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Sábado 26 de agosto:

“¿Que será de mi sin ti el resto de mi vida?”, pregunté en el más profundo de los silencios al verte marchar en aquella tarde de primavera. Nadie respondió, ni tan siquiera yo mismo. No sé cuántas primaveras después me sigo haciendo la misma pregunta sin encontrar todavía respuesta alguna. Y mira que pensé que a lo mejor el tiempo me daría la respuesta, o que igual haría que dejase de buscarle una. Te juro que en todo este tiempo sin ti he tratado de buscar la respuesta en bocas que prometían besarme como la tuya, en caricias que deseé que me tocarán con la suavidad de tus manos, en camas donde sus sábanas hablaban de abrazar mi cintura tal y como hicieron las tuyas, en ojos que nunca brillaron como los tuyos, y en promesas de "para siempre juntos" e infinitos que nunca duraron lo suficiente -y que ahora que lo pienso tampoco sabían a felicidad-. Lo único que he logrado encontrar en todo este tiempo es un profundo vacío emocional que ha ido creciendo con el paso de los meses y que no sé si podré llenar algún día -y que ni tan siquiera sé si quiero llenarlo de algo que no seas tú-. No sé cuántas primaveras desde que ya no estás, ni cuántos días tachados en el calendario, o cuantos besos, cafés y abrazos que nos debemos. No sé cuántas primaveras hace ya desde que cambié dibujar corazones en tu espalda con mis dedos por escribir por cualquier red social con la esperanza de que me leas algún día y sonrías al pensar que igual lo que escribo va por tí, que te preguntes con el mismo silencio de aquella tarde de primavera si aún te quiero o si te olvidé. He de admitir que desde que te fuiste no te he vuelto a soñar, tengo miedo a encontrarte en un sueño y seguir sin respuestas a las preguntas que tantas veces quise que me hicieras. Siempre quise que volvieras con un “¿me has echado de menos?", al que yo no te hubiera respondido con palabras, solo te habría besado con las ganas acumuladas de todo este tiempo sin ti. Quizás así, con solo un beso, tú me hubieras preguntado todo eso a lo que tantas veces te quise responder. Y tal vez así, con solo un beso, yo habría encontrado las respuestas que no logré encontrar en nadie más.

Poesía para días grises.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora