Capitulo 38

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Los rayos del sol se filtraban por la ventana, ___ abrió sus ojos con pereza, volviéndolos a cerrar por el contacto con la luz.
Giró su cuerpo quedando frente a Nick, aun dormía, tenía su boca entreabierta, un brazo estirado sobre su cintura y el otro debajo de la almohada. Amaba verlo dormir, no se cansaba de hacerlo.
Estaba tan concentrada que se sobresaltó cuando alguien comenzó a golpear torpemente la puerta.
-Te lo dije. —Le habló Nick llamando su atención, sin abrir sus ojos. —Vete. —Gritó a quien se encontraba detrás de la puerta. —Algunas cosas nunca cambian, hace eso desde que sabe caminar. —Ella rió porque hablaba tanto sin siquiera mirarla.
Se acomodó boca arriba y él se apoyó sobre su propio brazo para observarla.
-Buen día. —Le regaló una de esas sonrisas que a ___ la hacían derretir.
-Buen día lindo.
-¿Lindo? —Arqueó una ceja. —Nunca me dijiste algo así, hasta creí que no lo pensabas.
-Sí, claro. —Ironizó.
-Ay ella. —La burló mientras acercaba sus manos peligrosamente a su estomago.
-Ni se te ocurra. —Lo asustó con la mirada pero no le salió bien. Nick cumplió su amenaza. —Basta, detesto las cosquillas. —Se quejó pero no le hizo caso.
Sin darse cuenta estaba sobre ella, se sintieron nerviosos al primer contacto de sus miradas, era la primera vez que se encontraban en una situación así, en esa posición, por más incomoda que fuera la situación, por la tensión que había entre ellos, ninguno intentaba deshacer el acercamiento.
-¿Estás seguro que Dani va a querer prestarme ropa? —La cara de él cambió su expresión, ella había interrumpido el momento y se decepcionó.
-Sí. —Volvió a acomodarse en su lugar.
-¿Te enojaste?
-No.
-Nick.
-Sí.
-Lo siento es que... no es momento, al menos yo escucho a tu familia caminar por los pasillos.
-Tienes razón. —Acarició su mejilla. —Perdóname. —
-Te has olvidado de algo.
-¿De qué? —Se hizo el tonto, le encantaba que se lo pidiera.
-No te hagas, lo sabes muy bien. —Asintió riendo y se acercó a sus labios, sus hermosos y perfectos labios, los besó con suavidad y sonrió en medio, sabiendo que ella amaba eso.
Se bañó mientras su novio le conseguía ropa, le daba vergüenza pero no tenía otra opción porque no la dejaba volver a New York.
-Te dije que te iba a quedar genial. —La miró de arriba abajo. Bajaron a la cocina para encontrarse con toda la familia ya reunida.
-No, hermano, para, no hagas eso. —Dramatizó Frankie.
-¿Qué hago? —Preguntó mientras corría la silla de _____.
-Sonreír, y en la mañana. —Todos rieron.
-Cállate. —Frotó en gesto amable, su cabeza.
-____. —Volvió a hablar el pequeño. — ¿Me perdonas por haberte despertado así?
-Estaba despierta, no te preocupes. —Le sonrió.
-¿Tienen planes? —Preguntó Denise mientras acariciaba sobre la mesa, la mano de su marido.
-Yo si, como ninguno de ellos. —Señaló a ambas parejas. —Querrán estar conmigo, llamé a Jack.
-¿Jack? —Preguntó Kevin. —Años sin verlo.
-Lo sé, me encontré con él en Los Ángeles y le prometí avisarle cuando este de visita por acá.
-Nosotros seguiremos con los preparativos de la boda.
-Sí, hoy no, pero quizás en estos días necesite tu ayuda. —Dijo Danielle a la chica apoyada sobre el hombro de Nick.
-Claro, me encantaría.
-Bueno, si mañana me la vas a robar es mejor que me la lleve ahora. —Bromeó él mientras se levantaba. —No nos esperen. —Caminó hacía la sala mientras su novia saludaba a todos.
Pasearon por las calles de New Jersey con sus manos entrelazadas. Era muy temprano y a diferencia de New York aun no había mucha gente en la calle.
Ella se detenía en cada lugar, admirando la belleza, él intentaba arrastrarla para seguir su camino.
-Te quiero llevar a un lugar especial. —Confesó.
-¿Qué tan especial?
-Curiosa. Es un lugar donde siempre parece otoño, cuando vivía acá iba cada fin de semana.
-¿Solo?
-Casi siempre, a veces traía a Elvis y una vez, por su cumpleaños número siete a Frankie.
-Que honor que quieras llevarme a mí.
-Es un honor que quieras acompañarme. Olvide mencionarte a alguien más, he traído a alguien más. —Ella lo miró seria por su tono de voz. —Mi guitarra. —Dijo él. Lo abrazó sin dejar de caminar y le susurró un 'te quiero' que le robó una sonrisa.
Caminaron por treinta minutos más, era un lugar alejado y ya no se cruzaban con nadie. Estaban solos, en una mañana fría pero iluminados por el sol radiante.
Llegaron a un parque cerrado, de afuera no se podía ver que había del otro lado. _____ lo miró ansiosa, era su lugar especial, moría por conocerlo. Era feliz de que él comparta esas cosas con ella.
-Es maravilloso. —Expresó cuando la asombrosa vista quedó frente a sus ojos.

