Incredulidad, desprecio y tristeza

34 2 0
                                    


Deambulé perdido sin orientación, hasta que me percaté que estaba cubierto de sangre. Tenía que lavarme. Había arboles a la vuelta de la esquina. Me encontré con un parque en el cual había un estanque al fondo, caminé hacia él y sumergí la cabeza.

Me quedé bajo ella hasta que no pude contener el aliento. El agua estaba helada pero no lo noté hasta que salí. Me observé un momento. Tenía la nariz rota y la sangre seguía saliendo. Vomité. Arranqué la manga de mi camisa y la usé para taparme la nariz. Allí me quedé evitando pensar.

Después de un largo rato, sentía la vista pesada. Recordé que seguía en el parque, me levanté y me tragué mis lágrimas, de nada serviría sentir pena o lástima.

Volví a caminar por instinto, seguí y seguí sin ningún rumbo fijo, habían pocas personas aún rondando por las calles, se fijaban con miedo o desprecio en mi, pero no podía importarme menos. Seguí hasta que mis piernas se detuvieron, alcé la mirada y vi que estaba frente a la casa, mi cuerpo me había llevado a ella. La puerta me miraba con añoranza esperando ser abierta.

Entré.

La casa estaba vacía, aun no había señales de ellos, no quería pensar en ellos. Subí la escalera y entré al baño al final del pasillo, allí estaba el botiquín de medicina, lo saqué. Me miré en el espejo, tenía un aspecto horrible, apreté el puño pero me calmé, me puse un vendaje de verdad y caminé hacia mi habitación. Cerré la puerta y me dormí tan solo tocar la cama.

-

Me desperté tres veces durante la noche ya que sentía el sabor de la sangre y se me dificultaba la respiración. Todas las veces que desperté no escuché nada.

Al salir de mi habitación en la mañana, el silencio seguía siendo huésped en la propiedad. Fui al baño a verme en el espejo, tenía el vendaje pegado a la piel debido a la sangre seca. Me lo cambié por una pieza de algodón nueva y salí, aún no había visto a nadie, llamé a todos pero ninguno respondió. Pasé frente a sus habitaciones y aunque estaban abiertas no había nadie dentro, bajé las escaleras y pasé por la sala, el comedor y la cocina. Aún no había rastro de ellos, la casa estaba igual a como la encontré anoche.

Fui a la entrada y la puerta no tenía seguro, nadie había regresado. Me senté un momento en la pequeña recepción y me quedé allí un rato hasta que la puerta se comenzó a abrir, rápidamente me levanté. Se veía la sombra de una mujer y tras la puerta entró Juliette vestida con la ropa del día anterior, pero tenia los ojos hinchados, el maquillaje corrido y lucia como si no hubiera dormido toda la noche.

Cuando me notó se detuvo en seco.

-Mira, lo de anoche estuvo mal- Casi instantáneamente dije- No fue mi intención. Las cosas se salieron de control- Ella abrió los ojos muy grandes y se me acercó muy rápidamente, antes de decir otra palabra me abrazó con fuerza y comenzó a llorar sin control hasta que las piernas le flaquearon y colapsó sobre si misma, bajé junto a ella aún sosteniéndola mientras lloraba.

-Ha..a..an- Le costaba hablar entre llantos y soplidos.

-Respira, espera te traigo un vaso con agua- la ayudé a levantarse y la dejé sentada en el sillón. Aún se seguía atorando. Se me hizo un nudo en el estómago.

-Ten- le di el vaso. Se lo tomó con calma pero aún se notaba que no había sacado todas las lágrimas que quería.

-..Gra..gracias..- Me dijo sin darme la mirada.

Esperé un momento sin decir nada. Dejó de temblar y dijo.

-Papá está.. en el hospital-

Ella veía sin ver. Regresaron las ganas de vomitar.

-..Como..- No lograba encontrar posición cómoda en la silla- ¿Bromeas? ¿Verdad?- Reí nervioso.

Alzó la cara y me dio una mirada de incredulidad, desprecio y tristeza con enojo.

-Mamá está con él, firmando unos papeles. Me dijeron que regresara a casa- Su boca hizo una extraña mueca como tratando de contener las lágrimas- Deberías ir.

Le intenté ayudar a llegar a su cuarto, pero negó mi ayuda y se encerró. Quería estar sola.

Tomé mi abrigo y fui al hospital.

MilWhere stories live. Discover now