Capitulo XVIII

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Diciembre 27, 2017.

Una noche a los 10 años estaba sola en casa, bueno sola con Bárbara, pero era como si no estuviera. George estaba en un campamento de verano, solo sería por una semana. La semana. Mas. Larga. De. Mi. Vida.

Salí a ver la luna al jardín. Amaba ver la luna junto a George. Me recosté en el césped y mire la luna. Podía pasar horas y horas viéndola, era hermosa.

― ¿te gusta mucho la luna, verdad?-escuché, inmediatamente busque de dónde provenía. Era una niña, como de mi edad, regordeta, con un par de coletas rubias, una sonrisa muy cálida, se notaba que había estado en la playa.

― ¿Cómo te llamas?-me preguntó desde el otro lado de la cerca.

― Soy Chesna.-sonreí

― Yo soy Sierra

― ¿Vives allí?-señalé la casa de al lado-¿Vives con la señora Hurley?

― Ella es mi abuela. Solo la hemos venido a visitar.

― Oh. Yo vivo aquí siempre-dije, luego ella rio.

― Siempre te veo aquí. ¿puedo ver la luna contigo?-preguntó, señaló hacía su casa-Ya he preguntado, me han dado permiso.

― Si-me puse de pie y quité el seguro del portoncito, ella pasó y volví a cerrar. Nos recostamos en el césped una al lado de la otra.

― Siempre estás aquí-dijo después de un silencio. No era una pregunta, era una afirmación-¿también en invierno?

― Si-suspiré-me gusta más cuando la luna esta grande, ilumina todo. Cuando hay muchas nubes.

― A mí me gusta más cuando está libre de nubes, cuando hay muchas estrellas.

― ¿sí?-me giré para verle el rostro-¿Por qué?

Levantó su mano y me mostró su pulsera-Me la dio mi madre antes de morir.

La pulsera tenía un dije, era una estrella.

Me sentí mal, nunca sé que decir cuando pasa algo triste.

― Me hace creer que ella está allí, que ella es una de ellas.-dijo en un susurro, le tomé la mano y se la apreté

Me miró y le sonreí-Ella lo está-dije, se deslizo una lagrima por su mejilla, la dejo allí.

Cada verano lo pasábamos juntas.

Cuándo teníamos 11 años. Ella se sentía incomoda porque le estaban creciendo los pechos. Yo era demasiado delgada, parecía tabla.

― ¿Cuándo crees que pueda operarme para quitarme esto?-dijo señalando sus pechos

― No lo sé-medite un segundo-¿a los quince?

― ¡Eso es mucho!-gritó-¿Por qué pasa esto?

― Mi maestra dice que es por el desarrollo de las niñas. Estamos creciendo.

― Tu eres tres meses mayor que yo, eres más alta. Pero no te están creciendo.

Me encogí de hombros-Todos crecemos diferente.

Luego de que regresara de nuevo a Miami, me contó que un chico la había invitado a un helado. Según ella era por sus pechos.

Ese mismo verano le conté mi enamoramiento por Andrew, se molestó porque esperé hasta el último día del verano para decírselo, dijo que el próximo tendríamos un plan de seducción, yo por mi parte me emocionaba que no solo yo supiera lo que sentía.

Encadenada Oscuridad.Where stories live. Discover now