cuarenta y siete ✨

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Cuando desperté, estaba tan nerviosa que fui a bañarme, no me importó que la agua estuviese fría, no esperé, estaba ansiosa y lo sigo estando, acabo de vestirme en mis pijamas otra vez y me encuentro sentada en la silla de mi pequeña mesa escritorio, Tobías se ríe de mí por medio de la pantalla de mi computadora, de lo poco que puedo ver en su enfoque, está acostado en su cama, su cabello está hecho un desastre, sin dudas le he levantado con mi llamada diciéndole que necesitaba que se conectara a Skype, a lo cual accedió a regañadientes.

Mi cabello está empapado y sin peinar y mi cara no tiene ni un gramo de maquillaje. Y no me importa que este idiota me mire así, él no es nada lindo por las mañana de todos modos.

Así que tu casa se convertirá en un escenario de un Reality Show, ¿Eh? —se ríe entre dientes.

—No es gracioso —le digo seria. Observo cómo pone los ojos en blanco y se incorpora por tercera vez, apoyándose en el cabezal de su cama. Tobías es tan perezoso que simplemente no puede mantenerse, se resbala hasta quedar acostado, y así sucesivamente.

Vamos, Darling, si Polly Pocket te dijo que no iba a causar ningún problema, ¿Por qué te asustas?

—Porque Ashton golpeará a Polly Pocket.

Eso se escuchó gracioso —arrugo el semblante mientras el castaño se ríe. Cuando termina, acerca su rostro a la cámara, haciendo que sus ojos marrones queden en toda mi pantalla, junta sus cejas y arruga su nariz—. Cobarde, hueles a gallina mojada.

Le quedo viendo raro, pero dejo soltar una risa. Es por eso que quería hablar con Tobías, sus payasadas con suerte, lograrían distraerme.

— ¿Qué demonios? Primero; No puedes olerme, estamos hablando por vídeo llamado, segundo; ¿Cómo huele una gallina mojada?

Yo qué sé, Darling —comienza a reír, mostrando su perfecta dentadura.

—Idiota —pongo los ojos en blanco.

Nos quedamos callados, bajo la mirada al teclado, jamás me había sentido así de nerviosa. Pero ni siquiera cuando me eligieron para decir un discurso sobre la importancia del cuido de la naturaleza, frente a toda la escuela cuando estaba en quinto de primaria.

Sophia.

—Darling —le corrijo a Tobías, quien me muestra una sonrisa. Por una extraña razón, se me hace incómodo que me llamen solamente por mi segundo nombre, Darling Sophia está bien, pero Sophia no.

Sophia, no seas cobarde, ponte los malditos pantalones y enfrenta la maldita situación de una maldita vez —me espeta, suelta un gruñido de exasperación y se pasa una mano por su castaño cabello, dejándolo más desordenado—. ¿Sabes? Si no quieres enfrentar la situación; ve a la tienda de animales y compra un spray, lo llenas de agua, y durante la cena, si alguno de los dos comienza a ponerse idiota, solamente dispárale agua. Como si fuesen malditos gatos rabiosos. Funcionará.

Le veo perpleja.

—No haré eso —digo impactada, pero a los segundos la risa me gana—. Estás loco.

Y tú cobarde.

—Tu gramática apesta. No puedes decir que estoy cobarde, la manera correcta decir es "eres cobarde"

Pues eso mismo, lo eres.

Pongo los ojos en blanco.

—Pues muchas gracias, eres el mejor amigo.

Tobías se encoje de hombros y me muestra una gran sonrisa.

De nada, ahora ve a arreglarte, luces como un perro empapado.

glue | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora