Capitulo 11

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Los minutos pasaron a base de agua caliente, besos, jabón y varias sonrisas. 

- Espera aquí. – le dijo él, frotándole los hombros. ___________ asintió, sentada sobre la tapa del váter y con la mirada de una niña pequeña. Esperó varios minutos a que Justin regresara con uno de esos camisones que a ella tanto le gustaban. – Ten, ponte esto. – le susurró, concentrado en su faena. Hizo que ____________ levantara los brazos y que aquel camisón callera por toda su piel. – Listo. – Justin soltó un suspiro. Ella parecía tan inocente en ese estado. Casi y no podía levantarse y ponerse en pie. Lo que podían hacer Malibú y dos o tres vacitos más de vodka. – Vamos a la cama. – le dijo, hablándole en voz baja.

_____________ estiró los brazos hacia arriba, haciendo que Justin cogiera sus manos y se acoplara a lo que ella estaba haciendo.

- Cárgame. – le pidió la suave voz de ___________. Sus ojos miraron los de Justin, en uno de los segundos más exquisitos de la noche. Y en ellos habían todo lo que podía describirse como ternura. Era una mujer irresistible hasta cuando no se lo proponía. Y él lo sabía perfectamente.
Justin negó con la cabeza, en un afán de demostrarle que se estaba comportando como una niña. Pero la verdad es que aquello no le molestaba en lo absoluto. Disfrutaba de toda esta situación en su punto máximo, el único problema era que había soportado una ducha con ella dentro, desnuda, coqueteándole de vez en cuando y tocándolo sin restricciones. Simplemente pensaba que aquello iba a ser suficiente por esa noche. Quería descansar de todo lo que _________ Peterson podía provocarle.
Sin embargo, puso ambas manos bajo los muslos de ella y la cargó entre sus brazos. El camino directo a la cama fue bastante corto. La dejó tendida sobre ella y luego pasó a ponerse también una sudadera. La escuchó suspirar en medio de la cama y moverse en ella, tratando de encontrar la comodidad. Y sus ojos le ordenaron que le diera un vistazo. Y era realmente preciosa. En el estado que estuviera, como estuviera y donde estuviera. Observó que se había inclinado un poco, subiendo las sábanas de la cama hasta la altura de su pecho para poder cubrir a Elisabeth de la misma manera. Y de pronto, le brindó un beso en la mejilla. Aquello hizo que el corazón de Justin terminara de derretirse. Y no solo eso, sino también lo invitaba a reflexionar sobre muchísimas cosas. Sobre todo lo que esa mujer había pasado, sobre todo lo que él había pasado para poder estar en ese momento con ella y con Elisabeth. Y aunque todavía se preguntaba por qué las cosas habían pasado de esa manera, sentía que cada momento había valido la pena y que lo valdría cientos de veces más. 

Apagó las luces y caminó en dirección a la cama. Ahora más que nunca le provocaba estar metido ahí, en medio de las dos. Así que se abrió campo entre ambas, separando a Elisabeth de ___________, que gruñó bajito al sentir como Justin movía su cuerpo con facilidad. La acomodó a su lado, haciendo que se acostara sobre su pecho. 

- ¿Te sientes mejor? – le preguntó Justin, en susurros. Su voz se escuchó nítida, debido a que en ese momento solo podían percibirse las olas del mar reventando ahí afuera y la respiración de Eli. 

- Ajá… - soltó ___________, acurrucada en su pecho. 

- No quiero que vuelvas a tomar. – le exigió él. Y esta escena parecía más bien la de un padre con una hija. ____________ no pudo evitar reírse. – no es ninguna broma, __________.

- Lo que digas. – volvió a reírse en voz baja, pero su mente empezó a caer en un sueño profundo cuando sintió las manos de Justin acariciarle el cabello. Lo hacía despacio, intenso, totalmente relajante. Era un maestro en cuanto a sus manos. 

- Hoy… - Justin se aclaró la garganta. Sentía otra vez los nervios de siempre subir por todo su cuerpo y apoderarse de su habla. Tener a __________ su lado, y querer decirle lo que iba a decirle… Dios, no había nada que lo pusiera más tenso. Empezaba a sudar frío, y ni siquiera había dicho más de una palabra. – Hoy tenía algo preparado para los dos. – le susurró, todavía masajeando la cabeza de _____________. Miró hacia el techo, buscando alguna fuerza inexistente ahí arriba. Ahora un suspiro fuerte salió de su garganta, ayudándole de cierta manera. – Iba a… - de pronto se quedó callado, se inclinó un poco para poder mirar a ____________ y su adrenalina terminó por convertirse en ternura. Ella se había quedado dormida. 

+++

- Ha sido una gran fiesta. – le dijo él, en un intento desesperado por iniciar una conversación. En todo el camino, ambos habían estado callados, apenas compartiendo ideas sobre el clima, Malibú, la casa de Emily y ciertas cosas más que no mencionaban lo que en realidad, ambos querían hablar. 

