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Rose 

Paso una semana.

Una semana en la que yo no salí de mi habitación.

No eh tenido noticias de Robert, ni de Patrick, ni Ian. Mi madre confisco mi celular, además no fue a trabajar en toda la semana, por lo que no pude escaparme.

Tocan la puerta de mi habitación.

- Ro – oigo la voz de mi hermana. Miro hacia la puerta y veo su cabeza asomada. Yo estaba acostada en mi cama. - ¿Sigues sin levantarte de la cama? ¡Ya paso una semana!

- Una semana desde que mi vida se fue a la mierda.

- No exageres, ya todo pasara.

- No pasara Nikki. Mi mejor amigo me odia, mi madre siente vergüenza de mí, Ian debe pensar que soy una persona horrenda al igual que tú y Robert seguramente.... No sé.

- No pienso que seas una persona horrenda – dice entrando a mi habitación y cerrando la puerta.

- Eres la única... - digo desanimada. Nikki se sienta en el borde mi cama.

- Conozco a mi hermanita, sé que no eres ninguna de esas cosas con las que te describió esa rubia hipócrita de Vivian Wallace.

- Realmente lo amo Nikki, creí que era un ser humano odioso e insensible pero no es así. Tiene bondad y sentimientos, aunque el trate de esconderlos. Se que no está bien, pero lo amo. Y si él me dice que me vaya con el iré a donde sea que él quiera. – hago una pausa – lo único malo en todo esto es que perdí a mi mejor amigo, pero no lo hice a propósito. Primero lo odiaba, y al segundo ya estaba dispuesta a darle mi alma si me la pedía.

Ríe – Eres tan cursi y poética. Me recuerdas mucho a papa.

- Lo extraño – digo con tristeza

- Yo igual. Mama no se merecía que le digieras eso.

- Lo sé, estaba enojada.

- Sabes que ella no volvió a ser la misma después de lo de papa. Se que te presiona mucho con lo de la universidad, y lamento si yo también lo eh hecho.

- Ya no importa.

- Claro que importa, iras a Harvard en unos meses.

- Ahora mismo no tengo ni ganas de respirar.

- Mama se fue a trabajar, puedo cubrirte por un par de horas si es que necesitas hacer algo.

- ¿Enserio?

- Si.

La abrazo – Eres la mejor Nikki.

- Lo sé, no pierdas tiempo.

***************

- No sé nada – dice Ian – El tampoco aprecio en toda la semana.

Suspiro mientras me siento en el sofá – Debe odiarme.

- No es para menos, te acostaste con su padre no una, sino varias, por meses le mentiste. Sin mencionar que el odia a su padre, es como si te hubieras acostado con su peor enemigo.

- No estas ayudando Ian – digo desanimada.

- No trato de ayudarte, es la verdad y lo sabes. No estuvo bien.

- ¡Ya lo sé! Por eso quiero remediarlo.

- Debes hablar con él, no conmigo. – dice. Quedamos en silencio.

- ¿Piensas que soy la peor amiga del mundo?

- No importa lo que yo piense.

- A mi si me importa. – digo. Nos quedamos mirando.

Una Cuestión de EdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora