Capítulo 2 Tiempo

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Traducciones a pie de página.

El tiempo, Clarke era una obsesa por el tiempo, cada dos por tres estaba mirando el reloj y si no, hacía un fallo típico que hacía mucha gente, aun teniendo el reloj de pulsera sacaba el móvil solo para mirar la hora. Comenzaba a desesperarse, Lexa estaba llegando tres minutos tarde. Bufó, mal comenzaba, a su familia no le gustaba la gente impuntual. Otra cosa a la que apuntar en la lista y, de hecho, eso hizo, destapó el bolígrafo y lo apuntó. Había terminado de apuntar la última vocal cuando por fin escuchó el timbre. Dando grandes zancadas fue hasta la puerta, agradeció que su piso era pequeño:

-Llegas tarde.

Dijo mientras estaba abriendo. Lexa alzó las cejas. Volvió a su look de motorista dura, con su chaqueta de cuero, pantalones vaqueros ajustados, botas de motera, el casco colgado de su codo. Parece ser que se tomó su tiempo en hacer una paradita en la tienda de helados que había al lado de su bloque de pisos, ya que tenía un cono de nata y para desesperar más a Clarke lentamente fue subiendo el brazo hasta mirar su reloj digital, lamió el helado y dijo con parsimonia:

- Llego cinco minutos tarde.

- Que se te quite esa mala costumbre- dijo la ojiazul apartándose- Mi familia odia la impuntualidad.

Lexa entró y como toda buena cotilla miró casi con ojo de ave rapaz cada recoveco de aquel piso:

- Ni que tus padres fueran de Inglaterra- dejó el casco encima de la mesa tapando la lista que había hecho Clarke- ellos también suelen ser muy tiquismiquis con la hora- Soltó una pequeña carcajada- vaya no esperaba que vivieses en un piso así.

Clarke se puso con un brazo en jarra, Lexa ya la había tachado de superficial, pero a ella también la juzgaba antes sin saber nada:

- ¿Esperabas un palacio y cosas caras?

- Esperaba un piso más adecuado a tu edad- dijo lamiendo el helado de vez en cuando- pero con esta decoración floreado, los manteles y las alfombritas de ganchillo es más típico de una abuela, solo te falta el gato.

Dicho y hecho. Fue como si nombraran a voldemort, se escuchó un fuerte golpe en la ventana que daba justo a las escaleras de incendios. Clarke puso los ojos en blanco mientras refunfuñaba:

- Siempre hace lo mismo, algún día me rompe la ventana- abrió la ventana y dejó que entrara un gato naranja y gordo, la versión de Garfield en la vida real, en ese momento Lexa comenzó a carcajear- no te metas con mi gato.

- No me rio de tu gato- se acercó a la bola de pelo y empezó a acariciarlo- ¿Cómo se llama?

- Gato.

Lexa miró con el ceño fruncido a la ojiazul:

- Eres un As para originalidad rubia.

- Me llamo Clarke.

En ese momento fue como si Clarke hablara a la pared, ya que Lexa prestaba más atención al animal, que ni corto ni perezoso le acercó el helado a la nariz, el gato en un principio lo olisqueó y después lo lamió durante un par de veces, hasta que reaccionó quedando paralizado con la boca abierta y puso ojos como platos, haciendo reír a la ojiverde:

- Questo è il tuo volto, Clarke [1]

- ¡LEXA!- Le llamó la atención la estaba estresando- ¿quieres ponerte seria?- se le formó una arruguita en la frente- y espero que no sea un insulto.

- No hace falta hablar en italiano para meterme contigo- le dio el helado y como acto reflejo Clarke acabó cargando con el cono de nata- eres una aburrida.

- No me conoces.

Lexa se encogió de hombros y se sentó en el sillón floreado individual:

- Frecuento mucho al bar de Raven, que tu no me veas no significa que yo no te haya visto a ti- esbozó una carcajada- sei tutto quello che ho sempre cercato. [2]

Solo por cinco díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora