—Ella... —comenzó—. Era muy estricta. —Sonrió al recordar la rutina militar de entrenamiento de Taeyeon—. Y-y yo una vez... me enojé tanto, porque siempre estaba entrenando. Así que... entré al gimnasio y... rompí su saco de boxeo favorito.

Recordaba como Taeyeon se había puesto de histérica al ver su saco azul rasgado después de darle solo un golpe. Taeyeon pensó que era culpa suya por golpearlo muy fuerte.

—Ay, cariño. —Lily se carcajeó, palmeando el muslo de Tiffany—. Me imagino cómo reaccionó.

—F-fue divertido.

—Estoy segura que lo fue.

Continuaron platicando. Tiffany le contaba sus aventuras y desventuras en Camp Alderson. Todo lo relacionado con su dueña, aun si Lily ya había escuchado esas historias, ella necesitaba contarlo. Mil veces; por siempre.

—Ahora, hija, ¿aún quieres que te cuente la historia?

—Sí, sí. Por supuesto.

—Bien... Este libro lo encontré hoy. Me gustó mucho la portada, ¿sabes? —Lily se colocó de pie y caminó hasta una mesita de adorno donde una bolsa de papel se encontraba reposando—.  Cuenta la historia de cómo la reina del infierno, la emperadora de los demonios, se enamoró de un ángel.

Tiffany tragó. Vagos recuerdos quemando en ella.

—¿U-una emperadora?

—Sí... —Lily tomó cautela por la reacción de Tiffany—. ¿Quieres que lo lea, o lo dejamos para otro día?

—¡No! —gritó, aferrándose con uñas a la tela del sofá. —Léelo, léelo por favor.

—Bien, amor. Tranquila. —Caminó para sentarse al lado de Tiffany. Su hija no demoró en acurrucarse a su lado, luciendo tan vulnerable y frágil que estrujaba su pecho—. Voy a comenzar.

—El final...

—¿El final? —preguntó Lily, repitiendo las palabras de Tiffany.

—Puedes comenzar... leyéndome el final. Por favor.

—Oh. Uhm... Sí, claro. Bien, veamos. —Abrió el libro a solo páginas del final—.  La reina de los demonios sangró, viendo como sus alas eran cercenadas de su espalda. Como sus garras le eran arrancadas de las manos. Sus colmillos se usarían para forjar espadas y su piel para hacer armaduras de fuego.

—... ¿Qué? No ¿P-por qué le están haciendo eso? —Susurró agitada. Sintiendo un mareo asentarse en su cabeza.

—Tiffany... amor, no lo sé. Leámosla del comienzo, ¿sí?

—¡No! El final... Solo dime el final.

Lily suspiró y llegó a la última página.

—El ángel ya no era un ángel. La emperadora de los demonios no era una emperadora. Solo eran ellas dos, siendo algo que se había escapado de las manos del creador. No eran mujeres mortales, no eran deidades celestiales. Y el universo forjó un paraíso solo para ellas, para que esos seres pudieran vivir ocultando su amor. Porque un amor como el de ellas, era tan intenso, tan mágico, que era considerado una maldición. Fueron encerradas ahí, porque nadie más debía saber, que una vez existió una emperadora que entró al paraíso, para robarse al ángel de la que se había enamorado.

゜・🍁゜・ 。 🍂 ゜ ゜・

Cuando Tiffany salió del hospital, con su madre levantando su mentón con orgullo y Soo sonriendo sinceramente, supo que finalmente la pesadilla había terminado.

No, no lo había superado. No lo haría nunca; pero aprendería a vivir con ello.

Fue una pesadilla que duró muchas lunas; seis meses de ellas. Y ahí estaba, dejando atrás un peligroso historial médico que incluía tres intentos de suicidio, autolesiones, desorden alimenticio y depresión.

 [TAENY]Where stories live. Discover now