Missionary

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Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.

(Hechos 1:8)

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Era un día "diferente", si es que se le podía decir así, con un viento frío, un poco típico de primavera, en Mendoza, Argentina. Había poca gente en las calles, principalmente, eran adultos y adolescentes conversando entre sí, aguantandose el viento helado que circulaba por las calles de la ciudad.

Entre aquellas personas, caminaba rápidamente una joven de tan sólo 18 años, alta, pelo rubio (muy oscuro), ojos color miel, vestida como un "esquimal" por el viento que azotaba la ciudad.

Rápidamente, llegó a una pequeña casa de dos pisos, color verde Lima, rodeado de muchos departamentos, entró con una gran sonrisa, cerró detrás de si la puerta principal y empezó a caminar al comedor, donde se encontraba su familia.

-Hola, papá-saludo la adolescente con su beso en la mejilla.

-Hola, Rosmery-saludo Louis, el padre, dejando de lado su taza de té-¿Cómo te fue en la iglesia?

-De eso quería contarles-dijo después de saludar a su madre y sentarse en la silla más cercana que encontró-Dios me habló, me dijo que me tenía una mision preparada-tomó un sorbo de su té-Quiere que vaya a...

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-...París, aquí tiene-dijo Rosmery dándole el boleto a una mujer que se encontraba cerca de la puerta de entrada al avión que iría al destino de la joven cristiana.

-¿Segura qué tienes todo?-dijo la madre, Idette, preocupada por su hija-sabes que haya en Francia puede pasar cualquier cosa, ya sabes, por los atentados que han habido.

-Tranquila-dijo dándole un abrazo-sabes que el de arriba me cuidara.

Pronto se escucho por los altavoces que llamaban a todos los que irían a París, la de ojos miel se despidió de sus padres, mientras estos estaban a punto de llorar, la joven se subió al avión, con destino a París.

-Bien...hoy, 15 septiembre del 2015, iré al lugar donde mis padres nacieron, París...-dijo susurrando aquellas palabras, mientras el avión empezaba a despegar, ya cuando vio que el avión empezaba a surcar el cielo, se puso sus audífonos y lo último que dijo fue:-En tu nombre Dios, empezaré a realizar lo que me pides, amén.

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Narra Rosmery

París era diferente a Mendoza en muchas formas: por la forma de andar y vestir de la gente, del trato entre estos, las construcciones y, obviamente del idioma, entre otros cientos de diferencias.

Al poco andar, llegué a un pequeño edificio, con muchas plantas en los escasos metros que habia entre la acera y la entrada del edificio, al entrar se olía un olor a chocolate y algo calentandose, al olerlo ya me había dado hambre.

Llegué donde la recepcionista, era una señora de edad mediana, aunque se notaban pequeñas canas en su corto cabello,  llevaba un traje "poco" formal, llevaba lentes, me acerqué lentamente a ella y le dije:

-Buenos dias-dije apoyándome en la mesa de ella.

-Buenos dias, jovencita-dijo mirándome-¿Qué puedo hacer por ti?

Historias cristianasWhere stories live. Discover now