Capítulo 31 | Franklin

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Después de correr por largos minutos, se detuvo en medio de la nada. Las hojas en lo alto de un árbol empezaron a moverse. Se quedó inmóvil mirando el misterioso movimiento fijamente, esperando que algo la atacara. Una ardilla saltó de una rama a otra y el corazón de ____ volvió a palpitar.

-¿Y ahora cómo volveré a la casa?

Se sentó recostando su espalda en el tronco de un árbol y esperó a que ocurriera un milagro y alguno de los hermanos la encontrara; sin embargo no ocurrió, y su temor porque apareciera alguien o algo que quisiera hacerle algo crecía.

Pasaron las horas y el hambre era aún mayor. Tenía sueño y ya estaba oscureciendo. Lo menos que podía hacer era buscar un sitio para pasar la noche. Se puso en pie, caminando por el laberíntico bosque. Tenía pensado usar una  cueva como refugio, pero temía volver a verse en la cueva llena de estalactitas que casi se derrumba sobre ella días atrás.

Cuando el sol había desaparecido por completo, se declaró totalmente perdida. Se dio por vencida dejándose caer en el suelo. En ese momento, leves sonidos se escuchaban desde lo lejos. No se podían distinguir muy bien. Decidió confiar en su oído y empezó a caminar siguiendo el ruido.

Conforme se acercaba, podía identificar mejor el sonido. Eran tambores marcando un pegadizo ritmo, y se escuchaban joviales gritos. El bosque se podía ver mejor: una luz se colaba entre los árboles.

Caminó unos cuantos metros más y se vio frente a lo que podría ser un campamento de verano integrado por cientos de chicos, aproximadamente de su edad. Todos bailaban alrededor de la fogata saltando de un lado a otro, riendo… Temía acercarse y que todos la rechazaran e incluso intentaran atacarla. Miró a todas direcciones pensando en qué hacer para buscar ayuda.

Miró la entrada del campamento y caminó insegura hacia ésta. Cuando intentó dar un paso para atravesarla, dos manos sujetaron cada uno de sus brazos y jalaron de ellos con brusquedad hacia atrás. Cayó al suelo. Asustada se encogió en su propio cuerpo e intentó cubrirse con sus brazos. Un chico y una chica aparecieron ante ella mirándola mientras cruzaban los brazos sobre el pecho.

-¿Quién eres? –Habló duramente la chica-.

-¿Qué te hizo creer que podrías entrar al Campamento de los Vampiros de Norte? –Intervino él.

Cuando ella iba a responder, un señor casi de cuarenta años apareció entre los dos chicos y se acercó a ella.

-¿Qué sucede? –Preguntó el señor.

-Intentó entrar al campamento como si se tratase de su propia casa –respondió el chico.

-¿Cómo te llamas y cuáles son tus intenciones? –Levantó la barbilla de ____ con tanta fuerza, que ella no dudó en pensar que era un vampiro.

Lo miró directo a los ojos, y sintió haberlo visto antes. Esa mirada fría la hizo perderse en su propio mundo y hasta perdió la noción del tiempo. Su mente quedó en blanco a pesar de que intentara hacer volver sus recuerdos para descubrir en dónde había visto ese rostro.

-Soy _______ VanGlodius.

Él la soltó inmediatamente y retrocedió al igual que los otros dos chicos más jóvenes. Los tres la miraban fijamete.

-¿La humana de la profecía? –Ella la miró incrédula.

-Esa es la misma pregunta que me he hecho durante casi una semana –murmuró.

-Nick –El señor se giró hacia él-, prepara una cabaña para ella. No quiero que le falte nada. ¿Entendido?

Nick asintió a regañadientes y se adentró en el campamento.

-Margaret, organiza al escuadrón de seguridad del campamento. Ni un hada tocará la cabeza de esta chica.

Antes de irse y obedecer sus órdenes, le dirigió una extraña mirada y le dio la espalda para cumplir su orden.

-Mi nombre es Franklin. –Le extendió la mano para ayudarla a ponerse en pie-. Soy el director del Campamento de Los Vampiros del Norte. -____ miró hacia las personas que aún seguían bailando a pocos metros de ellos-. Hacemos una celebración todos los últimos jueves del mes –le explicó, mientras caminaban hacia el interior del campamento.

-¿Jueves? –Preguntó desconcertada- ¿Qué día es hoy?

-Veinte de noviembre.

Había pasado seis días en el bosque. Seis días en los que se dormía temiendo a no abrir los ojos al día siguiente. Cinco noches en los que no había dormido sobre su cómoda cama bajo sus sábanas.

-Veinte de noviembre –susurró-, ¿mañana es mi cumpleaños? –Se preguntó con sorpresa.

Él fingió no oírla, pero era obvio que pudo hacerlo considerando que es un vampiro.

-Tenemos que sanar esa herida -adviritó Franklin-, sígueme, te llevaré a la enfermería.

Caminaron entre las cabañas y las enormes tiendas de campaña. Todos los chicos la volteaban a ver y comentaban entre susurros.

-No esperabamos recibir a la legendaria VanGlodius en el campamento -comentó el hombre caminando delante de ella.

-¿Legendaria? -Frunció el ceño.

-¿Tienes idea cuanto tiempo ha esperado este bosque para acabar con la guerra?

Una vez que su herida fue desinfectada y vendada; Fanklin y ____ salieron de la enfermería.

-Y dime –Franklin empezó la conversación-, ¿qué te hizo caer en este campamento?

-Estaba huyendo

-¿De quién?

-Del chico que supuestamente me protegía.

-Bueno… -se quedó sin palabras-, parece que no estaba haciendo bien su trabajo

-No puedo opinar lo mismo -____ suspiró-, no fue su culpa. –Él la miró indicándole que le explicara-. Es un vampiro. Y pues… cuando vio mi herida –mostró su brazo-, creo que no pudo controlarse.

-¿Te mordió? –Exclamó, sorprendido.

-No. Me obligó a huir antes de que lo hiciera.

-¿Cuál es el nombre del chico?

-Justin –Ella respondió más rápido de lo que esperaba.

-¿Justin Bieber? –Dirigió toda su atención hacia ella.

-Sí. ¿Lo conoce? –Enarcó una ceja.

-Debería –asintió, sonriendo. Era una sonrisa llena de orgullo-. Es mi hijo.

Una Profecía | Justin Bieber y _______ VanGlodiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora