Epílogo

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ÚLTIMO CAPÍTULO

El joven se dirgia a cruzar el puente para volver a su casa, cuando oye unos quejidos provenir de debajo de este. Se acerca al borde y mira hacia abajo. Distingue una larga cabellera castaña y ondulada. Era una mujer, que no paraba de hacer fuerza hacia atrás pero sin moverse del lugar.

- Señorita, ¿se encuentra bien? - pregunta el joven.

La muchacha levanta la cabeza rápidamente hacia arriba al oír una voz, sus ojos oscuros se cruzan con una mirada dulce de ojos verdes que la miraban desde arriba asomado del puente.

- Gracias a Dios, comenzaba a creer que este lugar era una zona desierta... Mi bota quedo atascada en el barro, no puedo quitar mi pie. - dice la muchacha.

- Enseguida bajo y la ayudo. - dice y su cabeza desaparece.

Oye un ruido provenir de detrás de ella.

- Aquí estoy. - dice la misma voz, pero ahora se oye mas clara.

Ambos cruzan miradas. El joven mira hacia el origen del problema.

- ¿Como ah hecho para quedar atascada? - pregunta.

- Mi bufanda se voló y cayo aquí abajo, en el barro para ser mas precisa. Quise agarrarla con una rama, pero al acercarme mas una de mis botas quedo trabada en el barro, llevo media hora aquí.

- Las heladas endurece el barro, y la mayoría de los habitantes del pueblo trabaja hasta estas horas.

- Eso explica todo. ¿Puedes ayudarme? Honestamente ya no siento mi pierna.

- Claro. ¿Le importa si la sujeto rodeándola?

- Eh... No, para nada.

- Muy bien, levante un poco los brazos.

La joven lo hace y el pasa sus brazos por debajo de los de ella, la abraza con fuerza.

- A la cuenta de tres quiero que tire hacia atrás conmigo, ¿Si? - dice y ella asiente. - 1...2...3.

Ambos tiran con fuerza hacia atrás, pero la bota no se mueve.

- De nuevo, 1...2...3.

Vuelven a jalar con fuerza, se oye un sonido y a los segundos ambos caen de espalda.

Respiran por unos segundos.

- Lo siento mucho. - dice la joven parándose rápidamente al darse cuenta que había caído sobre el.

- Está bien. - dice riendo y poniéndose de pie. Mira hacia abajo. - No salió como esperábamos.

Ella mira hacia abajo y ve que le falta la bota. Dirige su vista hacia el barro y la ve aún en el mismo lugar.

- Diablos... - susurra por lo bajo. - ¿Cómo haré para llegar a mi hotel con una bota? - mira al joven - ¿No hay una tienda por aquí cerca?

- No Señorita, solo casas y tiendas de alimentos.

- Genial... - dice fastidiada.

Una Cuestión de EdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora