12. La carta.

633 96 63
                                    


Los tratos estaban hechos, el ritual se debía cumplir y Dessin nunca se había sentido tan presionada.

Pete parecía calmado, desinteresado en su alrededor y sin tener muchas ganas de ayudarle, pero el chico era alguien de palabra, y aunque lo odiaba iba a cumplir su parte.

— ¿Estás lista?— El chico miró de reojo a la parca y ella asintió, una vida estaba en riesgo, el tiempo corría y su mente no estaba lista para tanto.

***

Stan suspiró nervioso en su lugar, de un momento a otro un leve miedo se había instalado en su cuerpo, por alguna razón su instinto le decía que algo malo iba a pasar, y esa sensación de pesar no parecía querer desaparecer de su cuerpo.

Buscando un poco de paz comenzó a caminar hacia uno de los parques de la ciudad y al ver a Kenny y Butters sentados a un par de pasos una pequeña sonrisa apareció en sus labios, quizás hablar con Kenny lo haría sentir mejor.

Se detuvo de último momento recordando que el chico probablemente ya no lo recordaba, y sus ánimos volvieron a caer. Estaba dispuesto a irse cuando una pequeña voz en su cabeza le dijo que hiciera lo contrario.

Trata de hablarle, no pierdes nada intentándolo.

— ¡Hey Kenny!

Stan se acercó a paso seguro donde el rubio, su rostro era una mezcla entre nervios y miedo, Kenny lo había mirado cuando le gritó, y Stan casi salta de la emoción, pero cuando estaba a punto de llegar el chico miró a otro lado y se rascó la cabeza confundido.

— Que raro...

— ¿Qué es raro? — Preguntó Butters y Stan estaba demasiado nervioso, sin saber si valía la pena volver a hablar o no.

— Creí haber escuchado la voz de Stan, pero eso es imposible ¿no? El... Él murió hace mucho.

Stan se sintió levemente enfermo cuando escuchó la afirmación por parte del rubio.

— Kenny, por favor escúchame, yo sé que puedes oírme.

— Quizás fue solo tú imaginación — Le dijo Butters.

— No. No lo fue. Estoy aquí chicos, Kenny yo sé que tú puedes verme— Le retó Stan apuntando al chico con su mano, pero el rubio ni si quiera se inmutó — ¡Kenny escúchame!

— Ahí está otra vez — Kenny se giró sobre sus pies, mirando a todas partes— ¿Es acaso una broma pesada?

— ¿Estás bien Kenny? Yo no escucho nada...

— ¡Kenneth McCormick! — Stan comenzó a caminar al lado de la pareja, el miedo y la rabia entrando en su pecho — Sé que te parece una broma pesada, pero estoy aquí, esto es real, si puedes escucharme es porque yo soy re-

— ¡Basta! — Stan se asustó al ver los ojos llorosos del rubio — Quien quiera que esté haciendo esto no es gracioso ¿bien? No es divertido.

Stan se quedó callado cuando vio al rubio finalmente romperse, comenzando a llorar y se sintió culpable al ver las pequeñas lágrimas. Butters había comenzado a acariciar la espalda del más alto antes de dejarle un pequeño beso en la frente.

Volviendo a sentir [Style]Where stories live. Discover now