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El hombre y los dos chicos, esperaron a que las enfermeras los dejaran solos para hablar tranquilos. El padre de Violet, traía un semblante serio y sin ánimos de nada. El hombre era entendido por los dos chicos,  que también cargaban sobre ellos, una espesa nube negra sobre ellos. 

La que consideraron como la última de las enfermeras, solio dejando lo que al parecer era gelatina. El hombre no podía creer que estaba pagando por algo con tan mal sabor.

Dilan estaba impaciente, esperando que el hombre comenzara a hablar; pero parecía haberse olvidado del tema. Se encontraba mirando su recipiente vacío de gelatina, como si en ese objeto, encontraría la respuesta de algo.

Dilan estaba a punto de abrir la boca para abordarlo, pero el hombre se le adelanto.

—Yo... —el hombre se aferro a una almohada para tomar fuerzas para hablar—, tenía tu misma edad cuando conocí a la madre de Violet —hizo un ademán señalando a Dilan— Ella era una chica hermosa y llena de vida, con un cabello muy largo, el cual siempre bailaba con la brisa...

»Ella era muy tímida, cuando me le acercaba huía de mi como si fuera un bicho raro. Algunas veces creía que tenia mal olor y e inspeccionaba mis axilas para estar seguro; pero no era nada de eso. Cuando casi desisto de poder conocerla, ella se acerco a mí. Ese día estaba muy triste no solo por lo de ella, sino porque mi padres habían decidido divorciarse. Estaba lloviendo y no había llevado un paraguas, por lo que me quede en un rincón de la entrada de donde estudiaba a esperar que la lluvia cesara, pero duro más de lo que esperaba.

»Me quede en ese mismo rincón por lo menos una hora, con las cabeza entre mis rodillas mientras lloraba por lo solo que me sentía. Cuando escuche esas pisadas acercarse a mí, levante el rostro y hay estaba ella, ofreciéndome su mano y me dijo: ¿Quieres compartir el paraguas? Es pequeño, pero no tengo otro conmigo. Tal vez nos mojemos pero... Yo la interrumpí levantándome abruptamente del piso, ella se asusto un poco pero no huyo. Ella me pregunto que porqué lloraba cuando me encontró y yo le conté todo.

»Desde ese día fuimos inseparables, fuimos los mejores amigos, todo era felicidad hasta que ella un día enfermo de la nada. Siempre tenía sueño, no tenia energía para nada y ella me contó de su enfermedad. Me contó que un grupo de médicos investigaban su enfermedad, pero que aun no encontraban una cura, solo había un tratamiento que consistía en antidepresivos e inhibidores de la Serotonina, pero los antidepresivos causaban que su sistema nervioso se alterara. Arranques de pánico, nerviosismo y otros problemas.

»Yo nunca deje de amarla ni un poco por su estado, es más, la amaba tanto que me case con ella. Tuvimos a Violet y nuestra felicidad duro varios años; hasta que un día me tuve que quedar horas extras en el trabajo. Ella me llamó varias veces a mi celular, pero yo no pude contestar porque estaba en una reunión muy importante. Cuando escuche sus mensajes de voz me quede en shock por unos minutos. Decía que nuestra hija estaba enferma y que no sabía que hacer. Desgraciadamente ese día llovía a cántaros y las lineas telefónicas habían caído luego de haberme llamado. A ella se le prohibió manejar un auto por su enfermedad, pero ella se arriesgo por Violet.

Al hombre se le salieron las lágrimas y no pudo seguir hablando por unos minutos. Sinaliz se había despertado sin que ninguno se diera cuenta y se quedo en silencio escuchando la historia.

El acongojado hombre tomo agua para quitar un poco el nudo de su garganta, tomo una fuerte bocanada de aire para terminar la historia:

»Ella se quedo dormida al volante y estrello en auto contra un árbol en la autopista. Por suerte las líneas de esa área no estaban caídas y algunas personas cercanas llamaron a una ambulancia y sacaron a Violet intacta del auto. Los que la sacaron declararon que el cuerpo de la mujer que se encontraba en el auto protegió a la niña antes de que el auto se estrellara.

—En sus últimos momentos de lucidez, ella protegió a nuestra hija y la salvo. —termino con la voz rota por la tristeza.

En la habitación se escucharon unos pequeños sollozos, Dilan y Justin con lágrimas en los ojos sabían que los sollozos provenían de Sinaliz.

La chica estaba destrozada, la forma en la cual el hombre contó la historia fue la más melancólica y triste que pudo haber escuchado antes.

***

Desgraciadamente tengo que dejarlo hasta hay, prometo actualizar más seguido. Voten y comenten que les pareció el capítulo.

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Síndrome del Sueño: Violet I [ Serie Inocente Amor I ] [Completa]Where stories live. Discover now