quedo bloqueada, por un segundo pienso que lo mejor es que me atropelle, pero frena por completo un par de centímetros antes de chocar contra mi, la tensión del momento desaparece de mi cuerpo y como aquella noche, pierdo la fuerza en las piernas cayendo de rodillas en el suelo, dejo caer también la carpeta que se abre de par en par en el suelo. Escucho como se abre la puerta del coche y se cierra de nuevo de un portazo.
- ¿Estás bien? Dime que no te he dado.- Yo niego con la cabeza.- Dios, pensaba que no me daría tiempo a frenar, no deberías cruzar por el medio de la carretera sin mirar.
- Lo... Lo siento.- Levanto la mirada y observo como un chico con el pelo rizado y completamente alborotado recoge mi carpeta del suelo. Él se pone de pie y me ofrece su mano para levantarme, la cojo con cuidado y la calidez de su piel me recorre todo el cuerpo.
- Estás helada, no deberías llevar el pelo mojado en un día de frío como hoy.- Él sonríe y justo en los extremos de su boca se forman dos pequeños hoyuelos. Todavía estoy sujetando su mano, en cuanto me doy cuenta la suelto, tal vez demasiado rápido, él frunce el ceño un segundo pero después vuelve a sonreír.- ¿Quieres que te lleve a algún sitio?
