Capitulo 12.2

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Una semana entrenando. ¡Una semana real, de siete días! Eso superaba incluso su record de tres días haciendo Pilates; dos años atrás.  Y realmente merecía un premio porque tener a Taeyeon de entrenadora era en realidad, un infierno. Un maldito, cruel, devastador, infierno.

¡No tenía piedad! Y no le importaba si Tiffany lloraba, gritaba o maldecía. La arrastraba todos los días al maldito gimnasio y la hacía entrenar hasta que no le quedaran fuerzas.

Con métodos viles, ¡prácticamente inhumanos! Tiffany comenzaba a replantearse si Taeyeon tenía conciencia, porque al parecer esta no le remordía en lo más mínimo; sin importar cual método de tortura Taeyeon utilizara en Tiffany.

—¡Solo son diez malditas flexiones de brazos, Tiffany!

—¡No puedo! ¡Me duelen los brazos! —gritó. Su cuerpo estirado sobre el suelo, boca abajo. Apoyado en sus manos a los costados de su torso.

—Vamos, corderita. Solo diez flexiones y comenzamos a practicar golpes —la animó. De pie al lado de Tiffany, quien intentaba sin éxito alguno realizar el ejercicio que Taeyeon le pedía y es que no era fácil. Al menos no para ella; una ser humana de gelatina—. Venga, no seas floja... Más de lo que eres.

—¡Es fácil decirlo cuando no eres tú quien está siendo sometida a la tortura!

—¿Me quieres joder? Esto no es nada, mamona. Ya basta de pataletas y haz las putas flexiones o te pondré a correr por el patio durante todo el día.

Tiffany suspiró, mordisqueando su labio inferior e intentando descender. Sus brazos temblaban y sus mejillas estaban violentamente rojas debido a la fuerza que estaba ejerciendo.

—¡Eso es, mamona!

—Cállate —chilló muy agudo debido a la falta de aire.

No había más reas, Tiffany le había exigido, suplicado, a Taeyeon que echara a todas del lugar o de lo contrario no entrenaría. Ya bastante malo era tener que humillarse frente a Taeyeon y no lo haría frente al resto de Camp Alderson. Cuando estuviera al nivel de las otras reclusas, entrenaría orgullosamente rodeada de estas; antes no.

Por lo que solamente estaban ellas dos. Taeyeon con una camiseta de mangas rotas y un estropeado pantalón militar, el flequillo de su frente sujeto con una banda elástica. Sus pies descalzos contra el suelo.

Y Tiffany... Bueno, Tiffany lucía la ropa de Taeyeon. Con un suéter negro que debía doblar en los bordes de las mangas para que sus manos no quedaran ocultas y un pantalón corto que debería llegarle a los muslos pero que le llegaba a las rodillas.

Ese día milagrosamente no hacía tanto frío, o al menos Tiffany no lo sentía; quizá porque estaba sudando como una puerca, pero lo importante era que no se estaba congelando los huesos y luego de meses en prisión, aguantando el crudo clima, eso era prácticamente un regalo del cielo.

—Venga, venga. Llevas tres. Dame siete flexiones más y terminamos.

Pero que maldita animal era, ¿no lo era? No le importaba lo más mínimo cuan mal lo estaba pasando la pobre de Tiffany. Realmente no tenía perdón del cielo...

Tiffany expulsó el aire por la nariz; lenta y pesadamente. Sus ojos fuertemente cerrados y sus labios apretados. Gotas de sudor barriendo por su cuello hasta sus pechos. Escuchó como Taeyeon contaba, con voz animada, cada flexión que ella realizaba, desplomándose sobre el suelo cuando su dueña finalmente llegó al número diez.

No iba a sobrevivir otro día.

—Creo que... Ugh. Estoy teniendo una crisis emocional. —Tenía los ojos cerrados, pero estaba segura de que Taeyeon había sonreído.

 [TAENY]Where stories live. Discover now