Infiltrada en el infierno

3.5K 339 12
                                    

La había encontrado, sin querer, de repente y sin estar preparada para las consecuencias de ese hecho, el destino había jugado sus cartas y una infinita casualidad la llevó hasta su objetivo mientras ella no podía dejar de preguntarse ¿y ahora qué voy a hacer?

No podía decirle a su superior que había encontrado a Clarke Griffin pues tendría que dar demasiadas explicaciones, y sobre todo tenía que decirle que había estado en un prostíbulo arriesgando su puesto de trabajo, tenía que encontrar la forma de "encontrar" a Clarke obviando ese hecho, tenía que seguir la investigación pues había dado con el final del camino sin saber todo lo que había en él, sabía que Clarke era prostituta pero no como había llegado a serlo, ese como era la clave para resolver el caso.

Sumida en sus pensamientos sin apenas prestarle atención a la joven rubia que, sentad a su lado, no dejaba de resoplar aburrida y moverse inquieta. Esa mujer castaña de ojos verdes la desconcertaba demasiado, había dejado bien claro que no quería acostarse con ella, dos veces en dos días, y aun así ahí estaba, sentada a su lado perdida a saber dónde. El silencio se le hizo pesado y, a pesar de que le aterraba enfadar o molestar a la castaña pues su temperamento era como una bomba de relojería, se decidió a hablarle, esperando que al menos así las horas pasasen menos lentas ya que tenía que estar hasta el alba encerrada en esa habitación por orden de Finn y Lexa no parecía querer irse y tampoco parecía querer tocarla o tomarla, sin duda era una mujer muy extraña.

-Entonces vas a quedarte aquí toda la noche sin mirarme, sin tocarme y sin que hagamos nada. Eres muy extraña ¿Sabes?

-¿Crees que soy extraña? ¿Por qué?

-Porque te vas de putas, gastas una pasta y no haces nada. Créeme nadie entra en esta habitación si no es con la intención de tener sexo.

-Yo no tengo Sexo con desconocidos

-Entonces a qué has vuelto.

-Ya te lo dije, me resultabas familiar y quería saber por qué, pero ya está, ya averigüé que no te conozco de nada

En cierto modo no le estaba mintiendo, Lexa no la conocía, no había visto de ella más que una fotografía y estaba segura que la niña de esa foto había dejado de existir, no era la misma chica que tenía delante, sus ojos jamás volverían a brillar como antes, de eso estaba segura.

Clarke la miraba con una mezcla de curiosidad y miedo, había algo en esa mujer que la incitaba a conocerla un poco mejor, a averiguar por qué era tan extraña, por qué estaba tan triste.

-Si no vamos a hacer nada ¿Por qué sigues aquí? ¿Por qué no te vas a casa? Sin duda ahí dormirás más cómoda que aquí.

-No quiero irme a casa, está muy vacía, no me gusta estar ahí

Clarke miró a la castaña, sabiendo que estaba compartiendo con ella algo íntimo, quizás por primera vez en años se estaba abriendo a alguien y la escuchó con atención. Vio como sus ojos se tornaron acuosos ante la afirmación de que se sentía sola y no pudo evitar preguntarse por qué una mujer tan bonita y magnífica como ella no tenía a nadie a su lado. La imagen de aquella mujer de ojos grises que sonreía desde la única fotografía del apartamento de Lexa se le vino a la mente y la imperiosa necesidad de saber quién era ella se apoderó de la rubia sin poder remediarlo, debía ser importante pues en esa fotografía Lexa era feliz.

-¿Puedo hacerte una pregunta? Sin que te enfades conmigo.

-Pregúntame lo que quieras

-Promete que no te vas a molestar conmigo.

-Lo prometo, pregunta lo que quieras, te contestaré lo más sinceramente que pueda

-En tu apartamento solo hay una fotografía, una en la que sales tú con otra chica, ¿Quién es ella?

Caso abiertoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu