CAPITULO 16: Me niego.

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Ya ha pasado más de una semana desde lo de Scott, y no aguanto más. Cada noche sueño con él, no me concentro en clase y antes de darme cuenta, tengo su nombre escrito por toda mi libreta.

Mi enfado no hace más que aumentar. ¿Por qué demonios tiene que marcharse? ¿Por qué todos a los que necesito me abandonan?

Y esto es lo que estoy pensando ahora, a las tres de la mañana, metida en mi cama.

Y llego a una conclusión; la vida son dos días, y no pienso desperdiciar ni un minuto más lejos de él. Me da igual si luego tiene que irse, me da igual si no lo volveré a ver nunca más, pero pienso aprovechar hasta el último minuto a su lado.

Me levanto de la cama y me pongo unos vaqueros oscuros, una camisa blanca sin mangas y unas Mustang.

Me cepillo el pelo y bajo las escaleras.

Cojo mi móvil y llamo a Bri. A los tres tonos contesta.

-¿Quién osa interrumpir el sueño de una bella dama?-Pregunta con voz adormilada.

-Yo, idiota.-Suelto una risita.-Dame la dirección de Scott.

***

A los quince minutos, me encuentro delante de una casa preciosa, un chalet para ser exactos. No vive lejos de mi casa.

El chalet es de un color azul oscuro precioso, con un gran ventanal dando a un salón, que consiste en un sofá negro pero seguro que muy cómodo, una mesita blanca enfrente de este, una alfombra negra de pelo, y una televisión. Detrás del sofá se encuentra una mesa de madera oscura con cuatro sillas dispuestas alrededor. La pared del fondo está ocupada por un mueble que hace de librería y por la puerta que da al pasillo.

Me acerco no muy segura a la puerta y, tras vacilar un poco, llamo al timbre.

A los pocos segundos aparece Scott, con el pelo revuelto de dormir y sin camiseta. Su ceño está fruncido, pero cuando me ve, su expresión se relaja y sonríe de una forma apenas visible.

-Dani.

Empiezo a estallarme los dedos, como hago cuando estoy nerviosa, y sin recibir una invitación de su parte, me cuelo por debajo de su brazo y entro en su casa. Me dirijo instintivamente al salón.

A los pocos segundos Scott está entrando por la puerta.

Abre la boca para hablar, pero lo interrumpo.

-Déjame hablar.-Le digo.-Esto... esto está mal.-Me acerco a él, apenas hay medio metro entre nosotros.-Me niego a estar un segundo más alejada de ti. Vamos a aprovechar cada minuto de estos pocos meses juntos. Y no se hable más.-Noto como una lágrima se derrama por mi mejilla, pero la ignoro.

-Empezando desde ahora.-Susurra.

Agarra mi cara entre sus manos y me atrae hacia él, en un beso lleno de impaciencia y deseo.

Nos separamos un poco para respirar, y pegamos nuestras frentes.

-¿Ves? Esto está bien.-Digo en un susurro. Scott suelta una risita y me vuelve a besar.

Posa sus manos en mi cintura y yo rodeo su cuello. Caminamos hasta sentarnos en el sofá, yo sobre él.

Me separo cuando una idea cruza mi mente.

-Así que... eres algo así como mi propio Patch, ¿no?-Pregunto con una sonrisa. Abro los ojos como platos cuando otra idea se me cruza por la cabeza.-¿Existe?-Pregunto entusiasmada.

-No, pero me tienes a mí.-Dice enarcando una ceja.

Frunzo los labios, y dejo escapar un sonido de desaprobación.

-¡Oye!-Me recrimina, pero no puede reprimir una risa.

-Es broma.-Le abrazo y apoyo la cabeza en su pecho desnudo.-¿A que me dejas dormir aquí?

Él se ríe y me coge en brazos. Suelto una risa y me abrazo a su cuello.

Scott sale del salón y comienza a subir los escalones hasta llegar a su habitación. Es preciosa, cama gigante con sábanas azul oscuro, alfombra blanca, y otro ventanal que da a la parte de atrás de la casa.

Scott me deja sobre la cama y le sonrío. Abre su armario y saca una camiseta y unos pantalones suyos negros. Me los da y se gira para que me cambie. Lo hago y le indico que ya puede girarse.

Deja escapar un silvido y me mira de arriba abajo. Me sonrojo ligeramente, y me meto entre las sábanas.

Él se mete a mi lado y me atrae contra sí. Deposita un beso en mi cuello y me estremezco.

-Buenas noches.-Me dice con la cara enterrada en mi pelo.

-Buenas noches.-Le respondo.

Aún así, no puedo dormir en toda la noche, pensando en que por fin estamos juntos. Aunque sea por un corto tiempo, lo estamos.

Los ángeles son una tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora