La llama de una revolución

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Un hombre, alto de muy buena facha, pero con cara de pocos amigos, se detuvo frente a un grupo de jóvenes que protestaban por diversos temas, que año tras año eran ignorados por las autoridades. El sujeto llevaba un maletín plateado. Estaba con prisa, y posiblemente tanta, que no previno la voz desafiante de uno de los muchachos.

-¿Por qué te empeñas en atacar a mi pueblo? -preguntó un joven sin timidez. La muchedumbre buscaba con la mirada al autor de esas palabras. El muchacho no se hizo esperar, dio más de dos pasos a través del grupo y se puso frente al hombre. Éste a su vez lo miró con complicidad y casi un dejo de verguenza.

-Verás no quiero atacarlo. Solo mostrar mi poder sobre los tuyos... Hacer que pierdan ss esperanzas y dejen de pelear. Solo así serán débiles y me permitirá gobernar sobre todo y todos.

-No voy a negar que tienes un poder para influir sobre el resto. Pero te equivocas en algo -hizo una pausa-. La esperanza en las personas tiende a menguar, no es que la pierdan, es solo que olvidan nutrirla; y su fuerza se reduce, tal como si olvidaran alimentarse todos los días. El tiempo pasa, y claro está que aquella debilidad empeora, pero la esperanza, la idea de surgir... ¡Hasta las ganas de cambiar el mundo! se mantienen vivas. La esperanza es una llama que no puede ahogarse, ya que, si fuese lo contrario, no nacerían personas que en algún momento se levantasen a plantar cara a la injusticia, y si bien, puede tratarse de solo un individuo, créeme, aunque lo extermines, sus acciones habrán dado fuerza a la llama, y ya no será una, sino cientos quienes verán la corrupción, el daño, lo injusto... sí... La llama crecerá, y cuando te alcance habrás deseado jamás jugar con nosotros, porque un pueblo unido es como un gran hermano; una sola y gran llama hacia la victoria.

El hombre miró estupefacto al joven que tenía frente a él. Sonrió por lo bajo, giró y caminó en dirección contraria, no sin antes soltar un puñado de dinero que fue dejando tras cada uno de sus pasos, creando así, una especie de sendero.

MenteWhere stories live. Discover now