- Sí, supongo. – contestó ella, sin interés una vez más. Caminó por el pasillo del primer piso, hasta llegar a la enorme escalera de caracol. Subió el pequeño peldaño y se detuvo a mirar a Travis. Era el estúpido momento de la despedida. En toda la noche, tan solo habían bailado una canción juntos. Pero no había significado nada para ella, que en cambio necesitaba con desesperación que Travis le pidiera de una jodida vez que fuera su novia, o que le dijera lo contrario… lo que sea bastaría para entender las cosas. – hasta mañana, Travis. – le dijo, mirándole y sonriéndole lo más hipócritamente posible. Se volteó y antes de poder emprender su camino hacia las escaleras, Travis la jaló de un brazo, haciéndola voltear con brusquedad.

- ¿Se puede saber qué te pasa conmigo? – le preguntó un tanto herido. Y es que él también se había hecho varias expectativas con ella. Sus ojos azules lo delataban, la quería, la deseaba… pero algunas veces Emily solo parecía demostrar lo contrario, como ahora.

- ¿Qué quieres que te diga? – Emily frunció el ceño y se soltó de las manos de Travis.

- La verdad. He venido a este jodido viaje solo por ti y puedo irme ahora mismo si no quieres que este aquí.

Ella tragó saliva. Joder, lo último que querría en el mundo era que se fuera. Que la dejara. Que todo terminara mal entre ambos.

- ¿La verdad? Eso solo lo sabes tú mismo Travis.

- Y también lo sabes tú, Prescot.

Ambos se miraron. Ella frunciendo el ceño y él con la mirada hundida en una desesperada búsqueda de respuestas. Las mujeres era tan complicadas y él se había topado con una que podía demostrarlo totalmente.

- ¿Quieres que te diga que es lo que pasa contigo, Travis? – Emily se puso las manos sobre la cintura. A pesar de que estaba un peldaño más arriba que Travis, este seguía siendo mucho más alto que ella, pero aún así decidió mirarlo con fortaleza. – Que no te entiendo en lo absoluto. – soltó ella sin pensárselo. Travis frunció el ceño. – Has venido a este viaje solo por mí y todavía no sé si es solo para pasar todas las noches follando conmigo o para…

- ¿Qué? 

- No te hagas el ofendido ¿sí? 

- Es decir, sí. Yo si quiero hacer todas esas cosas contigo. – la miró a los ojos, sin ninguna preocupación de causar todo tipo de sensaciones en Emily. ¿Por qué todos los hombres eran de esa manera? – pero más allá de todo eso quiero…

- ¿Quieres qué? – preguntó una Emily desesperada.

- Yo…

- ¿Qué? – le preguntó una vez más. 

- Quiero…

- Por Dios, solo…

Sus palabras se quedaron en el aire una vez más. Y ahora mismo era Travis quién era el culpable de todo eso. Abrió la boca lo suficiente como para comer la de ella sin ninguna restricción. Sus manos gruesas pasaron a apoderarse del fino cuerpo de Emily, estampándola contra la pared y chocando su poderosa erección con el vientre de ella. Y no tenía control. Estaba demasiado obsesionado con ella como para detenerse y dejar de besarla. Y ella tampoco se quedó sin hacer nada, sus manos tocaron el cabello de Travis una y otra vez. Y poco a poco se atrevía a tocarle los músculos, a frotar sus dedos sobre su piel y sobre su espalda, sobre su trasero. Bridándole toda la maldita satisfacción que necesitaba. Mientras él arriba se encargaba ahora de pasar su lengua por el cuello de Emily, haciéndola gemir involuntariamente y arquear el cuerpo en dirección al de él. Y es que solo Travis Maslow podía hacer sentir de esa manera. 

- Te quiero hacer el amor de todas las malditas formas que existan en este mundo. – le susurró él, besándole la oreja. Emily cerró los ojos con fuerza, a la misma vez su piel se erizó de pies a cabeza. Todo el enojo se le había pasado y ahora en cambio estaba mojada. Estaba lista y solo quería hacérselo saber, así que abrió las piernas y dando un pequeño salto en su sitio, se subió sobre él. Travis la cogió de los muslos. Ahora por fin podía decirse que ella era un poco más alta que él, y aquello le proporcionaba un toque sensual. Esta vez fue Emily quien se inclinó para besarle la boca salvajemente. No podía resistirse. No iba a resistirse. Aquel era el hombre más atractivo que había conocido en toda su vida. No solo por el físico que manejaba, sino por lo que sus ojos ocultaban al mirarlo. Por los secretos que escondía. Por su pasado. Por el misterio que emanaba en cada paso que daba. Era delicioso solo mirarlo. Era delicioso solo perderse en sus ojos azules y su boca rosada, mientras sus tatuajes empezaban a contarte también un poco de su historia.

Tentation... (Cuarta Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora