Epílogo

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Diez años después.

Detallaba mi reflejo al otro lado del espejo, con una pequeña sonrisa. Mis cabellos dorados estaban acomodados bajo un hermoso peinado y algunos mechones ondulados se escapaban de la tiara haciéndome suspirar con resignación, al saber que nunca lograría dominar mi cabello por completo. No importaba cuántas pociones utilizara, siempre existían algunos cabellos que escapaban de mi control. Al menos luego de tantos años, se había vuelto mucho más organizado y era curioso como en la parte superior era completamente liso, para terminar en unos rizos castaños.
Aunque todavía lograba darme problemas, a la hora de acomodarlo.
Dejé de mirar mi cabello, para fijarme en el maquillaje que tenía colocado. Era una fecha especial y Ginny se había preocupado por dejarme completamente hermosa. Jamás me habían gustado los colores fuertes, así que sólo llevaba tonos rosas y morados, que se encargaban de resaltar mis ojos castaños; al igual que un tono melocotón, que se encontraba colocado sobre mis labios.
Finalmente estaba el vestido. El escote sin mangas que resaltaba mi pecho, tenía pequeñas piedras colocadas cuidadosamente sobre el borde y parte de mi cintura. La fina prenda se ajustaba en la cintura y caía en picada gracias a un corte tipo sirena, que se encargaba de destacar toda mi figura. Tenía una pequeña abertura en la parte inferior que estaba segura no pasaría desapercibida por cierto pelinegro y que sinceramente, tampoco por muchos de los invitados.
-Te ves hermosa- esa voz me hizo saltar del susto desde mi lugar y me giré rápidamente para verlo con el ceño completamente fruncido.
-¡Se supone que no puedes verme antes de la boda Harry Potter!- reclamé ocultando una mueca divertida.
-Deberías haber hechizado la puerta, si no querías invitados indeseables- susurró luego de tomarme entre sus brazos y agarrarme suavemente por la cintura- ¿No hay forma de saltarnos la ceremonia e ir directamente al plato fuerte?- preguntó sensualmente besando mi cuello con delicabeza y mandando un fuerte corrientazo por todo mi cuerpo.
Cerré los ojos con deleite y estuve a punto de asentir ante su petición para abandonar el lugar, y aparecer en una habitación de hotel donde podría arrancarle con rapidez todas las prendas de aquel molesto traje.
Ya leía el titular al día siguiente publicado en el profeta:
"Potter aparece muerto en una cama de hotel, luego de que dos Weasley le arrancaran la cabeza".
Ginny no me perdonaría que la dejara vestida luego de tanto esfuerzo.
Reí ante la escena que había recreado mi cabeza y oculté mi rostro en su cuello, para ocultar mi sonrisa.
-¿Qué es tan gracioso?-preguntó confundido mientras colocaba uno de mis rizos detrás de mi oreja.
-No quiero quedarme viuda antes de la boda Harry y sé que la señora Weasley no estaría muy contenta, si dejas todos sus platos servidos sobre la mesa.
-Tienes razón- admitió nervioso como si supiera cuál es la expresión que pondría.
-¿Sabes que es de mala suerte ver a la novia con el vestido antes de la ceremonia?- cuestioné colocando mis manos sobre su cuello, para acariciar su cabello.
-¿Ah si?- levantó una ceja mirándome sin ninguna pizca de vergüenza y observando mi vestido de arriba a abajo sin restricciones- ¿Qué se supone que ocurre si lo hago?
-Siete años de mala suerte o también mencionan a una novia raptada por un caballero andante, que la aparta de tus brazos.
-Siempre puedo acabar con ese caballero andante- contestó divertido- después de todo soy el mejor auror del mundo mágico según me contaron por ahí- expresó guiñándome un ojo.
-Vaya pero que presumido, igual con esa actitud me voy encantada con el caballero andante- bromeé apartándome de su lado.
-¡Oye!- reclamo con rapidez acorralándome de nuevo- tú no te irás a ningún lado. Me costó más de cinco años que aceptaras casarte conmigo, ni creas que te dejaré ir ahora.
-Cualquiera que te escuchara, diría que soy una chica difícil.
-No, simplemente eres una mujer admirable, que no quería dar el paso hasta que su vida estuviera completamente completamente establecida ¿No es así Ministra?
Mis mejillas se sonrojaron con fuerza.
Tenía que admitir que era una mujer ambiciosa y que jamás me habría atrevido a dar el gran paso, hasta no estar segura de lograr escalar todo lo que podía a nivel profesional.
Eso incluía lograr cambiar la visión que tenía parte del mundo mágico y reorganizar ciertas leyes, que impedían la igualdad entre todos sus habitantes.
-No te pongas así, sabes que estoy muy orgulloso de ti- admitió dándome un suave beso en los labios y mirándome con dulzura.
-¿Hermione estás lista?- preguntó una voz al otro lado de la puerta- Si ya te arrepentiste puedo decirle a mi ahijado que huiste a otro país- continúo con aquel tono bromista que tanto lo caracterizaba.
-Si así dice que me quiere, como sería si no- susurro incrédulo Harry al escuchar aquellas palabras.
-Mejor vete, que la única con derecho a llegar tarde es la novia- indiqué dándole un pequeño beso y viéndolo desaparecer con rapidez.
Sonreí orgullosa y decidí salir para que comenzara el grandioso evento.
Después de todo no podría llegar tarde al día de mi boda.
Ni siquiera ese día me atrevería a dejar mi obsesiva puntualidad.
-Estás preciosa- susurro Sirius desde el pasillo, tomando mi mano con suavidad y ganándose una pequeña sonrisa.
-Gracias por acompañarme- admití bajando las escaleras de la madriguera y dirigiéndome a su lado al jardín, donde seguramente estarían ya todos reunidos.
-Es todo un honor entregar en matrimonio a la Ministra de Magia- exclamo con una sonrisa- además sabes que ni siquiera estaría aquí si una pequeña niña no hubiera roto las reglas, para salvar a un prófugo de la justicia.
-Eso fue hace mucho tiempo, ya te dije que no fue nada.
-¿Hablamos entonces de la ley que permite trabajar a los hombres lobo sin restricciones e impedir que un padre desherede a su hijo sólo por desafiar sus creencias?- preguntó de forma retórica- Tu has hecho mucho por nosotros Hermione y eso es algo de lo que siempre estaremos agradecidos.
-Gracias- susurre enternecida.
-Lo más importante de todo, es que lo haces feliz- expreso con cariño mirando a Harry desde la lejanía- Tú logras que deje todo lo malo atrás y que quiera seguir adelante, a pesar de no tener a sus padres en este día.
-Te tiene a ti Sirius, no olvides eso- terminé dándole un beso en la mejilla y dando unos últimos pasos para recibir la mirada de todos los invitados quienes gritaron con felicidad.
Al otro lado del pasillo, estaba el único ser con el que querría pasar el resto de mis días. Me miraba como si fuera la única cosa que existiera en el mundo y su sonrisa hacía latir con fuerza mi corazón, haciéndome sentir la mujer más feliz de todas. A su lado se encontraba Ron que sostenía con delicadeza la mano de Luna, cuya barriga ya hacía notar su gran embarazo; aquella noticia nos había traído felicidad a más de uno y  me hacía sonreír con orgullo, al saber que ya me había ganado el puesto de madrina. Me alegraba el saber que ambos habían encontrado el amor y que parecía que su cariño aumentaba con el paso de los días.
Ginny se ubicaba al otro lado del novio mientras que Neville la agarraba con suavidad de la cintura. Vaya sorpresa nos llevamos con ese par y es que eran tan distintos, que la mayoría había dado su relación por terminada luego de unos meses. Se habían tenido que callar al ver que después de todos estos años seguían juntos y tuvieron que entender, por qué era tan famosa aquella frase de que los polos opuestos se juntan. Neville era la tranquilidad que necesitaba Ginny en su vida y ambos hacían tan bonita pareja, que nadie podría creer ya lo contrario.
Regresé mi mirada a mi futuro esposo y aumenté el paso, sin querer esperar un segundo más para estar ente sus brazos. Por fin el momento de estar juntos había llegado y luego de tantos obstáculos, podría gritar al mundo que era completamente suya.
Podría admitir frente al mundo, cuánto lo amaba.

Cambio de personalidad (Harry Potter, Hermione G y Draco Malfoy).Where stories live. Discover now