cincuenta y nueve ✨

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— ¿Usaron protección? —es lo primero que sale de la boca de Tobías cuando le cuento lo que pasó ayer con Luke. Le veo mal, pero al instante asiento—, Menos mal, no queremos pañales sucios antes de tiempo.

—No estás ayudando —espeto en un murmuro— ¿No ves que me estoy muriendo?

—No seas dramática, no te dejará botada, tampoco se burlará de ti, tampoco eres una apuesta —Tobías pone los ojos en blanco. Quiero creerlo, pero la verdad es que desde Luke se fue de mi casa no he hablado con él, ni siquiera un mensaje, y por más que suene acosadora, él estaba en línea en WhatsApp... probablemente burlándose de mí con Michael y de cómo había caído tan fácil.

—No lo sé —me encojo de hombros y dirijo mi mirada hacia la mesa de los chicos geniales, ahí está Michael hablando con otros, él parece sentir mi mirada y alza la suya, encontrándose con la mía, estoy esperando una sonrisa burlona o algo por el estilo, sin embargo, él alza su mano en alto para saludarme, con una gran sonrisa en su rostro, trato de sonreírle y luego dirijo mi mirada a Tobías otra vez—, Es tarde, Luke siempre viene temprano a clases.

—Deja de estar de paranoica, no eres parte de una película adolescente, de esas donde las protagonistas son parte de una gran apuesta y terminan hechas trizas.

—Sigues sin ayudarme, Jefferson.

—De nada, Irwin.

—No quiero ver hacia la entrada, así que mejor me siento aquí —digo mientras me ubico al frente de mi amigo, dándole la espalda a la gran entrada del campo, pongo mi mirada en la fuente del arcángel de mármol que está cerca de la mesa de los populares y de nuevo en el castaño, que me ve con cara de hastío.

—Algún día morirás por tanto drama.

—Gracias, ahora vigila la entrada y me dices si un chico rubio de ojos azules entra por ahí, ¿Okay?

—Hay varios chicos con esas características, genio.

—Sabes de lo que te hablo —le pongo los ojos en blanco, ganándome una sonrisa traviesa por su parte.

—Hola, chicos —escucho a mis espaldas, y me tensaría del miedo si la voz fuese masculina, pero al contrario, sé que solamente se trata de Bridget sin ni siquiera voltear a ver—, Darling, ¿podemos hablar?

—Estás hablándome en estos momentos —digo, viéndola por sobre mi hombro, escucho a Tobías aclararse la garganta y eso me hace gruñir en mi interior. Sé lo que hace, me quiere poner bajo precisión, más de la que ya estoy—, Vale, vamos a hablar —acepto encogiéndome de hombros.

Me levanto de la banca, miro a los ojos a Bridget y ella me indica que la siga. Caminamos hacia la gran entrada, directo hacia los pasillos de clases. Estos están medios vacíos, más que otro estudiante pasa caminando de prisa a nuestro lado, pero de ahí, el lugar está algo desolado.

— ¿Qué clase tienes a primera hora? —me pregunta, le volteo a ver y trato de recordar mi horario antes de responder.

—Biología.

—Ah, a mí me toca Literatura con Tobías.

—Sí, lo sé, él estuvo quejándose porque no quiere entrar a escuchar la biografía de escritoras muertas. Sus palabras, no las mías.

La pelinegra suelta una risa, haciendo que su ahora cabello corto se mueva a su ritmo. Le veo detenidamente y sonrío para mí misma. Ella es tan bella, con esos pequeños lunares que posee en sus mejillas y las largas pestañas que tiene que parecieran postizas, pero son naturales. Toda una envidia para cualquiera.

glue | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora