Capitulo 6

2.1K 175 52
                                    




       

Tiffany siempre fue la clase de persona que colocaba las necesidades de los demás por delante de las propias; y eso la enorgullecía tremendamente. En su trabajo destacaba por la pasión férrea que mostraba tener, sus pacientes la adoraban por la dedicación y entrega que tenía. Podía jactarse de ser la mejor pediatra, y que todos los niños del hospital donde trabajaba corrieran hacia ella apenas la visualizaban, era la mejor prueba.                      

Porque al ser bisexual, y una muy promiscua, Tiffany ni siquiera podía soñar con la idea de formar una familia. Ella era demasiado inestable para tener una relación normal y la única vez que lo intentó, terminó en prisión.               

Sí. Era medianamente su culpa, por haber sido infiel y haberse reído de las amenazas de su psicópata exnovio Siwon, pero si todas las infidelidades tuvieran por condena la prisión, ufff...                   

Y Tiffany siempre fue la clase de mujeres que aceptaba su culpa en las situaciones desfavorables de la vida. Era una ferviente creyente de que todo acto conllevaba una responsabilidad. Por ello fue que pudo resignarse y no caer en la locura cuando el juez dictó la sentencia. Así mismo, estaba consciente de la imprudencia a la que estaba dejándose arrastrar en Camp Alderson.                  

Dos meses de besos robados y forzosos, de caricias lascivas y posesivas. Dos meses siendo el objeto de una vehemente mirada de ojos ónice. Dos meses sintiendo el calor corporal de la única mujer que hasta el momento la había atrapado; de su dueño.                  

¿Cómo podría eliminar los recuerdos que Taeyeon había dejado en ella? Era imposible. Tiffany lo sabía.           

Seguramente pasarían las estaciones, los años y ella seguiría recordando cada maldito beso, cada palabra susurrada en su oído y cada situación a la que Taeyeon la condujo.                    

Si ella era una rosa, Taeyeon se había convertido en las espinas que la acompañaban.                 

—Eres mi dueña  —insistió. Con su labio tembloroso y la mirada baja.                

No iba a dejar que Taeyeon terminara el nexo que las unía. Más allá del pavor que le daba pensar en su incierto futuro sin Taeyeon como su escudo, no quería perderla. ¿Qué haría su dueña sin ella?                     

No podían estar la una sin la otra. Porque si Taeyeon era la enfermedad, Tiffany era la cura.

La emperadora golpeó la pared con su puño. Los nudillos crujieron y Tiffany dio un leve salto sin despegar los pies completamente del suelo. Mas no retrocedió, ni de su boca salió retractación alguna.                    

—¿Es que no lo entiendes, puta barata? —Su voz era amenazante. Volteó en dirección a Tiffany, con el rostro hinchado por golpes y sus dientes moliéndose debido a la fuerza con la que los apretaba—. Tú no decides. No eres nadie para venir a reclamarme como tu dueña. Solo eres la infeliz con la que pretendía tener una buena follada y luego botar a la basura, porque... ¿Adivina qué? Es ahí donde perteneces.                  

—Pero n-no me follaste. ¿Por-por qué? —Vio a Taeyeon pasar saliva.        

—¿Qué importa? Ya todo se fue a la mierda —respondió al cabo de unos segundos.           

Tiffany succionó su labio inferior para no soltar un sollozo. Las palabras de Taeyeon dolían más que cualquier golpe certero. Negó con la cabeza y sorbió su nariz, sintiéndose perdida y sin más respuestas para dar.               

 [TAENY]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt