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Eres un torbellino - dijo con tono de guasa - No busques jugar con fuego cuando aún no tienes edad de usar cerillas.
- Que no te confunda mi edad - respondí retándole con la mirada - Ya he encendido algunas hogueras y sé cómo no quemarme.
Ambos nos reímos por el juego de palabras y continuamos haciendo alusiones sobre nuestros pensamientos usando metáforas y juegos de palabras con doble sentido. Yo me sentí más crecida porque ya estaba convencida que lo que yo buscaba, era un deseo mutuo.
La partida había comenzado y él estaba dispuesto a jugar. Las reglas no estaban establecidas y tampoco los limites. La novedad de seducir a alguien mayor que además según los establecimientos sociales debía ser alguien inaccesible y prohibido, incrementó aún más si cabía, el deseo de saber hasta dónde él estaría dispuesto a llegar.

(Continuará)

EL SUSTITUTOWhere stories live. Discover now