16- El príncipe al fin aparece.

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Otro día humano normal, bueno en lo que cabe la palabra normal.

La verdad es que estos días habían sido una pesadilla, a pesar de que intentaban mantener mi mente ocupada en cualquier tontería, siempre terminaba pensando en Alec. Aro también últimamente ha estado tomándose el papel de padre hacia  mí, se preocupa de mí y siempre me consiente en todo.

A decir verdad los Vulturis no son tan malos, no si sabes cómo tenerlos en el bolsillo, a Cayo si le haces platica sobre guerras frías y todo eso lo tienes comiendo de ti, a Marco si platicas de vez en cuando sobre la vida y sobre su hermosa y difunta esposa también terminará queriéndote y Aro… bueno él era otra cosa, mientras le des poder él te protegerá, pero yo no le podía dar nada más que a una hija a quien mimar en todo.

-Por favor, solo quiero salir un momento- rogué por quinta vez.

-Te hemos dicho que no, es peligroso ahorita que estas con un pie lastimado y además de que han estado entrando neófitos en Vulterra últimamente-

-Pero…-

-Pero nada- me dijo Aro.

-Mecagüe los que… - mejor me calle la boca y salí de ahí enfurruñada.

Nadie me quería dejar salir del castillo, no desde hace tres días, ya que empezaron a llegar algunos neófitos y más de uno se descontrolaba, pero Jane y alguno de la guardia siempre estaba conmigo y me cuidaban.

Sé que decir esas palabras tan feas antes de salir de la sala no era preferible para una señorita, pero es que llevaba días encerrada en este castillo sin salir y empezaba a padecer claustrofobia cuando nunca la había tenido, que ironía.

Pero a veces una perdía la cabeza y ya no aguantaba más, la verdad es que tampoco no hacía mucho caso, así que en vez de ir por el pasillo que daba a mi habitación me fui al que estaba en la dirección del jardín, quería salir de perdido al jardín a tomar aire fresco y algunos rayos de sol antes de que empezará el invierno.

Salí al jardín respirando paz y frescura dentro de mí, sonriendo como una niña cuando ve a su mamá llegar del trabajo después de estar sola unas horas.

Me senté en la misma banca donde estuve hace días con una plática de Jane, después de ese día ella se comportaba muy amable conmigo, claro que solo era conmigo, los demás seguían siendo nada a lado de ella.

Si alguien venía a por mí pues bueno, estaba lista para una llamada de atención pero más de eso no pasaba, así que me quede tranquila, cerré los ojos y deje las muletas a un lado de mí, sonriendo y dejándome llevar, relajándome y agudizando más mi sentido de oído, cuando nosotros los humanos cerramos la capacidad de ver, el oído se pone más alerta, llegando a ser superior a los que si ven.

Mi corazón latía lentamente, estaba tranquilo así como yo, pronto llegaría el invierno y la verdad es que era la época que más me gustaba, llegaba el invierno, la nieve, la navidad, la noche buena, noche vieja y noche nueva, y ahora si me la pasaría con una familia, postiza pero familia a fin  de cuentas.

De repente empecé a escuchar algo de ruido, era muy bajo a decir verdad.

La posibilidad de un error... ¿Alec Vulturi en mi cuarto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora