Capitulo 21

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- Nena… - le susurró él contra el teléfono. Tenía los ojos cerrados, abrazando a Elisabeth por la cintura. – Necesito que hagas esto, por favor. Saldrá bien. 

- Perdóname.

- No importa, estoy bien.

- Perdóname, Justin. – volvió a decirle ella. Se había llenado de lágrimas en tan solo un par de segundos. – por todo lo que te he hecho… - no pudo controlarlo, y sollozó fuerte. – Sé que no quieres volver a verme de nuevo pero…

- Sabes tan bien como yo que jamás cumpliría esa promesa. 

Ella se quedó callada.

- Tengo miedo… - susurró al final del silencio.

- Saldrá bien, Peterson. Eres mi chica. Todavía lo eres.

_________ no pudo evitar sonreír ante sus palabras. Cogió el mango de la puerta y lo giró.

- Siempre fuiste suficiente para mí, por si querías saberlo. – susurró ella, respondiendo una pregunta que todavía persistía en él. – Toda la vida lo serás.

- ¿Te estás despidiendo?

- Es solo por si acaso…

Justin apretó el puño izquierdo. No pudo evitar sentirse afligido por todo lo que escuchaba. No soportaba tenerla tan lejos, sin poder hacer nada, sin poder mover un solo dedo más que con una llamada. Era desesperante. Y peor aún, sintiendo sus palabras como una repentina despedida que tal vez no terminaría haciéndola despedirse a ella… sino a él. 
__________ abrió la puerta principal. 

- Justin… - susurró antes de poder abrir los ojos. Sus manos se hicieron agua y los nervios se apoderaron de ella. Y ésta de verdad era la última despedida, él debía saberlo todo. – Yo… 

Pasos fuertes se escucharon en el pasillo. ________ guardó el móvil, sin cortar la llamada. Jaló fuerte del aza de su maleta y salió al pasillo, a punto de dar la corrida más rápida de toda su vida. Debía salir de ese edificio cuanto antes. 

A punto de cerrar la puerta, un hombre apareció en frente de ella.

Max estaba hecho un manojo de nervios. Al
contrario de parecer el típico ejecutivo de toda la vida, tenía la camisa fuera, iba agitado, desarreglado e incluso iba bastante sudado. Miró a ____________ con los ojos muy abiertos, totalmente frenético. 
______________ tragó saliva. Su respiración se hizo más agitada y se quedó de pronto sin palabras. Estaba frente a Tentation. Frente a Max Nichols. Y lo peor de todo, es que lo había tenido frente a ella mucho tiempo.

- ¿A dónde vas? – le preguntó él mirando su maleta. 

Ella se quedó callada. 

“Vamos Peterson, no te quedes ahí”. 

- ¿A dónde vas? – volvió a preguntarle él, esta vez con mucho más recelo. ___________ dio un paso atrás, observando una trasformación en el semblante de Max. Estaba realmente furioso, pero además, había optado por un estado alto de nerviosismo. – Así que ya lo sabes, ¿verdad? – él ladeó la cabeza, sonriéndole bastante fascinado. – No eres tan astuta como pensé nena. – negó con la cabeza. Y ella empezó a idear una y mil formas de salir de ahí. Y cuando estuvo a punto de aplicar una de ellas, el ascensor se abrió de par en par y dos hombres lo suficientemente grandes aparecieron. No tenía salida. Él sonrió, al verla completamente perdida y atrapada. – Ahora tú y yo vamos a jugar un poco ¿te parece? 

Y entonces despertó. 

Tenía los ojos muy abiertos ante un lugar desconocido. Los párpados le pesaban demasiado y su respiración era agitada. Intentó moverse en su sitio, pero no tardó en darse cuenta que tanto sus manos y pies estaban atados. Cuando sus ojos registraron su propio cuerpo, sintió muchas escenas que venían a ella tan violentamente en su memoria, recordando un poco de lo que había pasado hace unas horas, o quizá días… no tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que… la habían secuestrado. 

La habitación estaba oscura. Solo un gran reflector estaba sobre ella y la silla en la que se encontraba atada. Al subir la mirada, sus ojos se vieron turbados de tan inmensa luz. Pero no podía ver más. Cientos de personas podían estar a su alrededor, pero la luz del reflector no le permitía ver en los alrededores. Sin mucho que pudiera hacer, pasó a revisarse. Estaba intacta. Con la misma ropa que había utilizado la última noche que había estado consiente. Era prácticamente la misma, sumándole claro, las sogas que ahora mismo enredaban su cuerpo. Intentó moverse con agilidad, pero estaba lo suficientemente atada como para poder si quiera respirar. Lo único que podía sentir en ese momento era un leve síntoma de mareo. ¿Dónde estaba? 
Analizando la habitación con muchísima cautela, pudo distinguir un resplandor que sobresalía en el fondo de la habitación, donde sus ojos apenas alcanzaban a ver. Parecía algo más bien parecido a una puerta. Estaba bastante lejos para poder alcanzarla saltando con la silla enredada ella, pensó. Pero definitivamente tenía que pensar algo cuanto antes. Aquello le hacía recordar el porqué de su amarga ira. No pudo sentirse peor al recordar la escena de su secuestro, que justo en ese momento volvía a su mente violentamente. Bridándole la información necesaria. Había sido engañada de una manera sucia. Frunció el ceño y unas inmensas ganas de llorar se le vinieron encima. Estaba demasiado frustrada como para pensar en un buen plan para poder escapar de ese lugar. Estaba demasiado cegada por una sed de venganza irremediable, que solo le hacía pensar en cuanto deseaba ver a Max Nichols frente a ella para poder acabar con él con sus propias manos. 

Jamás había sentido algo así por nadie en el mundo. Ni siquiera cuando Tentation había convertido parte de ella en una mujer cruel, había percibido si quiera una pizca de odio en su interior. Quizá con Sebastian Parker había sentido un sentimiento bastante parecido. Pero nada que pudiera compararse con lo que en ese momento sentía por Max. Se había burlado de ella. Le había visto la cara de estúpida, y ahora mismo, la tenía encerrada y atada en quién sabe dónde.

La furia le invadió el cuerpo y deseó gritar. En ese momento, la puerta que ______ había logrado visualizar se abrió. 

Y ahí estaba él. 

Por un segundo, ella sintió que se desvanecería de nuevo por todo lo que estaba sintiendo en ese momento al verle. Quería… quería matarle. 

Max cerró la puerta tras él, se dio vuelta y pasos lentos fue caminando directamente hacia donde ella se encontraba. Estaba vez no era el Max Nichols formal de toda la vida, ni el Max Nichols desesperado que ___________ había visto llegar para secuestrarle. Era un Max diferente. Frío. Con una mirada que llegó a asustarle en lo absoluto. Porque por más que este tuviera esa sonrisa que lo caracterizara formada en los labios, sus ojos emanaban dureza. Estaba tenso. Su cuerpo estaba vestido por unos pantalones negros, botas y una cazadora de cuero del mismo color. Al mismo tiempo que demostraba odio en todo él, también dejaba salir su típico ego. 

A unos pasos de ella, se detuvo. La examinó de pies a cabeza. Ella no sabía exactamente qué aspecto tenía en ese momento, pero era lo mínimo que podía importarle. La mirada de Max le provocaba arcadas en el estómago. Deseaba con todas sus fuerzas desarrollar esos mareos y poder vomitarle encima. Aún así, sabiendo que era un Tentation, sabiendo que podía matarle, no dejaba de parecerle un tipo completamente patético. 

- Por fin despertaste. – Max ladeó la cabeza. No tenía ninguna expresión en el rostro, solo miraba __________ por el simple hecho de tenerla al frente. 

Ella se quedó callada. 

- Has dormido dos horas. – volvió a hablar él. - ¿Estás enfadada? – le preguntó en un tono burlón al observar cómo es que ella le miraba. ________ no podía ocultar ni un segundo lo mucho que le odiaba. – También me sentiría así después de haber sido tan estúpido.

- ¿Qué demonios quieres Max? – la voz de __________ se alzó entre ambos de sorpresa. Max arqueó una ceja. Sin decir mucho, empezó a dar vueltas alrededor de la silla en la que _________ se encontraba, pero sin dejar de mirarle.

- ¿Qué crees que quiero?

- ¿A mí? Ya me tienes. – le respondió ella, concentrándose en hacer que él pueda escucharle.

- No eres tan importante Peterson. – Max se detuvo, justo en frente de ella. – Tenías que ver tu cara al saber que era yo quién había estado jugando contigo todo este tiempo.

___________ volvió a quedarse callada. Su orgullo estaba más herido que nunca. 

- Realmente pensé que eras más lista. Es decir, eras la chica de un hijo de perra, pensé que al menos él había podido enseñarte algo. – le reprendió. Ella había hundido sus ojos en el suelo. “Justin…” pensó. ¿Dónde estaba? ¿También le habían secuestrado? - Pero sigues siendo la misma idiota de toda la vida. – negó con la cabeza, mirándole. 

Ella alzó la mirada. Tenía el rostro de Max muy cerca al suyo. Lo único que podía causarle en ese momento era una inmensa repugnancia. Se contuvo en el deseo de escupirle. 

- Está bien. – habló ________. – Ganaste. – ella observó como la mirada de Max se ablandaba. - ¿Ahora qué piensas hacer? 

- ¿Contigo? – él alzó una ceja. _______ frunció el ceño al notar que estaba mirándole la boca. – No mucho. – bajó los hombros, haciendo una mueca con la boca. Dio un paso hacia atrás y se dignó a caminar hacia la puerta. – Pero a él voy a matarlo. – susurró mientras caminaba despacio.

Tal vez había imaginado que __________ no le había escuchado, pero había sido todo lo contrario. Entró en estado de pánico al imaginar que Justin podía estar secuestrado en alguna parte al igual que ella. Y si él estaba secuestrado… Elisabeth… 

- ¡Max! – gritó ella antes de que él pudiera poner sus manos sobre el manojo de la puerta. Él se quedó inmóvil. – Regresa… - le pidió entre susurros. – Joder… has ganado, me tienes aquí… es imposible que pueda escapar… solo… solo necesito saber una cosa… - aquella súplica llegó directamente a los oídos de Max. Si había algo que le fascinaba oír, era que alguien suplicara por él. 

Se volteó para mirar a _________, que tenía una vez más la mirada hundida en el suelo. Regresó a ella a pasos rápidos, asustando a _________ cuando esta subió los ojos a su encuentro.

- ¿Crees que vas poder manipularme como lo has hecho con cada malito hombre que se te ha cruzado? – le habló fuerte y claro. Acercando su rostro al de ella, tanto que ambos pudieron sentir la respiración del otro. Sus ojos se habían oscurecido, al igual que su voz. – No eres más que una perra de mierda. – ella se quedó callada. Sus ojos se humedecieron al saber que no podía hacer nada en su defensa. – Debí imaginar que lo eras la primera vez que ti. Pero me gustaste, y no sabes… no tienes idea cuanto me arrepiento. – las gruesas manos de Max tocaron el cabello de _________, sobando sus dedos sobre él. Ella cerró los ojos. – No tienes una idea de cuánto te odio. 

- ¿Has hecho todo esto por…

- Tú no vales todo lo que he creado. Con el tiempo comprendí que lo que tú podías darme, cualquiera ramera barata me lo podía ofrecer. 
Las manos de Max acariciaron el cabello de ________, cogiendo un mechón entre sus dedos. Ella cerró los ojos, preparándose lo peor. 

- Debí imaginar que te irías con ese tipo. ¿Lo amas verdad? – Max ladeó la cabeza, cogiendo con dureza el mechón de cabello de ________ y haciendo que esta tuviera que mover la cabeza. Su sonrisa era perturbadora. - ¿Lo amas? – le preguntó jalándole el cabello. __________ soltó un gemido. – Debí saberlo. – soltó el mechón de cabello y ella soltó un suspiro lleno de alivio. – Pobre hijo de puta, jamás imaginó que le traicionarías de esa manera. – con una sonrisa perversa en los labios, notó como ______ cambiaba de expresión en el rostro. Había levantado su mirada hacia él. – ¿Qué me dices de Travis? 

Ella empalideció. ¿Cómo demonios sabía todo esto?

- También le rompiste el corazón, ¿me equivoco? – Max frunció el ceño. – Mujeres como tú deberían irse al jodido infierno. 

- Entonces nos veremos ahí.

Él le sonrió.

Tentation... (Cuarta Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora