『CANCELADO』ODIO ESTE FIC POR ESO Esta Historia Nunca Existió

4. Familia

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La pequeña princesa Agreste hacía travesuras a gusto, pues sus abuelos le permitían casi todo. Sin embargo, había algo que estaba prohibido, siendo eso lo que más gustaba hacer. A Emma le encantaba subir a la vieja habitación de su madre mientras esperaba por ella para volver juntas a casa.

Se escabulló hasta la azotea y abrió la ventana recibiendo el fresco del exterior. Algunas hojas de papel y ciertas ropas se movieron al son del viento. Emma arrastró una pequeña silla rosa para subirse y poder alcanzar con éxito la ventana para al fin mirar con embeleso la ciudad, cerró los ojos y aspiró profundo llenándose los pulmones con el aire parisino.

La vieja habitación de su madre era uno de los lugares que más le gustaba visitar, a pesar de las llamadas de atención de sus abuelos, la paz que la envolvía en ese pequeño cuarto era algo que no conseguía en la enorme mansión.

—Emma — escuchó a su abuelo que la buscaba en la parte de abajo—. Vamos, mamá se va a tardar un poco, así que la esperemos en tu casa — seguramente pronto subirían por ella. Con agilidad todo como estaba antes, cerro la ventana y corrió para encontrarse con sus abuelos y su hermano.

Por otro lado, Ladybug acató la advertencia de Adrien. Se balanceaba a toda velocidad con el ansia de llegar hasta el hogar de sus padres sin saber que se estaba encaminado al lugar incorrecto dado al cambio de opinión de sus progenitores.

Y mientras viajaba, en sus memorias revivía la charla con Alya y Nino, rememorando las palabras que le habían amargado el día.

—¡Alya! Te digo que se parecía tanto a Chat Noir — Marinette habló tan alto que enfureció a los anfitriones que tenía enfrente.

— ¡Shhh! — a sus espaldas Nino la silenció de golpe, eso hizo que Marinette se girara para darle una mirada con los ojos entrecerrados.

— Te habrás confundido, amiga— regresó su mirada a Alya—. Dices que el Miraculous lo tienes bajo llave, lejos del alcance de tu hijo, ¿No? — Marinette asintió —. Entonces es imposible.

—¡Te digo que lo vi, no fue Louis! ¡Ya te dije lo que me hizo! — volvió a gritar.

— ¡Shhh! — Nino la silenció una vez más mostrándole ya una mueca de descontento.

—Discúlpalo — rio Alya—. Está más sobreprotector que cuando nació Sahir.

—No, Nino tiene razón — Marinette se dio la vuelta para observar a su amigo que descansaba acostado en el mueble de la sala con un niño de cinco años en su pecho —. Ustedes no han dormido bien y yo llego a gritarles mis problemas.

—No te preocupes Marinette, solo deja de gritar o las gemelas volverán a llorar— Nino suspiró volviendo a cerrar los ojos deseando poder descansar.

Marinette se giró nuevamente para chocar con la mirada exhausta.

— Niña, tú sabes donde se encuentra Adrien— Alya espetó severa, pues sentía que su amiga no se encontraba sana.

Pero entonces, ese comentario provocó que el corazón adolorido de Marinette sintiera un puñal por parte de su mejor amiga.

— Sé lo que vi — respondió segura, tenía a Tikki de testigo, y ella era suficiente como para pensar que estaba loca.

Alya contempló a su amiga en sus ojos podía ver como ella buscaba aprobación, un apoyo en el mar de desesperación que la ahogaba desde que Adrien fue raptado.