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  Hace calor y Dan no puede esperar para meterse a la alberca también. El problema es que hay demasiados turistas cerca y aunque Phil está ahí, medio desnudo con su traje de baño azul y los lentes de sol que le regaló Martyn hace tanto, duda que tener al pelinegro cerca vaya a evitar que la gente se asuste si de repente le salen escamas.

—Hey, niño bonito, ¿no vas a entrar?—PJ tiene un traje de baño con todo y playera, los rizos castaños se le pegan a la frente.

  Dan niega con la cabeza.

—Estoy esperando que llegue mi príncipe azul a pedirme un baile en el agua—dice, y Phil se hunde en el agua en el mismo instante.

—Parece que hoy no hay final de cuento de hadas—Chris ríe, se revuelve el pelo—. Ándale, cabrón, te vas a rostizar como imbécil si te quedas parado.

  Dan suspira, empieza a sumergirse con cuidado hasta que el agua le llega a los hombros. Phil sigue abajo del agua, haciendo quién sabe qué.

—Para mí que está intentando suicidarse—dice Peej, sin el más mínimo rastro de preocupación genuina. 

  Dan cierra los ojos, se concentra un poco para crear una película de aire entre su piel y el agua.

—Si se muere en Italia aquí lo dejamos, ni loco voy a pagar el transporte de un cadáver de aquí hasta Londres.

  Como si hubiera escuchado, Phil emerge del agua, fleco tapándole los ojos y dedos hechos pasa.

—¡Treinta segundos!—anuncia con orgullo, y toma una bocanada de aire antes de volver a hundirse.

  Dan sabe que, técnicamente, Phil podría pasar una eternidad bajo el agua sin tener que respirar. Es una de las ventajas de besar a un tritón, si es que las hay, y el aguantar más que cualquier humano sin respirar bajo el agua es una de ellas.

—Puto—dice Chris, que a duras penas puede contener la respiración fuera del agua.

—Puto—concuerda Dan, y él también toma una innecesaria bocanada de aire antes de sumergirse completamente.

Ahógame.  » Dan Howell / Phil Lester «Where stories live. Discover now