-Lo es. —Suspiró con nostalgia, volvió a tomar sus manos y caminaron despacio, admirando cada espacio, no había nadie, solo ellos, el leve sonido del agua junto con el suave crujido de las hojas al pisarlas, llegaron al pequeño muelle y se sentaron. Ella delante de él, apoyando su espalda contra su cuerpo, mientras él, envolvía sus brazos en su estomago.
-Es el mejor lugar en el que he estado.
-¿Si? —Se sorprendió.
-Es increíble, hermoso.
-¿Me estás describiendo a mí? —Rió.
-¿Cómo te diste cuenta? —Estiró su cabeza hacia arriba para encontrar su mirada.
-No me mires así.
-¿Cómo?
-Así, tan dulce, estamos en un lugar público y no quiero que vean como me vuelvo loco.
-¿Te vuelvo loco? —Se acomodó a su lado.
-Demasiado, eres perfecta ante mis ojos y con cada gesto o palabra quiero besarte y besarte y besarte y besarte. —Lo calló dándole uno. —Y besarte y be...
-Ya. —Soltaron una carcajada.
Hubo momento de charlas, momentos de silencios, momentos de miradas, de besos, de caricias, de abrazos. Momentos que se convirtieron en horas, habían perdido la noción del tiempo.
-No quiero irme.
-Yo tampoco quiero hermosa. Pero ya son las cinco.
-¿Las cinco? ¿En qué momento pasó?
-Así es este lugar, no te das cuenta de cómo pasan las horas, y al venir juntos, menos.
-Gracias. —Le dio un beso corto mientras comenzaban a caminar, despidiéndose del lugar.
-Volveremos antes de irnos. Tus mejillas están coloradas, estuviste muy expuesta al sol, te ves muy tierna.
-¿Te estás burlando? Porque deberías verte en un espejo. —Tocó su cara.
-¿En serio? ¿Es por eso que siento mi cara tan caliente?
-Supongo. —Contuvo la risa hasta que él la frenó de golpe y la miró fingiendo molestia. —Claro, es por eso. —Sonrió y Nick no se resistió, jamás lo hacía.
Recorrieron otros lugares como su antigua escuela, la plaza donde jugaba con sus hermanos, donde iban siempre en familia a comer, incluso el hospital donde nació.
Para Nicholas era remover muchas cosas dentro de él, se sentía feliz, nostálgico, pero sin duda, estar con _____ lo hacía sentir en paz y tener la fuerza necesaria para recordar su vida mediante los lugares a los que asistía tiempo atrás.
-Es la primera vez que como tanto. —Dijo ella tocando su panza.
-Me di cuenta.
-Hey. —Lo miró enojada.
-Mentira, es lindo verte comer.
-eres raro.
-tu también.
-¿Ah sí?
-Sí, pero me encantas, rara, a veces mal humorada, me encanta cuando te enojas y golpeas mi brazo.
-¿Quien es el raro? —Rieron.
Caminaron de regreso a casa, todo el día afuera, salieron con los rayos del sol y volvían con la iluminación absoluta de la luna.
Subieron en silencio hacía la habitación, todos dormían.
-Ha sido un día perfecto. —Ya estaban acostados.
-Estoy de acuerdo con eso. —Se acercó a ella, casi por impulso y comenzó a besarla.
Como aquella vez en su departamento, el beso estaba tomando otras dimensiones, sabían dónde estaban yendo pero no iban a detenerse.
-¿Recuerdas lo que te dije aquella vez? —Preguntó sobre sus labios, sus respiraciones chocaban.
-Sí. —Se limitó a responder, sabía perfectamente de lo que estaba hablando.
-Hoy lo ha sido. —Asintió. —Estoy recordando algo más... En el aeropuerto... Dijiste algo... ¿Me amas?
-Te amo. —Sinceró sin rodeos.
-También te amo. —Su confesión fue directo a su corazón.
No había vuelta atrás, no era una opción para ellos. Sostenidos por sus rodillas sobre la cama, comenzaron a deshacerse de lo que les estorbaba en ese momento, entre besos, caricias, la piel les quemaba con cada contacto, sus miradas eran brillantes y no hacía falta más que la luz que entraba de afuera para que pudieran verse. Susurraban cosas entre cada beso, palabras de amor, sus corazones latían con fuerza, casi la misma fuerza que hacían para poder respirar con normalidad. La recostó en la cama sin dejar sus labios, pero quería más, quería todo de ella, porque la amaba, la amaba demasiado y necesitaba demostrárselo con más que palabras. Sus manos se unieron en el aire al mismo tiempo que se unían sus cuerpos, ya no había enojos, inseguridades, tristezas, malos recuerdos, solo ellos dos entregándose por completo al otro.


LO SE, PERDÓN! Pronto maratón. Un beso!

[Look At Me] Nick y túWhere stories live. Discover now