Tiffany parpadeó, sin dejar de analizar a esa Diosa griega con morfología humana que tenía frente a ella. ¿Ese era la mujer que la había hecho su prisionera? ¿Esa era su dueña? Wow.

Taeyeon tenía las manos enguantadas y su torso únicamente con un top. Sus pies vendados y daba pequeños saltos, encorvándose para levantar sus piernas alternadamente y golpear el saco de boxeo frente a ella. Los jadeos  que dejaba escapar estremecían a Tiffany.

Un solo golpe de esa mujer y podría decirle adiós a su vida.

Sintió lástima por ese saco de boxeo.

Rogó no convertirse nunca en ese saco de boxeo.

Los golpes que Taeyeon asestaba eran rápidos y certeros. Lucía como una maldita profesional, inclinándose de un lado a otro, golpeando con sus codos, rodillas y puños. Ladeando su cabeza como si esquivara golpes imaginarios.

Tiffany ahogó un chillido cuando Taeyeon en un rugido bestial usó su talón para, con una patada alta, golpear el saco de boxeo; ejerció demasiada fuerza, rompiendo la gruesa tela de cuero. Sin embargo, Taeyeon se percató de su lastimero intento por pasar desapercibida. Detuvo su embiste al pobre instrumento de práctica y se volteó en dirección a Tiffany. Secándose el sudor de la frente.

La observó con soberbia. Su mandíbula tensa y una carga de rabia palpable en su rostro. Tiffany se encogió en su lugar. ¿Había hecho algo mal?

—Pareces un cadáver. —le recriminó, despectiva.

Tiffany  se preguntó a qué se refería con eso. Taeyeon le indicó el trozo de espejo roto que había sobre el lavamanos y Tiffany, sintiendo su cuerpo pesado, se arrastró hasta el lugar.

Lo que reflejaba el espejo era simplemente desesperanzador. ¿Cadáver? Eso era ser optimista. Sus pómulos resaltaban, su piel estaba opaca y las ojeras violáceas que adornaban sus ojos eran grotescas. Sus labios lucían una mezcolanza de rojo, morado y azul, Producto de la bofetada que Taeyeon le había propinado la noche anterior.

Fue como si finalmente estuviera reflejada en su exterior como se sentía por dentro. Eso la hizo sentir vulnerable y expuesta. Miró por el rabillo del ojo a Taeyeon, quien había sacado una maleta oculta bajo la litera,  una pieza de jabón.

—Ten. —Se lo extendió a Tiffany —.Lávate, haz algo para dejar de parecer una puta muerta.

Tiffany tuvo ganas de replicarle. Después de todo, Taeyeon tenía gran parte de la culpa. Lucía así después de haber sido torturada por el frío de la noche. Sin embargo, permaneció en silencio y aceptó el jabón.

Abrió el paso del agua que salía a borbotones y luego se detenía en un flujo inconstante. Bajo la mirada escudriñadora de Taeyeon, procedió a lavarse la cara.

Con las yemas de sus dedos, tanteó su labio hinchado y morado en su boca, un pequeño quejido escapó traidor de sus labios. Vio por el reflejo del espejo como Taeyeon la observaba con descontento.

—¿Qué? ¿Vas a quejarte por un simple labio hinchado? Esto es una maldita prisión, corderita. No un hotel cinco estrellas.

—Lo sé —concedió. No era una estúpida, sabía que en una prisión los golpes y las peleas eran normales. Más tampoco podían pedirle que se acostumbrara de buena gana—. Lo siento.

—Fue solo una bofetada.

—Sí.

—No debería doler tanto, maldita exagerada.

Taeyeon  gruñó, molesta por algo que Tiffany no lograba comprender que era. Se mantuvo mirando a su reina como una perra amaestrada a espera de una nueva orden. Sintió asco de sí misma. Taeyeon volvió a su maleta y maldijo por lo bajo mientras rebuscaba en ella.

 [TAENY]Where stories live. Discover now