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"Mi gozo en un pozo" pensé para mí cuando el jefe de estudios anunció que el profesor de educación física estaría de baja al menos dos meses para seguidamente, anunciar que el sustituto ocupará su puesto ese mismo día.
Crucé la mirada con mis amigos y adiviné sus pensamientos, no fue difícil porque yo había pensado lo mismo y ya estábamos planeando en cómo ocupar la hora libre y con la llegada del sustituto los planes fueron frustrados.
Aunque un sustituto tampoco estaba mal, era mucho mejor porque podríamos hacer lo que nos viniese en gana sin que nuestro historial de asistencia se viese afectado y esa teoría se ratificó cuando el jefe de estudios nos explicó que el sustituto era un estudiante de último año que aprovecharía la baja del profesor fijo para efectuar sus practicas. Intercambié una sonrisa confidente con mis amigos, si con un sustituto hacíamos lo que queríamos, con un sustituto en prácticas, será una fiesta.
Estaba charlando con mis amigos sobre trivialidades mientras el jefe de estudios seguía con la presentación. Tras un par intentos fallidos por parte del jefe de estudios para hacernos callar, optó por coger un trozo de tiza y lo lanzó hacia nuestro corrillo. La tiza pasó ante mis ojos y reaccioné dando un respingo. Toda la clase estalló a carcajadas y para simular mi zozobra quise mirar desafiante al docente. Pero mi turbación se incrementó al fijar la mirada a los ojos turquesas del sustituto. Sería cinco o seis años mayor que yo, complexión atlética, alto y endemoniadamente guapo. Él me devolvió la mirada reteniendo una sonrisa provocada por el lanzamiento de tiza. Incliné la cabeza ligeramente hacia atrás y con altivez, desvié la mirada más allá de la ventana para enviar un mensaje al jefe de estudios y dejarle claro que su llamada de atención no había hecho mella en mi actitud.

Continuara...

EL SUSTITUTOWhere stories live. Discover now