E.P.Í.L.O.G.O

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¿P.O.R
Q.U.É
E.R.E.S
T.A.N
C.R.U.E.L?

Aquellas sábanas estaban arrugadas, e invisiblemente manchadas con semen y sangre.

Su vista permanecía atascada en el techo, sin observarlo realmente.

Una mezcla extraña de desdicha era lo que pensaba en ese momento sin compromisos.

Estaba cansado, exhausto.

Pero ese era el mejor momento que ha tenido en mucho tiempo.

Un ambiente silencioso y tranquilizador, pero no solitario.

Un corazón palpitaba junto al suyo, y era un ritmo lo suficientemente rápido y lento para representar la vida misma.

Los dedos de Tord se deslizaron por los cabellos contrarios a los suyos, los cuales le pertenecían a aquel que lo abrazaba con calidez.

Sus caricias llegaron a la mejilla de Tom, para después alzarla y depositar un beso sobre ella.

El británico sonrió levemente, acariciando la sien derecha del noruego, separándose de su muestra de afecto.

- Lamento lo de tu ojo. – murmuró sonriente, sentándose en la cama, dejando que las sábanas bajaran por su hombro desnudo, dejando a la vista su piel brillante y blanquecina.

Tord suspiró levemente, también enderezándose con una mirada llena de cariño – No lo lamentes. – contestó suavemente, llevando una mano a hombro ajeno.

El de ojos negros sonrió  mostrando sus dientes, confundiendo al otro chico.

Empujó levemente a Tord al sujetarlo por los hombros, tomándolo por sorpresa tras derrumbarlo en el colchón.

Ambos rieron por su pequeño jugueteo.

El de labios morados quedó apoyado en sus manos, las cuales estaban a ambos lados de los cabellos en forma de cuernos.

Cuando Tom terminó de reír, rozó suavemente sus dedos por la grotesca mancha en la piel de Tord.

Aquella marca era como él

Un pequeño siseo de dolor se escapó de entre los dientes del extranjero, haciendo que el británico se sobresaltara, y alejara su mano espantado.

Aquello que sólo causaba confusión y desconcierto, ahora se había vuelto real, dolorosamente real.

Quiso quitarse de encima, pero su nuca fue sujetada con fuerza y atraída hacia abajo.

Sintió unos dientes clavarse en su hombro, sacándole un pequeño jadeo de sorpresa.

Una gran duda nació en su mente al notar que siempre que Tord le demostraba cariño, un segundo después lo hacía sufrir.

- No entiendo por qué me mantienes a tu lado con dulzura, si después es una agonía. – susurró, gimoteando al sentir la lengua de Tord acariciar el lugar donde antes había mordido.

- Yo no entiendo cómo es que me haces tanto daño sin que me duela. – respondió, terminando de dejarlos en un silencio extravagante.

El de ojos negros se elevó de su lugar, quedando su rostro justamente arriba del otro. Se sonrieron de forma dulce y cómplice, compartiendo su nublosa alegría del momento al juntar sus frentes con delicadeza.

No decían nada, porque las palabras pueden ser mentiras pero las acciones son sus características antónimas.

Disfrutaron estar al lado del otro, sin preocuparse realmente de lo que pasaría después.

...

Los pasos de Tord chocaban desinteresadamente con el piso del pasillo de insectarios, deteniéndose justo en uno donde el vidrio estaba roto en su mayoría, quedando con suerte algunas esquinas y orillas.

Observó extrañado el interior de aquel marco, para después encogerse de hombros y seguir su recorrido. Pensaba que en ese lugar siempre había estado una gran polilla gris, pero ahí sólo permanecía una, algo opaca pero hermosa a su parecer, mariposa azul.

Caminó a la cocina, encontrándose con Tom lavando unos platos a la vez que tarareaba una canción lenta.

Parecía que también estaba lavando unos trozos de cerámica, pero ya estaba acostumbrado y encariñado con sus rarezas.

Tord sonrió levemente, observando de arriba abajo al chico, estando a gusto por primera vez con la sudadera azul y el pijama celeste.

Ambos estaban en paz.

Es doloroso pisar clavos, pero si es a la única salida, valdrá la pena pisarlos

Están seguros que saldrán adelante.

Pero las dudas siguen ahí, siendo que habían salido a la luz de forma indirecta y deleitable.

No les importa tener o no la respuesta, pero eso no evita su vaga confusión.

«- No entiendo por qué me mantienes a tu lado con dulzura, si después es una agonía.»

«- Yo no entiendo cómo es que me haces tanto daño sin que me duela.»

Ambos tenían la misma pregunta, una que tal vez quieran saber pero nunca resolver.

¿Por qué eres tan cruel?

¿Por qué eres tan cruel? [TordTom]Where stories live. Discover now