Capitulo 9

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Estaba dando vueltas por mi departamento, aun quedaba una hora para ir por ___. Con solo pronunciar su nombre me pongo idiota, ya necesitaba oírlo pronunciar desde sus labios, su dulce voz, su timidez... ¿De qué debía hablar cuando nos veamos? ¿Si termino aburriéndola? No podía estar más nervioso, ni siquiera pensé a donde la llevaría... ¡Calma Nicholas!
Busqué en mi placar una campera, opté por una de cuero marrón claro, debajo llevaba una remera color celeste, unos jeans negros y mis converse blancas. Según mi espejo no lucía tan mal, solo deseaba que ella opinara igual.
Nunca había estado tan nervioso. ¿Cómo es qué la había invitado a salir sin haber hablado más de dos veces con ella? Cuando se lo cuente a mis hermanos no podrán creerlo.
Faltando diez minutos me dispuse a bajar a esperarla, lo correcto era que yo llegase primero.
Antes de salir corrí las cortinas para ver si estaba ahí, pero su ventana estaba cerrada.
Tomé las llaves de la casa, de mi auto, mi billetera y presioné el botón del ascensor.
Miraba atentamente como iban descendiendo los números, al llegar al segundo piso, mi celular comenzó a sonar, era una llamada que no tenía pensado recibir.

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-Danielle. ―Llamé su atención al verla bajar del avión.
-Nick. ―Me abrazó. ―Gracias por venir por mí.
-No hay problema. ―Sonreí o fingí hacerlo y ella lo notó.
-¿Qué sucede? ―Negué con la cabeza. ―Dime.
-Es que yo... ―No sabía que palabra utilizar. ―Tenía una cita.
-¿Ahora?
-Sí.
-¿Por qué no me dijiste nada? Podía tomarme un taxi, ahora me siento terrible. ―Me miró apenada.
-No pasa nada, quédate tranquila. ―En realidad me sentía fatal. Mire mi reloj y ya eran 8:30.
-¿La llamaste?
-No, no tengo su número. ―Ella arqueó una ceja. ―Es una larga historia, te la cuento en el auto. ―La tomé del brazo.
-¿A qué hora debías verla y donde?
-A las 8 y en la puerta del edificio. ―Sostenía mi mirada hacia adelante. Maldito trafico de fin de semana, el camino no avanzaba.
-¿Era en tu departamento la cita? ―Negué.
-Ella vive en el edificio de al lado.
-¿Porqué nunca nos contaste nada?
-Porque es algo reciente y porque sabes bien que tenemos temas más importantes de que hablar. ―Ella asintió pero de todos modos me obligo a contarle la historia.
-Sin palabras.
-¿Crees que soy un tonto?
-Al contrario, creo que eres maravillo. ―La miré por un instante con una cara chistosa, la cual provocó su risa.
-Llegamos. ―Le informé.
No podía dejar de pensar en ___. La busqué con la mirada pero lógicamente no estaba ahí.
Una lluvia inmensa caía del cielo, mojándome entero, me sentí mal, me sentí una mala persona por lo que había hecho.
Danielle notó mi cara, se acercó a mí mientras llegábamos a la vereda, la abracé y ella me dijo. "Vamos, corre y vas a ver que estará en la ventana esperando por ti." Eso me animó y me hizo sonreír mientras abría la puerta de entrada al edificio.
Dejé de sonreír al ver su ventana casi cerrada y la luz apagada. ¿Que habrá pensado? Me estaba muriendo por hablar con ella. Por pedirle disculpas y sobre todo por hacerle saber que no había sido mi intención dejarla plantada.
-No quisiera traerte más problemas. ―Me dijo Dani y me senté a su lado.
-Lo sé, supongo que las cosas no están bien y por eso viniste. ¿Kevin lo sabe?
-No, cree que estoy en casa de Mikey. ―Asentí demostrando compresión.
-¿Qué novedades hay?
-Tu hermano se niega a hablarlo con tus padres, de hecho no quiere que nadie más que él y yo lo sepamos, es por eso que me vi obligada a llamarte ayer e informarte esto.
-Hiciste bien. ―Me mantuve pensante. Mi hermano no estaba pasando un buen momento. ―¿Qué dijo el médico?
-Nada muy alentador. Si Kev se niega a una serie de análisis para ver su estado y empezar un tratamiento es imposible que se cure.
-No puede ser tan terco. ―Me levanté molesto y no pude evitar mirar hacía su casa. Su ventana estaba abierta, pero ella no se encontraba ahí. Tenía dos problemas en mi mente y quería solucionarlos YA.
-No te ofendas, pero creo que viene de familia. ―No pude evitar reír con pesadez, tenía razón.
-¿Qué haremos?
-No sé qué pensarás, pero lo mejor sería que vayas a verlo, que hables con él, sabes que aunque eres el menor, tus palabras influyen en él.
-Estoy de acuerdo. También deberíamos hablar con Joseph, también merece saber que algo anda mal con nuestro hermano. ―Danielle se levantó y caminó hacía la cocina, seguí sus pasos, estaba tan mal por el problema de Kevin que no lograba pensar con claridad.
Preparamos la cena pero ninguno comió, ambos teníamos el estomago cerrado y solo pensábamos en lo que estaba pasando.
Cerré todo y apagué las luces. Acomodé algunas frazadas y me acosté en el sillón. Mi cama estaba ocupada por mi cuñada.
No pude dormir, mi hermano y ___ venían a mi mente todo el tiempo. Cuando el sol comenzó a filtrarse por el ventanal, los rayos del sol fueron directo a mis ojos, haciendo que los abra de par en par.
-¿Despertaste hace mucho? ―Le pregunté a mi cuñada cuando la vi salir de la cocina con el desayuno.
-Unos minutos. ―Sonrió. ―De pasada me tomé el trabajo de abrir tu querida ventana. ―Rió y me contagió.
-Que rico. ―Miré la bandeja que tenía dos tazas de café y galletas dulces.
Desayunamos mientras me ponía al tanto de todo en New Jersey, no solo mi hermano.
-Es una pena que ya tengas que irte. ―Me coloqué mi campera para irnos al aeropuerto.
-Cuando todo esté mejor con Kevin, vendremos juntos. ―Me abrazó. No decía nada, pero ella sentía a la perfección mi soledad.
Cuando estoy abriendo la puerta de mi auto, miró por última vez hacía su edificio, milagrosamente dios estaba de mi lado, ella estaba saliendo.
Sin avisarle a Dani, corrí hacía ella, no podía esperar a volver a cruzarla.
-Hola. ―Dije algo agitado por la mini corrida. Parecía un desesperado. Se dio vuelta y al verme su mirada no fue amable, no hubo sonrisa ni expresión de alegría al verme.
-Hola. ―¿Solo hola? Genial, lo arruiné. Sin decir más, quiso alejarse pero la detuve. ―Tengo que irme. ―Ni siquiera me miraba a los ojos.
-Necesito hablar contigo, pero también debo irme... ¿Estás libre en un rato?
-No lo creo...
-Por favor, estuve mal ayer, pero tengo una explicación. ―Suspiró y me miró a los ojos. Sabía que estaba diciéndole la verdad.
-¿A qué hora?
-En una hora, acá. ―Asintió mientras yo me alejaba regalándole una sonrisa.

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[Look At Me] Nick y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora