Capitulo 12 -Cuando llega la pesadilla-

651 58 16
                                    

Bajó del lomo de aquel enorme dragón negro de un salto, aterrizando frente a todos los presentes. Frente a magos aterrorizados al recordar todo lo que Zeref les habia causado. ¿Como no tener miedo cuando aquel mago, que sin invitación alguna había aparecido, destruyó tu gremio una y otra vez sin ningún tipo de remordimiento? Todos estaban congelados. No sabían que hacer. ¿Salir corriendo? ¿Quedarse ahí? Por el amor de Dios, incluso había niños. Pero hubo algo que los sacó de aquel estado de terror absoluto, algo que ninguno se esperaba. Lucy.

La rubia aplaudía a la par que se acercaba a pasos realmente lentos hacia aquel mago. Su calma dejó asombrado a más de uno. Mientras la maga celestial captaba la atención de quien todos temían, tanto Midori como Kaoru se ocuparon de alejar a todos de lo que estaban seguros que se convertiría en un campo de batalla, ocupándose primero de los más pequeños.

- ¿Siempre tienes que aparecer de la misma manera? Deberías plantearte el cambiar de estrategia, ¿sabes?

La voz de Lucy resonó por todo el cementerio. Seria. Imponente. Tono que sin duda hizo sonreír al pelirrosa que se acercaba hacia la joven. Esa era su chica. Una Lucy sin miedo, temeraria.

- Heartfilia. Cuanto tiempo. -Saludó el mago oscuro, haciendo primero una reverencia a Lucy. Después a Natsu.- Dragneel. -Y por último, a todos aquellos que observaban asustados la escena.- Fairy Tail...~ Pensé que después de la última vez, no volverías a reuniros~ Sois unos imprudentes. -Lo que empezó en tono de burla acabó siendo una especie de amenaza.-

Gray dio un paso al frente, con toda la intención de plantarle cara a aquel que les había recordado la devastación que sus ojos habían visto, pero algo le hizo parar, le hizo retroceder incluso. Llamas. Unas enormes llamas que brillaban con fuerza, pero no desprendían calor alguno, no quemaban, que dejaban ver a la pareja de magos, ahora a la par, sonriendose el uno al otro.

Ambos se quitaron las capas, y Lucy las hizo desaparecer. Eso hizo que el rostro de Zeref se pusiese serio. Todo el mundo sabía que pasaría ahora.

El gran dragón negro, que aún sobrevolaba el lugar, aterrizó tras quien lo dominaba. Natsu sonrió, mirando al animal. Aquel era su contrincante. Era así como su compañera lo quería. Años atrás así lo habían decidido. Con la idea de que Natsu no podía enfrentarse a Zeref en la cabeza, Lucy decidió que fuera como fuese, sería ella quien daría muerte al mago oscuro, al igual que lo había hecho siempre, pues era más peligroso que el dragon slayer perdiese la cabeza, que enfrentarse a un mago oscuro de cientos de años.

Zeref sabia eso. Sabía que la rubia jamás dejaría a su compañero perder la cabeza, y esa sería su ventaja. Las primeras veces, atacó a Lucy, como arma contra el pelirrosa. Pero ahora todo era diferente. Por supuesto, la debilidad de ambos magos, eran ellos mismos. Si a Natsu le pasaba algo, Lucy se moría; y si a Lucy le pasaba algo, Natsu no podría vivir. Sufriría como nunca. Y eso era, precisamente, lo que el más ansiaba.

Para cuando Zeref quiso lanzarse a atacar a la joven maga celestial, esta ya se había armado. Agarraba una enorme lanza en su mano derecha. Arma que emita un curioso poder mágico. En ella, un colgante con el símbolo del león. La magia de la joven maga había evolucionado de tal manera, que los espíritus celestiales que una vez llegaron a servirle como arma, eran precisamente eso. Loki se convirtió en una lanza que la rubia manejaba con una elegancia admirable.

Antes de que nadie pudiese siquiera pestañear, Natsu se encontraba librando una guerra con uno de los seres mitológicos más temibles sobre la faz de la tierra, sin perder el control, pensando en lo que hacía, y por supuesto, vigilando que ninguno de los magos a los que rodeó con aquella curiosa llama, estuviese en peligro. Lucy por su parte, dio una increíble exhibición de sus poderes. De cómo había pasado de ser una débil y asustadiza chica, a combatir contra aquel que todos temían, y claro está, ir ganando.

Todo parecía a su favor. El dragón poco a poco retrocedía, apenas lograba hacer si quiera un rasguño a aquel contra el que peleaba. Zeref, aunque lograba contraatacar, no tanto como para que Lucy acabase demasiado herida.

O eso supusieron todos, hasta que ocurrió.

Lucy cayó al suelo.

DRAGON SKULLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora