Presión

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Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
Y andas en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a Santos; ni palabras deshonestos, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.
Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

(Efesios 5:1-5)

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Llegó un poco tarde pero es no importaba, empezaría su nuevo empleo...pero ya llegaba a tarde.

Entró al gran edificio,las puertas principales eran giratorias pero cuando entró, se sorprendió al ver todo lo que había.

En el primer piso y en los demás habían unos centanales sin vidrio circulares, que dejaban ver el resto de los pisos y también un techo de cristal que había al final.

El piso era blanco y enfrente de la de pelo negro estaba la mesa de la Secretaría, ella se acercó y vio que la Secretaría era una mujer de pelo blanco, ojos celestes y piel blanca, la Secretaría tal vez no tendría menos de 50 o 60 años.

-Disculpe-dijo la oji verde-disculpe-repitio pero un poco más fuerte.

-¡Ah!lo lamento jovencita-dijo la pelo blanco al percatarse de la presencia de la joven-usted es...-dijo mirándola fijamente.

-Andrea-dijo suavemente-hoy es mi primer día.

-Andrea-repitió la anciana con una sonrisa-bueno, suba al ascensor y doble a la derecha hay encontrara la oficina de economía.

-Gracias-dijo Andrea para luego subir al ascensor y seguir las indicaciones de la mujer.

Llegó a la oficina de economía, había muchas personas enfrente de computadoras, miro a todos lados buscando a la persona que era jefa del lugar.

-Srta. Andrea-dijo un hombre Calvo, ojos cafés y piel levemente morena.

-Si soy yo-dijo la peli negra-y...¿Dónde trabajaré?

-Por aquí-dijo el hombre llevándola a una oficina pequeña con una computadora, igual que el de las demás persona que vio anteriormente.

-gracias-dijo la joven sentándose en la silla de su nueva "mini oficina" y empezó a trabajar, pero antes darle gracias a Dios por este nuevo trabajo.

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Caminaba a su trabajo, habían pasado 7 días desde que llegó, mientras hacia el trayecto de ida, pensaba que algo iba a pasar en ese día.

Cuando llegó al piso de economía, la gente la miraba de mala manera ¿Qué había echo ella?, sin pensarlo dos veces, llegó a su oficina y vio una tarjeta de color rojo que estaba pegada a la pantalla de su computador, la despegó y la leyó.

Para seguir trabajando debes firmar esto.

Dios esta muerto.

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firma aquí


Andrea se sorprendió mucho al leer esto, frunció el ceño y decidió ir donde el jefe, cuando llegó vio un hombre corpulento, pelo rojo y con ojos azules oscuros.

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