Las intenciones del Rey.

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En una época, donde el alfa era quien mandaba y se alzaba orgulloso ante todos.

Las reglas impuestas socialmente, se rompieron, pues en un reino, próspero y respetado... se coronaba al legítimo heredero: Stiles Stilinski, el rey omega.

A oidos de todo fue una gran sorpresa, ¿Como seria capaz un omega en llevar semejante puesto?.

Pero al gobernar el joven, por un lapso de dos años, calló los susurros de las malas lenguas.

El omega era mas que apto.

En cambio, en un reino, algo lejano y al mismo tiempo, se coronaba al joven príncipe Hale: Derek Hale.

Alfa.

A quien no le hacia mucha gracia era a su tio, Peter Hale, también alfa, que creía ser mas merecedor del título que su joven sobrino.

Fue en el transcurso de esos dos años, cuando los susurros llegaron a su oído.

El rey omega.

Un apodo mas que suficiente para despertar su, infantil, curiosidad.

Mas allá del mar, había un reino, quien era gobernado por un omega, unos años menor que su sobrino.

Y como el niño malcriado que Peter era, convenció al rey de un banquete para los reinos.

Luego de meses de preparativos, el gran dia llegó.

—¿Se puede saber que planeas?.— pregunto el rey a su tio.

—¿Qué te hace pensar que planeó algo? Su Majestad.— cuestiono, con su voz supiscas y sarcástica.

— pues, rogaste un banquete, que prácticamente organizaste vos a detalle y ahora estas aqui, en este balcón, admirando cual lobo al acecho.— aclaró. —mi pregunta, querido tio, es: ¿A quien estas cazando?.

Peter sonrió al rey, como solo el diablo era capaz, luego bebió de su copa. Finalmente sus ojos volvieron a su presa.

Un joven palido con lunares y ojos miel, quien, a su vista, se veia indefenso.

En ese precisó momento, en que el joven rey le dirigió su mirada, fue el momento en que comenzó la caza.

Una semana después del banquete, Peter desembarcó en el reino mas allá del mar. Como visitante de la realeza Hale.

Fue cosa de palabras, en el que la lengua del diablo le robó el corazón. Un inocente corazón.

—¿Está es forma de obtener un reino?.— cuestiono su sobrino, mientras el arreglaba su traje para la boda.

— mi querido sobrino, debéis de entender, que es esto o el matarte.— respondió con orgullo el viejo diablo, mientras dirigía una sonrisa triunfal. — yo sere rey y vos no tenéis que morir. A mi me parece un buen plan.

— utilizando a ese pobre omega.— respondió el rey indignado.

— mi futuro señor, solo me es un premio extra. Un lindo y joven omega, con un paraíso entre sus virginales piernas, que me dará un reino, y mas adelante hijos.

Pese a no estar de acuerdo, el Rey mordió su lengua y dejo que la boda continuará sin contratiempos.

Cuando la noche de bodas llegó, Peter tomo a su esposo, con una delicadeza indigna del diablo.

Rozando, con la yema de sus dedos, la pura piel de su señor... fue glorioso y casi parecía el cielo.

Pero amar en el lecho, al leal omega no era suficiente, no, para hacerle olvidar sus ansias de poseer el reino.

Y fue en el transcurso de dos dias, en que se dio cuenta de que el era el rey, pero no gobernaba.

Fue entonces en que trazó un plan. Con disimulo, convenció al reino de que un omega no era apto.

Llenando la cabeza de aldeanos y soldados, a las espaldas de su esposo.

Y a cambio, les hizo creer que el era quien debia reinar, el que era un alfa.

Cuando su esposo dio a luz a su primer hijo, fue cuando Peter aprovechó e hizo un golpe civil. Usurpando el puesto.

Estando ahora el en el trono y su esposo parado frente a el.

— he dado a luz a tu hijo, no hace mas que ocho horas, ¿y vos me pagas quitandome mi reino?.— pregunto con voz rota el rey.

Peter pareció pensarlo un momento, en el trono.

— bueno, ahora es mi reino.— corrigió infantilmente. — ahora yo mando y vos, mi señor, como buen omega, obedeces.

—¿Y si me niego?.— cuestiono, indignado y decepcionado el omega.

— y si te niegas, te prohibire ver a mi hijo y serás condenado a tracción.

—¿¡Traición dices!?,¡siendo vos quien me traicionó y amenaza con quitarme a mi hijo!.— grito el omega, lastimado.

—¡¡guardias!.— llamó el rey, al ver que su omega se ponia violento. — es vuestra elección, o sois mi esposo, o sois un traidor. Arrodillate ante tu rey.— ordenó.

El omega lo vio con determinación.

— vos, no sois mi rey.— respondió entre dientes.

Peter suspiró, sabia que tan testarudo era su esposo y supo que debia cambiar de estrategia.

— traedme a mi hijo.— pidió y vio como el omega, quien era sostenido por soldados, se alteró.

Una joven moza entro al salón, cargando consigo al pequeño príncipe, y se lo entregó al rey.

El omega parecía asustado, por su parte Peter admiraba, por primera vez a su hijo, puesto que al nacer, el estaba ocupado usurpando el trono y no fue hasta ahora que lo vio.

— os felicito mi señor, me habéis dado a un heredero digno.— halago.

—¡dadme a mi cachorro!.— pidió desesperado el omega.

— arrodillate ante mi, jurame lealtad eterna y te dejaré tener a vuestro hijo. De lo contrario jamas permitiré que lo veas.

Y fue ante sus ojos, como vio al omega resignarse y, a duras penas, arrodillarse ante el. Tragando su orgullo.

Las intenciones del Rey. [Finalizada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora