Capítulo tres: Histología.

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POV: WonWoo.


En lo que caminaba por el pasillo hacia mi salón, pude sentir como me jalaron a otro pasillo por el que nadie circulaba a esas horas. Las clases habían empezado.

—   ¡¿Qué pasa?!... ¿MinGyu?

Cuestioné algo perdido. Tenía en frente al chico de la noche anterior y no estaba entendiendo nada. Parecía que iba a secuestrarme o algo por el estilo y estaba a punto de gritar.

—   Shhh. No grites. Te quería decir que sería genial si salimos algún día. Sí, SeungCheol me dijo muchas cosas sobre ti, pero... eso. Salgamos algún día, ¿si?

Y abultó sus labios en un puchero. Maldito SeungCheol, me hace mala fama hasta con su perro.

—   Yo... ah. No soy como SeungCheol dice. Todo lo que pueda salir de la boca de ese bastardo es mentira.

Blanqueé mis ojos. Estaba harto de que SeungCheol no supere una maldita relación de hace dos años atrás y me haga la vida imposible gracias a ello.

—   No... digo... no sé. Sé que debería alejarme de ti, pero me pareces interesante. ¿Y si me das tu número y queda como un secreto nuestro?

Me guiñó un ojo. Siglo veintiuno... y los hombres siguen guiñando el ojo. Aunque en él quedaba lindo.

—   Mh... consíguelo tú mismo.

Dije dando un golpecito en la punta de su nariz, para después ampliar las comisuras de mis labios en una traviesa sonrisa. Me solté del agarre y me apresuré a entrar al salón. Oh, no podía ver que mis mejillas comenzaban a tomar temperatura, así que prácticamente corrí a la clase. Tomé un asiento en los primeros lugares y solté un suspiro. ¿Por qué tienen que pasarme estas cosas vergonzosas solo a mí?











—   ¡WonWoo! Voy a salir con Hansol, así que por favor no pases por encima de los trabajos, ¿si?

Dijo Joshua, señalando los trabajos desparramados que tenía por el piso. Siempre era lo mismo. ¿Por qué carajos no se compraba un escritorio?

—   Ya, okay. Suerte.

Asentí con mi cabeza. No era uno de los días en que lo iba a regañar por salir tan rápido con alguien. Necesitaba concentrarme en estudiar para el examen de histología.

Después de un rato, Joshua se fue y seguramente volvería a altas horas de la noche, por lo que quería aprovechar el silencio para al menos avanzar en la materia.

—   Bien, entonces los tejidos se dividen en tejido epitelial, conectivo, nervioso y mus-...

Y sonó el timbre. Observé el reloj. Las 10:34 pm. No podía ser Joshua, se había ido hace menos de una hora. Me levanté de mi lugar y abrí la puerta. Casi me dio un infarto.

—   WonWoo.

Canturreó quien ya saben. Sí, era MinGyu. Y yo ahí de pijama, con el cabello desordenado y anteojos de aumento. Qué matapasiones soy.

—   ¿Qué haces aquí?

Dije rápidamente, quitándome mis anteojos e intentando armonizar lo que sería mi cabello todo revuelto. Maldecí en unos seis idiomas en mi mente.

—   Vengo a estudiar contigo. No soy tan bueno como tú y podría aprender técnicas de estudio. ¿No me vas a dejar pasar?

—   Ah... sí. Pasa. Perdón el desorden. Es Joshua con sus mil y un dibujos y maquetas.

Solté un suspiro. Sería una noche larga. Estaba demasiado seguro de que mi mejor amigo tenía algo que ver en esto.

—   ¿Y bien? ¿En qué ibas?

Me preguntó, sentándose en una silla de la mesa del living del departamento. Yo me senté en una que estaba a su lado.

—   No avancé mucho. Estaba prácticamente empezando con los tipos de tejido.

—   Ah, perfecto.











Y así pasaron las horas. Eran las dos de la mañana y habíamos podido terminar con los temas que nos pedirían en el examen de la semana siguiente. MinGyu era muy buen estudiante. Es de esos chicos que salen todos los fines de semana, tienen vida social, y aún así tienen un buen promedio de estudio. En cambio yo, no puedo hacer dos cosas a la vez así que mi vida social es deplorable y mi promedio es un perfecto diez.

—   Me cansé. Me cansé pero eres un genio, debo admitirlo. ¿Cómo se te hace tan fácil estudiar? A veces me tiro horas y no puedo memorizar una palabra.

—   No sé, un don.

Dije bromeando, e hice un circulo con mis brazos sobre la mesa para poder descansar ahí mi cabeza y le dediqué una sonrisa a mi compañero.

—   Un don... sí. ¿Por qué eres tan hermoso?

—   ¿Qué?...

Me dejó paralizado. ¿Por qué carajos MinGyu era así? De verdad, ¿por qué era así? Lo odio demasiado. Mis mejillas de nuevo amenazaban con colorearse. Maldición.

—   Sí, eres hermoso. Ven aquí.

Jaló suavemente de mi muñeca para que me incorporara, y podía ver cómo se acercaba a mi rostro más y más. Tan así, hasta llegar a chocar mi frente con la de él. Nunca había tenido a alguien tan cerca. Pude apreciar todas las facciones de su rostro y... qué hermoso era.

—   Imbécil.

—   Un imbécil al que vas a besar.

Dijo en voz baja debido a la distancia, y se acercó más, hasta casi rozar mis labios con los suyos.

cliché ● meanieWhere stories live. Discover now