Capítulo 50.

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La ansiedad recorría su cuerpo de forma desenfrenada, la incertidumbre invadía su mente al punto de no dejarle pensar con normalidad, el miedo se apoderaba de él a cada segundo por no saber si el joven de cabello rosa pastel lograría sobrevivir luego de tan grave herida. Estaba sentado en una de las sillas de aquel horrible y lúgubre hospital –al cual siempre iban miembros de la mafia en su mayoría–, impaciente, mientras se destrozaba la piel alrededor de sus uñas debido a las mordeduras que le daba. Tenía sus piernas flexionadas sobre el asiento. Sus rodillas estaban a la altura de su pecho y se acurrucaba a sí mismo, sintiendo el frio en cada parte de su cuerpo. Los ruidos de la gente yendo y viniendo en aquellos pasillos parecían un eco lejano en sus oídos, no reconocía nada más que sus pensamientos. Tenía mucho miedo de que otros miembros del Dragón Dorado llegaran a encargarse de Jimin.

—Que vengan, hijos de puta, se las verán conmigo... —murmuró para sí mismo.

—Suga.

Una voz le hizo despabilarse por un momento. No se movió para nada, tan solo dirigió su mirada hacia la persona que acababa de sentarse en las sillas que frente a él. Observó la familiar cabellera rubia de Jackson, quien tenía su brazo vendado en la zona de su hombro, donde había recibido un disparo y lo mantenía inmovilizado para que la herida no se abriera. Él se acomodó en el asiento y lo miró con temor, cosa que molestó a Suga, quien por fin fruncía el ceño para hacer una expresión en su rostro.

—¿Qué haces fuera de tu habitación? —Preguntó y se sorprendió por lo ronca que sonaba su propia voz.

—Estaba preocupado por ti —hizo una mueca—. ¿Cómo está Jimin?

—No lo sé... —murmuró, sintiendo un escalofrío—. Hace tiempo entró a la sala de operaciones.

—Todo estará bien, han salvado muchas vidas aquí —intentó calmarlo—. ¿Recuerdas hace un tiempo cuando me pasó algo parecido? ¡Y mírame, estoy bien!

—Eso quiero pensar... —se forzó a sonreír de manera efímera—. Vi su herida, Jackson. Perdió mucha sangre.

Un hombre lo había ayudado luego de varios minutos intentando mover el cuerpo de Jimin sin que este perdiera más sangre, intentando no hacerle más daño del que tenía. Lo subieron al vehículo, ya inconsciente y con una casi inaudible respiración. Suga le agradeció con todas sus fuerzas a aquella persona, le ofreció una recompensa por sus acciones, pero fue rechazado al instante, pues el señor dijo que solo lo hacía por bondad y no por interés. Inmediatamente ingresó al automóvil para ponerse en marcha hacia el hospital al que habían ido juntos aquella vez en la que lo hirieron en la pierna. La situación parecía ser similar, solo que esta vez su vida corría peligro. Tenía que llegar cuanto antes, no soportaba la idea de perderlo, no podía ni siquiera pensar en ello.

El joven de cabello negro recordó la imagen de sus manos temblorosas y cubiertas de sangre sobre el volante del vehículo, apretándolo con fuerza hasta el punto de sentir dolor físico. Era cuestión de minutos salvarle la vida a Jimin.

—¿Qué haces fuera de tu habitación, Wang? —Preguntó una enfermera que despistó a ambos.

—Oh, yo... —sonrió nervioso Jackson—. Es que no me duele y quise venir a ver a mi amigo, ya sabes.

—Nada de excusas, ¡a tu cama! —Le indicó—. ¡No puedes dejar de hacer reposo! La herida aún no sanó.

—Bien —suspiró y observó a Suga con pesar—. Estará bien, ¿sí? —Vio que el otro asintió débilmente.

Luego de que el joven Wang Jackson se perdiera de vista por el pasillo, Suga regresó a su tan temida soledad. Su cabeza le dolía hasta el punto de sentir que perdería la consciencia. De alguna u otra forma, el que alguien le hablara solucionaba un poco toda la preocupación que tenía, lo distraía y eso le hacía bien. Los nervios regresaron por sí solos. Sin embargo, en cuanto giró un poco su cabeza para observar al otro extremo del pasillo, notó que un joven llegaba apresurado a donde él estaba, arrastrando a otro más a su paso, el cual se quejaba por el dolor. Sacó sus piernas de arriba del asiento, queriendo ponerse de pie de inmediato, pero viéndose interrumpido por el cansancio que sus músculos tenían, así que solo se quedó sentado. Sentía mucha confusión al verlos allí.

Pinky Hair Boy - YoonMin [+18] EN FÍSICO DISPONIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora