La noche mas oscura

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Pongo mis manos en el césped y mis rodillas se resbalan hasta que tocan las pantorrillas. Alzo la mirada y Artemisa me mira con algo parecido al odio.

—Tu estás lista, tu puedes hacerlo, tu eres una musa, poseedora y protectora. Tendrás que decidir que eres.

¿Decidir? No se que soy. Solo se  que soy una musa con un regalo de  un dios griego.

—No se lo que soy.—le digo con la mirada perdida.

—Deberías saberlo, pero ya no hay tiempo.

Y con eso el tiempo regresa y ella se va.  Rápidamente me pongo en pie, miro mi brazo y no hay lazos, en mi cuello sigue el llamado.

Miro sobre los Vigilantes y veo como alguien se hace espacio entre la multitud para llegar hacia mi. Nicolás, el me mira con el ceño fruncido. Algo se ve diferente en él.

— ¿Como llegaste aquí tan rápido?—susurra, ya que mi padre aún sigue hablando.

—No lo sé.—lo miro bien, definitivamente algo cambio en él.

—Phoe, tu aura esta mas fuerte.—Nicolás me toma del brazo y lo examina.

—No están.—niego lentamente. Los lazos no se ven como antes.

—Fase tres en proceso.—el me mira pensativo. Nicolás se da vuelta y sigue mirando a mi padre hablar, cierro los ojos y veo su aura. O mas bien la de todos los vigilantes, excepto que la de él es dorada En vez de blanca. En cerca de su corazón se puede ver el pequeño circulo de inicio de su aura, este se expande sobre su cuerpo.

Abro los ojos al sentir una brisa y cierro los puños con fuerza, ¿Quien soy yo? Creía saberlo, pero creo que eso era mas para las personas que para mi. Nicolás se me acerca y me toma de la mano.

—Es hora.

Asiento y los Vigilantes se nos acercan, miro a mi papa de lejos y el me sonríe. Te quiero papá. Le de vuelvo la sonrisa y miro a cada uno de los Vigilantes que nos siguen. Los rostros se me son conocidos, algunos.

Nicolás silba llamando la atención de los Vigilantes y por sus rostros puedo decir que la mayoría son asiáticos. El extiende una mapa.
¿De donde sacó el mapa?

—Nosotros entraremos por el teatro. Nuestro objetivo es encontrar a los dos niños.—le informa él y ellos asienten.

*

Mi cabello choca contra mi espalda, en mi cara corre el sudor, la velocidad en la que corro es increíble. El llamado brilla y golpea mi pecho con cada paso que doy los árboles son testigos de mas de ochenta Vigilantes correr entre ellos, todos con un objetivo: Destruir a el dios de la destrucción.

El corazón late sin control, junto a mi esta la persona que me ha visto crecer, que me declarado su amor. Y por otro lado estoy yo, la que apenas tiene dieciocho años y no sabe donde esta parada. Pero no estoy sola, se que no. Mis pies sienten un cosquilleo al tocar el suelo cada dos segundos. Mis manos me ayudan a correr mas rápido. Un grito nos alerta a todos y me quedo estática, los demás Vigilantes se de tienen. Conozco ese grito, Arpía.

Miro a Nicolás y el me mira, su mirada es dura pero se lo que intenta decirme:

Ten calma.

Miro el cielo, creo que es la noche mas oscura. Los arboles no me ayudan solo hace que el bosque se vea mas oscuro. Lo único que ilumina el lugar es el llamado que se mantiene en mi pecho.

Transcendence la Profecía(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora