#2

88 8 0
                                    

Tras el primer impacto que me ocasionó conocer al sustituto, volví a ser la de siempre. Sobre todo porque, seguramente en su afán de demostrar que estaba preparado para dar clases, fue incluso más exigente y duro que el profesor permanente. Y no se conformaba con hacernos correr alrededor de la pista deportiva u organizar partidos de fútbol, baloncesto o voleibol.
Quiso ir más allá, poniéndonos pruebas de resistencia, velocidad, equilibrio... Y tanto yo como mis amigos, comenzamos a detestar las clases de educación física. Después de tres semanas estábamos echando de menos a nuestro profesor habitual, sobre todo, porque aquel día se presentó con mal augurio ya que tocaba saltar el potro con trampolín. Pero al contrario de lo que imaginamos, nos lo pasamos muy bien, sobre todo porque nos reíamos a costa de la torpeza de algunos compañeros y aplaudimos vitoreando las caídas más aparatosas.
Llegó mi turno y tras responder con una reverencia y mucha guasa a los vítores de ánimo de mis amigos, me dispuse a realizar el ejercicio. Una de las víctimas de nuestras burlas, quiso vengarse y justo cuando me disponía a saltar, corrió hacia mí con la intención de chocarse, frenó un par de metros de mí pero fue suficiente como para desconcentrarme, hacer que apoyase mal las manos en el potro y caer aparatosamente al suelo torciéndome el tobillo.
Me levanté hecha una furia para reprender al graciosillo pero me había hecho más daño de lo que parecía a primera vista y al apoyar el pie lastimado, sentí un dolor que recorrió mi pierna hasta la rodilla como un latigazo y haciendo que perdiese el equilibrio de nuevo.
Entre la risas de unos compañeros y las despotricaciones de mis amigos, se armó un alboroto que sólo puedo ser silenciado cuando el sustituto usó su silbato para llamar al orden.
Se acercó a mí y me inspeccionó el tobillo, tras llamarme la atención por el vocabulario soez que usé para seguir reprendiendo al causante de mi lesión, me anunció que no tenía nada grabe pero que debía ir a la enfermería para aplicarme un aerosol anti inflamatorio.

Continuara...

EL SUSTITUTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora